sábado, 17 de diciembre de 2011

LA TORRE DE SAN GIL

Cualquiera hemos podido leer en el libro sobre “Arte Mudéjar Aragonés”, de Gonzalo Borrás, que la iglesia de San Gil ya existía en 1118 (el mismo año de la conquista cristiana, ¡vaya prisa que se dieron en construirla!, ¿no sería que reaprovecharían la mezquita que allí hubiera?), que la torre es cuadrada en su cuerpo bajo pero que luego se ensancha y se convierte en rectangular mediante una “solución ingeniosa”, que ese cuerpo cuadrado de la torre es anterior a la iglesia (¿para qué hacen una torre antes que la iglesia?) y, finalmente, que todo el conjunto “aunque carezcamos de datos documentales, debe situarse en la primera mitad del siglo XIV”, hasta su remodelación en época barroca.

Bueno, pues nos quedamos tan bien pagados, hasta que viene alguien y se atreve a cuestionarlo. En su día, ya fue Agustín Sanmiguel, con aquella sagacidad que le caracterizaba. También los arquitectos Javier Peña y José Miguel Pinilla, pero, ahora, éste vuelve a la carga con unos argumentos exquisitamente fundamentados.

Debo aclarar que la especialidad principal de la profesión de arquitecto es la habilidad para componer volúmenes y espacios con cierta armonía. Podemos ver multitud de iglesias con sus correspondientes torres en las que éstas se encuentran ubicadas de múltiples maneras con respecto a aquéllas: a los pies de la nave, a un lado, al otro,… incluso exentas, por lo que será difícil que el común de los mortales lleguemos a sorprendernos por semejante cuestión. Pero cuando el observador es un arquitecto acostumbrado a resolver planteamientos de esta naturaleza en función de las circunstancias particulares de cada obra, la cosa cambia, si lo hace con ojo crítico y detecta incongruencias de las que piensa que difícilmente se le hayan podido ocurrir a ningún “compañero” suyo, sea de los tiempos que sea. Empieza a preguntarse “por qué hicieron esto así, por qué, por qué, por qué, …", tira del hilo, se documenta, lo razona desde el punto de vista técnico y sale lo que sale.


Éste es el caso de la torre de San Gil. Otro alminar más de nuestra Saraqusta del siglo XI, aunque éste más modesto que el de la Magdalena, pero tremendamente interesante por todo lo que representa.

Recomiendo su lectura, que no tiene desperdicio:

sábado, 26 de noviembre de 2011

LA TORRE DE LA MAGDALENA O EL ALMINAR DE BAB AL-QIBLA

Esta vez se trata de otro sugerente trabajo de José Miguel Pinilla, en relación con una torre supuestamente mudéjar de Zaragoza, bien conocida por todos nosotros por su enclave tan especial: la torre de la Magdalena, situada en la C/ Mayor.


Reflexionemos un momento sobre algunas de las cosas que la historiografía oficial nos ha contado de esta torre, sólo para clasificarla forzadamente como una más dentro del mudéjar construido en época ya cristiana.


Resulta que en diciembre de 1118, los cristianos conquistan Zaragoza, una ciudad que, ella sola, ya albergaba a muchos más habitantes de los que pudiera tener el reino de Aragón hasta ese momento. Como consecuencia de aquel suceso bélico, la ciudad queda devastada y el 90% de su población emigra a tierras del Sur y de Levante.


Milagro: en 1126 –tan sólo 8 años más tarde- las fuentes ya mencionan una iglesia en ese lugar, que ya debía tener un “campanar”, pues a éste también se le cita unos años más tarde, pero, claro, cualquier cosa antes que pensar que bien pudiera ser la mezquita y su alminar de época islámica, consagrados para el culto cristiano y reutilizados como iglesia y campanario. Llegan, incluso, al absurdo de inventarse que, inmediatamente después de la conquista cristiana, se ponen a edificar una iglesia y una torre en estilo románico (de los cuales nunca se ha encontrado resto arqueológico alguno), para derribarlos apenas dos siglos más tarde y construir la iglesia y la torre que hoy conocemos.


Fuerte, ¿verdad?.


También pueden contarnos el de Caperucita y el de Blancanieves, pero lean esto que es más lógico y más real, a la vez que mucho más extraordinario:

http://sites.google.com/site/zagralandalus/alminar-bab-alqibla

sábado, 19 de noviembre de 2011

EL ALMINAR DE AZUARA

Azuara es un pequeño pueblo situado en la comarca del Campo de Belchite, a unos 57 Km. de Zaragoza. Entre su patrimonio se encuentran restos de la muralla andalusí, un yacimiento romano, pasadizos subterráneos, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Piedad, etc.

Esta Iglesia Parroquial es de estilo mudéjar, de una tipología denominada "iglesia-fortaleza", que consistía en construir pequeñas torres que servían de contrafuertes para contrarrrestar los empujes laterales de la nave principal.


José Miguel Pinilla ha descubierto que una de esas torres-contrafuerte no es sino el antiguo alminar desmochado de la época andalusí. Así pues, el catálogo zagrí va aumentando.


Como me parece una argumentación deliciosa, aquí pongo el enlace:


http://sites.google.com/site/zagralandalus/alminar-de-azuara

viernes, 11 de noviembre de 2011

LOS BANU QASI (2)

El otro día le comentaba a Manolo Leciñena que jamás se me hubiera ocurrido hurgar en la historia de los Banu Qasi de no haber aparecido en el cementerio islámico de Tauste gentes que vivieron en aquella época, bajo el dominio de aquel linaje oriundo de Tudela, a cuyo distrito parece ser que perteneció Tauste en aquellos primeros tiempos del dominio islámico.


Pues bien, vamos a seguir contando algunas cosas de aquellos descendientes del conde Casio. Decíamos que Musa ibn Musa (también conocido como Muza II) había nacido hacia el año 800 del matrimonio entre Musa ibn Fortún y Onneca, la cual, a su vez, era madre de Iñigo Arista, primer monarca del reino cristiano de Pamplona. Por si este lazo no fuera suficiente entre las dos familias (la musulmana de Tudela y la cristiana de Pamplona), nuestro Musa se casó con su sobrina Assona, hija de su hermano de mitad Iñigo Arista, para que veáis que esto de la consanguinidad en las familias reales viene de lejos.


Me parece interesante resaltar lo que cuenta José Luis Corral, en “Historia de Aragón”, editado por Heraldo de Aragón en 1991, acerca de Musa ibn Musa:


“Pronto adquirió una gran relevancia y fue nombrado gobernador de Tudela, una de las ciudades más importantes de la Marca Superior. Su carácter indomable y rebelde provocó en algunas ocasiones la ruptura con el poder de los emires cordobeses, lo que no impidió que fuera confirmado en su cargo varias veces.
Fue un gran caudillo militar y alcanzó un poder y una fama enormes. Llegó a convertirse en una verdadera leyenda para los musulmanes españoles, hasta tal punto que fue llamado “el tercer rey de España”.
Muerto en una campaña en Guadalajara en el año 862, su fama creció aún más fomentada por el prestigio de sus hijos, que extendieron el poder de los Banu Qasi hasta dominar buena parte de la Marca Superior y crearon en sus dominios un verdadero estado autónomo.”


Bueno, pues estas gentes eran las que paseaban por estas tierras en aquellos años, hace "sólo" doce siglos. Pero, es curioso: Tudela existía, Borja existía, Ejea existía... y Tauste no existía. O, al menos, esa es la conclusión que siempre han sacado los historiadores del hecho de que de esas poblaciones hay noticias escritas en aquella época y, sin embargo de Tauste, no. ¿Y por qué aquí ya había un cementerio en el año 700?.


Por el mismo razonamiento, dentro de varios siglos pensarán que la torre de Tauste no existía en 2001 porque en unas rutas del arte mudéjar publicadas por Heraldo de Aragón en aquel año omitían nuestra torre. Tampoco existía en 2008, porque no había ninguna mención a ella en el pabellón de la DPZ, donde había fotografías de torres de muchos pueblos de la provincia, pero la de Tauste no estaba. "No es posible que existiera semejante torre en 2008 y pasara desapercibida ", dirán en el siglo XXV, cuando vean documentos y vídeos de la Expo 2008. Por supuesto, también tendrán que pensar que el Canal de Tauste, en 2008, no existía todavía.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

VAMOS AVANZANDO

No se me había ocurrido que fuera motivo para publicar un artículo en este blog y, por eso, no lo hice, pero lo ha hecho Zagrí y me apetece enlazarlo para darlo a conocer.


Resulta que D. Basilio Pavón Maldonado , conocido profesor e investigador de arte hispanomusulmán, en un trabajo reciente titulado "Poder y seducción de alminares y torres mudéjares en el Islam Occidental. El referente de Aragón (segunda parte)", ha tenido a bien contar en su bibliografía con mi trabajo "Tauste en los siglos XI al XIII", y cual es mi sorpresa cuando vi que lo calificaba de "trabajo excelente desde el punto de vista técnico". Aprovechando el propósito que tenemos de realizar un amplio trabajo en el que se localice el patrimonio zagrí de Aragón y documentarlo adecuadamente desde el punto de vista técnico, ante el silencio injustificable de la Universidad de Zaragoza, no pude resistir la tentación de enviar una carta a este personaje. Si los "ínclitos" de nuestra tierra prefieren seguir ajenos a esta realidad, bien tendremos que buscar apoyo en otros lugares donde exista una mayor apertura de miras y menos orgullo para reconsiderar ciertas cosas.

Pues bien: aquí tenéis el enlace donde Zagrí ha colgado mi carta, aun sin saber siquiera que D. Basilio Pavón fuera a responder, y, encima, tan pronto, de esta manera:

Estimado don Jaime. Recibo su atenta y larga carta, todo un reto arquitectónico, artístico y arqueológico dentro de la historia hispanomusulmana, que he leido atentamente y que cuando sea oportuno contestaré con amplitud, pues plantea un problema muy generalizado en alminares de mezquitas y torres de iglesia mudéjares de ámbito occidental y peninsular. Un saludo afectuoso.


Me parece muy significativo que, por fin, una verdadera autoridad dentro del mundo de la historia del arte hispanomusulmán contemple la posibilidad de que lo que estamos defendiendo no es ninguna tontería.


No quisiera pecar de inmodestia, pero me apetecía compartirlo y aquí está.





sábado, 29 de octubre de 2011

LOS BANU QASI (1)


Nos habíamos quedado en que, con la llegada del ejército musulmán al Valle del Ebro en 714, el conde visigodo Casius, señor de estas tierras, pactó con el caudillo Tariq ibn Ziyad para mantener sus dominios a cambio de convertirse al Islam y hacerse vasallo del califa omeya, que residía en Damasco. La consecuencia de todo ello fue la conversión de casi toda la población y el cambio paulatino que supuso pasar de una sociedad hispanorromana dominada por la minoría visigoda, a otro modelo influenciado por las nuevas corrientes islámicas. Estamos hablando de la época que le tocó vivir a nuestro personaje de la tumba nº 2.


Decíamos también que este hecho fue el origen de un importantísimo linaje, los Banu Qasi (“hijos de Casio”, con nombre ya arabizado). Como cuenta Marisancho Menjón, esta familia mantuvo un estatus especial de amplia autonomía dentro de la Marca Superior, es decir, esa especie de “protectorado” que comentábamos en el artículo anterior, con un gran poder sobre esta zona del Valle del Ebro. Recuerdo, especialmente, una frase de Marisancho, el día que expuso su trabajo sobre el Castillo de Sora en Castejón de Valdejasa: decía “eran muy suyos”, en relación a los habitantes de este lugar y a su constante afán de independencia. No olvidemos que estamos hablando de un territorio fronterizo entre los mundos islámico y cristiano, algo que, indudablemente, debe imprimir carácter en sus gentes.


Se ve que los Banu Qasi sabían jugar muy bien a todas las bazas y utilizaron su habilidad y su coraje para engrandecer su poderío. Musa ibn Fortún, nieto de aquel conde visigodo, se casó en 784 con Onneca. ¿Qué tenía de particular esta mujer?. Pues que anteriormente había estado casada con el vascón Íñigo Jiménez, de quien tenía un hijo, Íñigo Íñiguez, que más tarde sería el primer rey de Pamplona, más conocido como Iñigo Arista. Es decir, que nuestro Musa Ibn Fortún fue nada menos que padrastro del famoso Íñigo Arista. El hijo nacido de Musa y Onneca se llamó Musa ibn Musa, hermano de madre, por tanto, del rey de Pamplona Iñigo Arista. El asunto no es nada baladí, pues ambas dinastías (la una cristiana y la otra musulmana) se sirvieron de apoyo durante mucho tiempo para mantener sus respectivas independencias: por una parte, Pamplona del poder franco y de sus intentos expansionistas y, por otra, los Banu Qasi respecto del poder de Córdoba. De todo esto podemos deducir que, durante mucho tiempo, en estas tierras no lucharon "moros y cristianos", sino ambos, unidos, contra lo que consideraban injerencias extrañas en lo que era suyo.

También, en el ámbito de las luchas internas entre árabes y bereberes, Musa ibn Fortún, se ganó la consideración del emir de Córdoba Hisham I, proporcionándole su apoyo contra el levantamiento de Said ibn al-Husayn, en la zona de Tortosa, al que combatió y mató. Después se apoderó de Saraqusta, pero la cosa no terminó demasiado bien para este nieto de Casio, pues acabó muerto por un liberto de Al-Husayn.


Su hijo, Musa ibn Musa, fue todo un personaje. Llegó a llamarse “el tercer rey de España”. De eso hablaremos en la próxima ocasión.

sábado, 15 de octubre de 2011

TERRITORIO INDEPENDIENTE

La historia de Tauste se perdía en la noche de los tiempos antes de la conquista cristiana. Era como si nuestro pueblo no hubiera existido. A pesar de las evidencias de que la torre de Santa María no pudo ser construida junto con la iglesia sino que ya existía de antiguo, como alminar de la mezquita, se negaba tal circunstancia con el argumento principal de que, si hubiera existido Tauste como núcleo importante de población, debería haber constado en más documentos escritos de la época y, sin embargo, no era así.


Con la demostración de que la torre tenía al menos dos siglos más de antigüedad que la supuesta hasta entonces, conseguimos echar un poco de luz y correr esas tinieblas hacia tiempos atrás, de momento, hacia el siglo XI, época de la Taifa de Saraqusta. La gran sorpresa vino cuando encontramos el cementerio musulmán, datable desde, al menos, principios del siglo VIII. Ahora nos queda la labor de ponerles historia y vida a estos personajes que vivieron aquí antes que nosotros, que, sin duda, la tuvieron.


Viajando desde nuestros días hacia el pasado, es relativamente fácil imaginar cómo pudo ser la vida de las gentes de nuestro pueblo, a través de toda la historia escrita y llegar hasta el momento de la conquista cristiana a principios del siglo XII. Lo es menos imaginarla en la época anterior, remontándonos desde 1121 hasta 1018, marcada por el esplendor del reino de Saraqusta (donde situamos la construcción de la torre), mucho menos en todo ese periodo convulso de pertenencia al reino de Alandalús (en que nos iríamos remontando hasta 714, datación de nuestro personaje más antiguo desenterrado) y ya, hoy por hoy, lo que se nos pierde en la noche de los tiempos es todo lo anterior a esta fecha. Pero, bueno, algo es algo: hemos corrido las tinieblas de la historia de Tauste nada menos que cuatrocientos años hacia atrás.


Mucha más luz se merece todo esto y sigue siendo un enigma el hecho de Tauste no aparezca en los tratados de los geógrafos andalusíes, siendo que ya existía como población estable.


Marisancho Menjón, en su libro sobre el Castillo de Sora, nos aporta un argumento que puede ser la clave para poder explicar este “vacío exasperante”. Comentábamos en otro artículo que, cuando llegaron los musulmanes al valle del Ebro, estas tierras pertenecían al conde Casius, y éste pactó con ellos para seguir conservando sus dominios, a cambio de convertirse al Islam y hacerse vasallo suyo. Hace referencia a un singular documento, la llamada “Noble carta de al-Gassani”, donde dice que Musa ibn Nusayr (compañero del caudillo árabe Tariq) dejó a los cristianos que vivían en lugares inaccesibles del Norte sus bienes y el uso de su religión a cambio del pago de tributos, y el resto del territorio de la Penísula lo repartió entre sus militares (comarcas conquistadas por la fuerza), a excepción de tres distritos: Santarén y Coimbra en el Occidente, y Ejea en el Oriente de España.


Puede esto significar –y así lo explica Marisancho- que, desde el principio de la dominación musulmana, este territorio quedara como un “protectorado”, con un estatus extraordinario de independencia, y no como una tierra conquistada de pleno derecho, por lo que las fuentes árabes nunca lo citarían dentro de las demarcaciones administrativas de Alandalús. Así pues, pasarían de describir nuestro pueblo y de contar cosas como que, ya en el siglo XI, “desde la ribera del Ebro se divisa hacia el Norte un monumental alminar que más se parece a los persas que a los cordobeses”. Si así hubiera sido, ya nadie hoy cuestionaría el verdadero valor de nuestra torre ni se plantearía todavía la duda de si es mudéjar o zagrí.


Iremos contando más cosas sobre ello.

sábado, 8 de octubre de 2011

JESÚS ALEGRE GIMENO


Ayer, por fin, pudimos ver la proyección del vídeo elaborado con motivo de la representación del Voto de San Miguel, que tuvo lugar el pasado día 7 de mayo.


No era nada público, pues la única pretensión era que lo pudieran ver todas aquellas personas que habían participado, de una manera u otra (“venerables et senyores muy magnificos de la villa de Tahust”). Vamos, casi lo que podríamos llamar "un acto entre amigos", pero, como éramos tantos los participantes, casi se llenó el salón de actos de la Casa de Cultura.


El acto comenzó con unas palabras de agradecimiento por parte de Jesús Alegre a todos los participantes y colaboradores, tomando la palabra, a continuación, la presidenta del Patiaz, Mª Teresa Ansó, recalcando que, de igual forma que este logro ha sido el producto de una iniciativa nacida desde el Patiaz con la implicación de todo un pueblo, no debemos cejar en conseguir cosas para Tauste, vengan de quien vengan, que hay mucho por hacer, mostrando al Patiaz abierto a colaborar con todo el mundo que quiera ofrecer o exponer sus ideas, porque nuestro principal objetivo es el engrandecimiento cultural de nuestro pueblo.


La grabación quedó impresionante. Me emocionó especialmente la forma en que dice Cristina (la narradora), casi al final del acto, “por los que vendrán”, después de haber oído la explicación de Mª Jesús Torreblanca (la doctora en Historia que hizo el trabajo sobre el Voto) sobre la exclusividad, a nivel nacional, de un hecho acaecido hace seis siglos, del cual exista un documento notarial que describa de forma tan detallada los hechos, así como el compromiso de todo un pueblo y que, hoy en día, casi seiscientos años después, se siga respetando. Se dice pronto, seis siglos, generación tras generación. “Hoy me parece un lujo poder estar aquí”, decía Mª Jesús el día de San Miguel.


El vídeo refleja el gran trabajo llevado a cabo por muchas personas, pero quiero destacar aquí, desde estas líneas, a una de ellas, sin la cual esta magnífica labor no se hubiera llevado a cabo. Se trata de Jesús Alegre Gimeno (“Malocha”, como gusta llamarse él mismo, porque es su mote familiar). Fue él quien detectó que el encomiable trabajo de Mª Jesús Torreblanca sobre el Voto de San Miguel en Tauste, instituido en 1421 ("feyto en la villa de Tahust, ocho dias del mes de mayo anno a Nativitate Domini millesimo quatorcentesimo vicésimo primo"), podía ser perfectamente, debidamente adaptado, el guión de una representación en la que se escenificara lo que verdaderamente sucedió aquel día, “por dentro de la yglesia de senyora Sancta Maria”.


Los que estuvimos cerca de él (y, a veces, no lo suficientemente cerca, todo hay que decirlo) sabemos lo que esta persona ha trabajado para llevar a cabo semejante evento. Hasta que no se ven las tripas de un proceso de este tipo, no puede uno imaginar las innumerables dificultades que es preciso salvar y las veces que se estuvo a punto de tirar la toalla. Cualquiera la hubiera tirado (“oye, que le den, que, al fin y al cabo, yo no gano nada con esto”, hubiera dicho cualquiera) y, tengo que decir que no fueron pocas las veces que vimos a Jesús desalentado, poniendo mucho esfuerzo y muchas horas de su tiempo sin que se viera el fruto que hubiera sido esperable, pero, al final, lo consiguió.


Sí, como él dice, fue una labor de equipo, de mucha gente, que pudo salir adelante gracias a la colaboración del párroco (José Ignacio Longás), del Ayuntamiento, de entidades colaboradoras (Cooperativas de San Miguel y de San Simón y San Judas)…, de acuerdo, pero tengo que decir que si, en cualquiera de aquellos momentos de flaqueza ante las dificultades, Jesús hubiera tirado la toalla, todo se hubiera quedado en agua de borrajas. Y lo hace así, de esa manera tan suya, sin que se note que está.


Felicidades, Jesús. Enhorabuena. Uno puede sentirse orgulloso de ser taustano por muchas cosas, pero, sobre todo, porque en Tauste hay gente como tú.

miércoles, 5 de octubre de 2011

¿INVASIÓN MUSULMANA?


Lo que quiero contar en este artículo no es algo que no haya explicado en otros anteriores, pero, a la vista de algunos comentarios oídos en fechas recientes, me apetece incidir de nuevo sobre ello.


Tal y como nos contaron la historia en la escuela, parece ser que, a principios del siglo VIII, ésta era una tierra habitada por gentes cristianas que fue invadida por un ejército musulmán, despiadado y feroz, que acabó con la paz de este lugar, aniquilando a aquellas pobres gentes, esclavizándolas o expulsándolas, hasta que, cuatrocientos años más tarde, los descendientes de aquellos desgraciados, gracias al caudillaje de Alfonso I el Batallador, consiguieron, por fin, recuperar sus tierras y reincorporarlas al reino de Aragón, tierras de las que tan injustamente se habían estado aprovechando aquellos malvados sarracenos durante cuatro siglos.


No voy a entrar aquí en disquisiciones sobre quiénes fueron los buenos ni quiénes fueron los malos, pero realmente los hechos que sucedieron distan mucho de esa versión (podéis leerlo en el libro sobre “El Castillo de Sora”, de Marisancho Menjón). Resulta que todo este amplio territorio situado en el valle medio del Ebro era propiedad de un noble visigodo o hispanorromano llamado Casio, quien, al enterarse de la llegada del ejército musulmán, con Tariq al frente, salió a pactar con él, llegando a un acuerdo según el cual Casio se hacía vasallo suyo a cambio de que se le permitiera conservar todos sus dominios. Para ratificar el pacto, parece ser que el tal Casio tuvo que hacer un viaje hasta Damasco para rendir vasallaje al califa omeya, que era la máxima autoridad de todo el gran imperio islámico. A partir de ahí, sus descendientes pasaron a llamarse los Banu Qasi (hijos de Casio). Naturalmente, como el "señorito" se había convertido a la nueva religión, las gentes que vivían en sus dominios también lo hicieron, algo totalmente lógico, pues, aunque se les permitía conservar su religión cristiana, convertirse al Islam tenía sus ventajas, sobre todo de tipo económico (impuestos), máxime si nos situamos en una época en la que la supervivencia era la máxima preocupación que pudiera tener cualquier ser humano (la suya propia y la de su familia).


Por tanto, cuando decimos “árabes”, en alusión a los habitantes de estas tierras entre el siglo VIII y principios del XII, debemos ser conscientes de que la denominación no es correcta. Realmente, se trataba de gentes oriundas de este mismo lugar desde tiempos inmemoriables, lo cual no excluye que vinieran, además, gentes del resto del mundo islámico, pero siempre serían una minoría.


El valle del Ebro quedó constituido como Marca o zona fronteriza, denominada Marca Superior de Alandalús o Zagr-Alandalús. En 1018 se independizó del resto del mundo islámico y se constituyó como reino, con capital en Saraqusta, siendo Mundir I su primer monarca y llegando a ser uno de los más ricos y prósperos de toda la Península. Mientras tanto, Aragón se limitaba a un pequeño condado pirenaico dependiente del reino de Pamplona hasta que también se constituyó como reino independiente en 1035, siendo su primer rey Ramiro I, hijo del rey pamplonés Sancho III el Mayor.


Significa esto que, cuando Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, conquista estas tierras (Zaragoza en 1118 y Tauste en 1121), éstas quedan incorporadas a su reino por primera vez, ya que nunca antes habían pertenecido al mismo. Es por ello que debemos hablar de “conquista” y no de “Reconquista”.


Según las fuentes, entonces sí que se produjo un fuerte desplazamiento de la población nativa, pues es sabido que estas tierras tuvieron que ser colonizadas por gentes del sur de Francia y de los Pirineos, de los que, probablemente, descendamos la mayoría de nosotros. La colonización debió de ser lenta y dificultosa. Prueba de ello es el otorgamiento de la Carta de Población en 1138 que Ramiro II el Monje y su yerno, Ramón Berenguer IV, otorgó a la villa de Tauste, con grandes privilegios, para incentivar el establecimiento de gentes foráneas en este término.





viernes, 23 de septiembre de 2011

LA MURALLA ANDALUSÍ DE TAUSTE (2)


El pasado 16 de abril colgué en este mismo blog un artículo sobre la muralla andalusí de Tauste, en el que detallaba los vestigios que nos quedan de la misma. Decía que el más significativo de todos es el de la C/ Rey de Artieda, en su esquina con la Plaza de la Picarra, dado que presenta un cubo cilíndrico que debió servir como lugar de defensa y puerta de la muralla en ese punto, pudiendo estar en este lugar la “Puerta del Arba” o Bab 'Arbaº (en árabe).







Sobre este lienzo, la Asociación Cultural “El Patiaz” había presentado unos meses antes ante el Ayuntamiento una propuesta para el adecentamiento del mismo, ya que es una de las paradas habituales en las visitas turísticas guiadas a nuestro pueblo. La propuesta, que se hacía en el momento más oportuno, aprovechando la inmediata acometida de las obras de urbanización de esa calle, resultaba muy económica y consistía en dar un tratamiento distinto al pavimento, eliminar los cables aéreos que atraviesan todo el frente, repasar la superficie con pasta de yeso tradicional, colocar un cartel explicativo en castellano y en inglés y vallar el pequeño recinto para protegerlo de vandalismos.

Por otra parte, el dato de actualidad, en el momento de aquel artículo, era la aparición de restos de muralla bajo la calle, en la bajada de la Iglesia hacia la Picarra, planteando las incógnitas que aquellos restos suscitaban y la oportunidad de rescatar parte del trazado de la misma, aprovechando que el lugar por donde parecía continuar se encontraba de tierra y no suponía ningún impedimento para la circulación rodada ni para el desarrollo del resto de las obras. También se trasladó esta sugerencia al Ayuntamiento, siempre desde la hipótesis más probable de que se tratara de la muralla andalusí, porque pensábamos que nuestro pueblo había sido fundado en la época de dominio musulmán. Sólo requería cierta labor de coordinación, para lo cual ofrecíamos nuestra disponibilidad desinteresada, tanto personal como profesional.






El resultado de las pruebas de Carbono-14 aplicadas a los restos de la necrópolis islámica de Tauste abren nuevos horizontes sobre el origen de nuestro pueblo, sabiendo ahora con bastante certeza que su fundación no es islámica, como siempre se había pensado, sino anterior. Comentábamos en el artículo anterior una mayor probabilidad de que fuera fundado en época prerromana que en las posteriores (romana o visigoda). Hay que destacar que el lienzo del inicio de la C/ Rey de Artieda (cubo cilíndrico) tiene el sistema constructivo característico de otras fortalezas islámicas, como la de Calatayud u otras del valle del Ebro, que consiste en adosar las piedras de yeso al propio talud, sirviéndole de refuerzo y contención, pero los restos aparecidos bajo la calle con motivo de las obras pueden ser de otra época.


Puede haber quien opine que no tienen ninguna importancia, dada la pobreza de esas construcciones, pero hay que pensar que no podemos relegarlas al olvido y la destrucción, viendo como en otros lugares hallazgos similares son rescatados y apreciados tanto por los propios del lugar como por los visitantes, constituyendo un valor añadido a su patrimonio, incentivo para el turismo y fuente de riqueza, mientras tanto, en nuestro pueblo, tan amantes como somos de nuestras tradiciones, somos capaces de ver cómo desaparece nuestra historia y nuestro patrimonio sin apenas pestañear.

Se ha desperdiciado una ocasión de oro para soterrar los cables que tanto afearán a nuestra muralla (si es que conseguimos que se restaure). No conformes con eso, nos han “adornado” el rincón con la colocación de un "bonito" armario de instalaciones y nos han pavimentado todo para que no podamos descubrir nada. Y ahora, ¿qué?.






En un pueblo donde no se puede cambiar el día de la fiesta de la Coronación de la Virgen porque es el 21 de septiembre y no otro día, pero sí se puede ver desaparecer -por ejemplo- una ermita vinculada a seis siglos de historia, tradición y vivencias de nuestros antepasados (me refiero a San José) sin que nadie se despeine, o los restos de una muralla de doce siglos de antigüedad, algo pasa.





Ermita de San José



domingo, 3 de julio de 2011

TENEMOS EN TAUSTE LA TUMBA ISLÁMICA MÁS ANTIGUA DE ARAGÓN (2)


¿Qué significa esto?. Pues, sencillamente, que en la primera mitad del siglo VIII, en el actual barrio del “Esporrín” (me enteré hace poco de que tenía ese nombre), ya había un cementerio y, si había un cementerio, es porque había una ciudad, lo que demuestra que la fundación de Tauste no es de época musulmana sino anterior.


¿Cuánto anterior?. Quién sabe. Aquí empezaríamos a plantear hipótesis que no dejarían de ser sino eso, meras hipótesis, en tanto que no se avance en la investigación. Al fin y al cabo, la construcción de la Historia consiste en eso, proponer caminos de solución y avanzar sobre los mismos, hasta comprobar si son certeros y se pueden dar por válidas las hipótesis planteadas, o erróneos y corregir el camino. De momento, si bien yo ya puse en entredicho la historiografía oficial sobre los orígenes de Tauste detectando errores evidentes en la interpretación constructiva de nuestra torre, a partir de otros estudios (investigadores como Francisco Íñiguez, Agustín Sanmiguel, Javier Peña o José Miguel Pinilla), plasmándolo en mi trabajo “Tauste en los Siglos XI al XIII”, ahora ya, con este descubrimiento, resulta que una parte del mismo ya puede tambalearse. Me refiero al planteamiento que hice del Tauste anterior al siglo XI como un pueblo muy pequeño (ese pequeño tamaño que los historiadores aún mantienen a principios del siglo XII). Quizá era ya algo importante, en cuanto a casco urbano y a población se refiere. Repito, quién sabe.


De cualquier manera, todo esto encaja con lo que cuenta Marisancho Menjón en su reciente libro titulado “El Castillo de Sora” (cuya lectura recomiendo), en las páginas 29 a 36, como también encaja con lo que ya escribió Miguel Angel Pallarés en el libro “Tauste, Agua y Vida”, donde fecha un capitel hallado en Barrio Nuevo, situándolo en la segunda mitad del siglo VII. Este dato es muy interesante ya que Pallarés, con toda prudencia, lo califica como “visigótico o árabe”, es decir, que puede estar a caballo entre ambas etapas de la historia, aunque su datación entre 650 y 700 parece indicar su inclinación a situarlo más bien en época visigoda. Por supuesto, se trata de un resto puntual, pero ¿qué pinta una pieza de alabastro tan finamente tallada como ésa, con decoración vertical hecha a cincel y trépano, de palmetas rematadas con volutas y con sogueados, en un pueblo al que todavía se le supone en la noche de los tiempos?. Si existía ya ese capitel en Tauste en esos años, no estaría sólo –evidentemente- y pertenecería a una construcción consecuentemente rica con el valor artístico que denota ese capitel. Si es posterior a 714, pudo ser la mezquita, pero si es anterior –como aventura Pallarés-, pudo ser una iglesia visigoda o un palacio de aquella época.


El catedrático D. Carlos Laliena, en un trabajo titulado “Acerca de la articulación social de los espacios rurales en el Ebro medio (siglos V-IX)”, asocia asentamientos de época visigoda con cursos de agua. ¿Hubo agua en el Esporrín?. Sabemos de la existencia de la balsa del “Granero”, en el inicio de la Avenida Obispo Conget, pero siempre hemos conocido toda esa zona como “Las Eras”, un auténtico secarral. Francisco Javier Gutiérrez lanza la reflexión de que “hay que pensar que el clima ha ido extremándose y secándose; tal vez hace mil y pico años esa balsa abasteciera campos de cultivo en esa zona”. Quién sabe.


Quiero decir con todo esto que nuestro “buen mozo” de la tumba nº 2 (habría que ponerle nombre, ¿no os parece?) no es el primer hallazgo de épocas tan tempranas de la historia de nuestro pueblo y que habrá que dejar de considerar esas épocas como “la noche de los tiempos”, como si nada hubiera habido.


De todas formas, tampoco parece muy creíble que Tauste sea una fundación visigoda, pues no es una etapa de la Historia de España que destaque especialmente por ningún esplendor demográfico ni urbanístico. Si no fue así, la etapa anterior es la romana, de la que tenemos constancia de la existencia de “villas” o caseríos en nuestro término municipal, pero ciudades... Además, tenían un concepto del urbanismo muy ortogonal, a partir de dos ejes perpendiculares (Cardo y Decumano) y todo un trazado perpendicular, cuyo exponente más cercano lo tenemos en Zaragoza, donde el Cardo es la C/ Jaime I y el Decumano la C/ Mayor. No es un modelo urbanístico que corresponda a nuestro pueblo.


Casi podemos encontrar mayor probabilidad en la época prerromana, de la que sí hay constancia de ciudades bien organizadas, como es el caso cercano de Valdetaus. Quizá no sea muy descabellado pensar que aquí hubo una ciudad contemporánea con aquélla: ésta en un escarpe sobre el río Arba y aquélla en otro sobre el río Ebro.


¿Quién sabe? De momento, todo son conjeturas, todo es posible y, como decía antes, la única forma de avanzar en el conocimiento de la Historia es estudiar, investigar, aventurar, equivocarse, rectificar, etc. Nuestro arqueólogo, Francisco Javier Gutiérrez, augura un futuro prometedor para Tauste en el terreno de la investigación arqueológica y en la puesta en valor de nuestro patrimonio y de nuestra historia. No corren buenos tiempos económicos, pero, poco a poco, tendremos que ir haciendo el camino.

TENEMOS EN TAUSTE LA TUMBA ISLÁMICA MÁS ANTIGUA DE ARAGÓN (1)

El pasado 29 de octubre colgué un artículo en este mismo blog en el que informaba del importante hallazgo de la necrópolis musulmana de Tauste.



Voy a confesar una cosa: dentro del abanico de fechas probables que adelantaba para este cementerio (entre los siglos VIII y XII), siempre pensé que pertenecerían al siglo XI. Ya era mucho logro para Tauste y para la Asociación El Patiaz haber descubierto un cementerio islámico donde se pensaba que simplemente se trataba de unos enterramientos de finales del siglo XIX, consecuencia de una epidemia de cólera, como para suponer cosas tan fantásticas como que fueran posteriores a la conquista cristiana (según la historiografía, no quedó población musulmana) y, mucho menos anteriores.



¿Por qué? Pues, sencillamente, porque, si en alguna de aquellas épocas podíamos suponer con cierta seguridad algún esplendor a esta parte del Valle del Ebro, es en la de la Taifa de Saraqusta (1018-1110). Ya teníamos bastante con defender que Tauste era algo tan importante en el siglo XI como para llevar a cabo la construcción del fabuloso alminar que hoy conocemos.



De modo que nuestro arqueólogo Guti recogió tres huesicos de sendos esqueletos allí encontrados (tumbas 1, 2 y 3) y los envió al Laboratorio de Geocronología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, para que les pusieran fecha mediante el método del Carbono-14.



Cuál es nuestra sorpresa al encontrarnos con que esa gente allí enterrada no es del siglo XI (como hubiera sido lo normal, bajo la hipótesis más modesta contemplada por nosotros), sino anterior.



Vayamos por partes. Recordemos que de aquella fosa de unos 20 m2 de superficie y tan sólo 50 cm de profundidad, casi la mitad se había removido en el siglo XX para realizar una zanja, y que en los 10 m2 restantes aparecieron nada menos que cuatro tumbas y el inicio de una quinta, todas ellas con los restos humanos colocados de perfil, sobre el costado derecho y con la cara mirando hacia La Meca, siguiendo el rito islámico. Según la antropóloga Miriam Pina:



- La tumba nº 1 correspondía a un varón de edad comprendida entre 20 y 35 años.
- La tumba nº 2 a un varón de 30 a 45 años, de una estatura de 1.75 m (muy alto para su época), con síntomas de lesiones artrósicas y osteoporosis en los cuerpos vertebrales.
- La tumba nº 3 era de una mujer y presentaba degeneración en una de las extremidades inferiores; apareció sin uno de los pies, aunque no presentaba indicios de lesión en la tibia que indicara amputación.
- En la tumba nº 4 había un niño de 3 a 5 años y se encontraba muy deteriorado (sólo estaba el cráneo y poco más).






Curiosamente, las dataciones que aporta el método radiocarbónico son más certeras cuanto más antiguos son los restos y, en este caso, los resultados que nos da el CSID (de absoluta validez científica), ordenados de más reciente hacia más antiguo, son los siguientes:




- Tumba 1: entre 890 y 1020. Podemos centrarlo en el siglo X, según el informe del arqueólogo.
- Tumba 3: entre 860 y 990, es decir, entre los siglos IX y X.
- Tumba 2: entre 650 y 780. Naturalmente, la máquina (o lo que sea) que realiza estos ensayos no sabe que la población de esta parte del Valle del Ebro se islamizó a partir del año 714, así es que podemos estrechar la horquilla al periodo comprendido entre 714 y 780.










Imágenes tomadas del informe de Fco. Javier Gutiérrez. Arqueólogo



Los musulmanes habían entrado en España por el Sur allá por 711 y llegaron a estos lugares en 714. El conde Casius (visigodo o hispanorromano), señor de estas tierras, debió salir al encuentro del caudillo Tariq ibn Ziyad para decirle que “vamos a llevarnos bien, yo me someto a vosotros y, a cambio me dejáis en paz con mis tierras y con mis súbditos”, entre los que estarían estos pobres tahustíes, tawustíes, tawassutíes o como se llamaran. Al señor Tariq debió parecerle bien y nuestro Casius se hizo un viajecito hasta Damasco para convertirse vasallo del Califa, que por aquel entonces vivía allí. De modo que, como el señorito se nos ha convertido a la nueva religión, a la chusma no nos queda otro remedio que hacer lo propio. Eso o pagar impuestos para seguir siendo cristiano, y no están los tiempos para bollos. Total para que cuatrocientos años después vinieran otros cristianos a echarles porque no eran cristianos. Menudo sinvivir de religiones y siempre a pagarlo los mismos.


Cuento esto para justificar que siempre intento evitar la expresión “llegada de los musulmanes a nuestras tierras”, porque eso daría la idea equivocada –y siempre erróneamente admitida- de que habrían llegado unos árabes (extranjeros) para colonizar esto, y no fue así. Fueron los propios que aquí vivían los que se islamizaron por las condiciones que les tocó vivir. Por eso hablo de “islamización”, como término correcto.



El caso es que nuestro buen mozo nos da la fecha absoluta más antigua para un individuo enterrado mediante rito islámico en todo Aragón, según el dato proporcionado amablemente por el arqueólogo de la Diputación General de Aragón D. José Ignacio Royo. Ahí es nada.

lunes, 6 de junio de 2011

AGUSTÍN SANMIGUEL MATEO


Ayer, domingo, 5 de junio, salió publicado en Heraldo de Aragón un artículo escrito por Mariano García, sobre el legado vital de Agustín Sanmiguel Mateo.

Seguramente, la mayoría de las personas que lean esto no habrán oído hablar jamás de este personaje ni les sonará su nombre para nada. Por eso, quiero aprovechar para hacerle un pequeño homenaje a través de estas líneas.

Lamentablemente, no tuve el privilegio de conocerle personalmente, pero es mucho lo que me han hablado de él José Miguel Pinilla y Javier Peña. Falleció hace dos años. Efectivamente, tal y como dice el autor del artículo, fue un bilbilitano (calatayubí, como hubiese dicho él) defensor del patrimonio histórico, espíritu inquieto e investigador certero, algo que, en esta tierra nuestra, tan canalla a veces y tan admirable otras, es tarea de gigantes y cabezudos, porque hace falta ser muy gigante (intelectualmente, se entiende) para tener la lucidez que tuvo aquel hombre en el desarrollo de toda su obra, y muy cabezudo, para estar erre que erre, convencido de lo que decía, ante unas instituciones dirigidas por personajes que, en la mayoría de los casos, el mayor aprecio que le hacían era no hacerle aprecio, que es el peor desprecio que se puede hacer a una persona.

A pesar de ello, nuestro hombre, con su talante de persona prudente y harto de razón en los argumentos que esgrimía, supo ganarse el respeto y la admiración de todos los que le conocieron, incluso de esas instituciones, que ya es decir.

Reconozco que sólo he podido conocer una pequeña parte de su legado, de la cual tengo que destacar un libro titulado “Torres de Ascendencia Islámica en las Comarcas de Calatayud y de Daroca”. Lo busqué por todas las partes, por todas las librerías, y no había forma de conseguirlo. Por fin, pude hacerme con un ejemplar, gracias a Marisancho Menjón.

En él, describe las torres de manera magistral, tanto su estructura como su decoración, algo que, más o menos, se puede encontrar en publicaciones de otros autores, pero, además, establece su relación con otras torres islámicas de Oriente y Occidente. Es admirable la sencillez con que expone sus argumentos, con qué respeto parte siempre de las fuentes académicas, a veces para ratificar lo que las mismas dicen, aunque siempre aportando algo nuevo, producto de su gran capacidad de observación y de síntesis, pero otras para llegar a conclusiones totalmente contrarias. Y con qué elegancia, sin omitir un solo ápice de los argumentos “oficiales” (según los cuales, en Aragón no queda nada del arte andalusí, salvo el Palacio de la Aljafería, y lo demás es todo mudéjar, construido tras la “Reconquista” cristiana), con una honestidad exquisita, va señalando detalles incoherentes con los mismos, de forma que el lector se da cuenta de que esos argumentos van quedando minados poco a poco, hasta quedar prácticamente desmoronados. Ahí entra él, con su tono prudente y humilde, a decir, como el que no quiere la cosa, algo así como ¿y no será que, en realidad, se trata de un edificio de época anterior, un alminar de época islámica?, y ahí es donde el lector, si ha seguido atentamente todo el entramado del asunto, con dibujos y fotografías incluidos, encuentra sosiego pensando “claro, si es que no puede ser otra cosa”.

Este libro fue editado en 1998 por el Centro de Estudios Bilbilitanos de la Institución “Fernando el Católico”, y mucho me temo que no lo podrán comprar. Podrán adquirir otros, de otros autores, con una encuadernación más rica, mayor colorido, etc., producto de que le habrán destinado mayor presupuesto, seguramente más bien en función de quién es el personaje autor del libro (aquello de “por ser vos quien sois”) que por lo verdaderamente valioso de su contenido. Pero éste no podrán adquirlo. Una lástima.

Donde quiera que estés, Agustín, celebro la publicación de tu última obra, “Calatayud. El conjunto fortificado islámico y su entorno“. Que sirva como un merecido homenaje a tu figura y el preámbulo para el reconocimiento de la veracidad de toda tu labor.

miércoles, 25 de mayo de 2011

TAUSTE, "LA DE EN MEDIO"


Zagrí ha colgado un comentario en la entrada “Toponimia cincovillesa” de este blog, pero como es una entrada antigua y muchos ya no la verán, me ha parecido oportuno rescatar ese comentario y darle el protagonismo que merece, dado el interés que puede despertar, dedicándole esta entrada exclusiva.

De paso, no me limitaré a “copiar” y “pegar” lo que Zagrí dice en su comentario. A Zagrí hay que conocerle: sus neuronas trabajan a una velocidad superior a la media de los mortales y, a veces (casi siempre), cuesta seguirle, así es que trataré de desarrollarlo de la forma más asequible que pueda.

Aunque lo suyo es la arquitectura, él tiene conocimientos de árabe y hace tiempo que viene insistiéndome en que debe haber alguna línea de investigación para determinar de manera más satisfactoria que en los estudios de toponimia conocidos hasta ahora, el origen de la palabra “Tauste”.

Resalta que, si el topónimo "Tauste" es árabe, tiene que haber un significado coherente, y él lo vislumbra de la forma que sigue a continuación.

Muy probablemente, Tauste existe desde antiguo, pero la primera referencia que tenemos de la villa es de época andalusí-zagrí, a través de documentos cristianos. Se la llama Tahust y Teust. Por tanto, el nombre es de origen árabe o anterior (que, en este caso, sería prerromano).

Suponiendo que el nombre sea árabe, veamos cual pudiera ser su significado. Existe alguna noticia dada por personas de habla árabe acerca del significado de Tauste como “Pavo Real”, es decir, TA’WUS. Sin embargo, hay que desechar esta teoría, ya que esta voz no tiene correspondencia con el resultado final TEUST.

Para su análisis, se detectan al menos 4 consonantes: T, W, S, y T. Buscando en el diccionario de lengua árabe, se encuentra un verbo con la raíz WSST: TAWASSATA, que significa (inter)mediar o “estar en medio”. Conviene advertir que el árabe es un idioma muy reglado, de forma que a partir de la raíz de una palabra se forman verbos, sustantivos adjetivos, formas de género, etc., todos ellos en función del orden de las consonantes radicales, las vocales -que en árabe sólo son tres: “a”, “i”, “u”-, y la adición de prefijos, sufijos e infijos.

En este vocablo, TA es una sílaba previa y las consonantes WSTT son las que componen la raíz y dan el significado a la palabra en cuestión, de forma que podríamos expresarlo de manera parecida a un polinomio, donde las consonantes radicales son las constantes y el resto las variables: "taWaSSaTa". Para seguir adelante en la comprensión de este proceso, podemos sustituir cada una de esas consonantes por la letra K, resultando así "taKaKKaKa".

A partir de este verbo, se produciría la sustantivación mediante una operación denominada “masdar”, en la cual, la forma "taKaKKaKa" derivaría en "taKaKKuK", por lo que del verbo "taWaSSaTa" derivaría el sustantivo "taWaSSuT", que dialectalmente sonaría "Taússt". Su significado sería mediación o EL/LA DE EN MEDIO. Por poner un ejemplo, un topónimo conocido con esta raíz es el mar Mediterráneo: al-bahr al-Mutawassit, el mar de En Medio.

Bueno, pues ahí está. Una teoría más, ¿por qué no?. TAUSTE, TAWASSUT, LA DE EN MEDIO. ¿En medio de dónde?, ¿entre Zaragoza y Tudela, El Arba y el Ebro, Ejea y Borja?.

¿Quién sabe?

viernes, 13 de mayo de 2011

¿NO SIENTEN PUDOR?


Lo comentaba el otro día un amigo en una tertulia.

Parece ser que cierto partido político del pueblo de arriba ha puesto a parir al adversario porque ha construido un campo de fútbol que vale 3,5 millones de euros, de los cuales, el pueblo ha tenido que poner casi un millón. Uno se queda perplejo, pensando, en su ignorancia, que quizá no esté tan mal eso de conseguir algo que vale casi cuatro veces lo que a uno le cuesta, y se pregunta de qué bolsillos sale el resto.

Pero el colmo es cuando (aparece en el último número de la revista HOY) el otro partido le responde tratándole de mentiroso (o algo parecido) y de insultar a la inteligencia de los ciudadanos de ese pueblo, porque ese millón de euros sólo lo ha puesto para adelantar pagos, que luego se cubrirá con subvenciones que habrán de llegar antes de 2014, por lo que el nuevo estadio no habrá costado ni un solo euro a ese pueblo.

¡Toma ya!

Desconozco si los ciudadanos de ese pueblo se sentirán ofendidos en su inteligencia, pero los de los demás pueblicos… ya no sé en lo que se nos ofende.

sábado, 16 de abril de 2011

LA MURALLA ANDALUSÍ DE TAUSTE

Como era habitual en las poblaciones medievales, el núcleo originario de Tauste se hallaba rodeado por una muralla construida con los materiales que más abundaban en el entorno, que en este caso era la piedra de yeso (alabastro), para cuya colocación se utilizaba pasta de yeso obtenido de la cocción y trituración de las mismas piedras.

Se trata del mismo sistema constructivo utilizado en la alcazaba de Calatayud y en numerosas fortificaciones andalusíes del valle del Ebro, datables todas ellas en torno al siglo IX, época en la que esta amplia zona constituía la Marca Superior de Alandalús o Zagr-Alandalús (podemos denominarla “época zagrí”). Gran parte de esta muralla se encuentra desaparecida, pero se conoce su trazado a partir de los pocos restos que quedan de ella y de la configuración urbanística del casco primitivo de Tauste. Los restos actuales de la misma se ubican, además de en un macizo existente delante del chaflán del edificio sito en Cuesta de la Cámara, nº 25 (entre éste y una pequeña escalinata que salva el desnivel que hay entre la Cuesta de la Cámara y C/ La Rosa), en buena parte del fondo de las fincas urbanas situadas en la parte derecha de la C/ Rey de Artieda y los cortados que dan a la Avda. Constitución y C/ 21 de Abril, sobre los que todavía se asientan algunas viviendas.

De todos estos restos, el más significativo es el de la C/ Rey de Artieda, en su esquina con la Plaza de la Picarra, dado que presenta un cubo cilíndrico que debió servir como lugar de defensa y puerta de la muralla en ese punto. Generalmente, a cada puerta se le asignaba un nombre, en función del lugar hacia donde estaba orientada: Según este criterio, ésta pudo ser la “Puerta del Arba” (Bab 'Arbaº), así como otras pudieron ser la “Puerta de Tudela” (Bab Tutila, taponando la subida de la Cuesta de la Cámara, junto al macizo antes mencionado), “Puerta de Zaragoza” (Bab Saraqusta, seguramente la más importante, cruzando la esquina Berroy), “Puerta de Ejea” (Bab Siyya, en la escalinata de detrás del Hogar de la Tercera Edad), etc. Pueden verlo pinchando aquí, página 25.

La sorpresa más reciente, relacionada con esta materia, ha sido el hallazgo de unos restos de esta muralla con motivo de las obras de urbanización de la Plaza de Santa María, zona de la Picarra y C/ Rey de Artieda, curiosamente fuera del trazado que se le suponía. Para mayor comprensión, acompaño croquis con el trazado previsto de la muralla en esta zona y el hallazgo, éste último señalado dentro de un círculo rojo.






Tenemos noticias de que el asunto ha sido estudiado por un arqueólogo, requisito previo para poder atravesar esos restos con una tubería de alcantarillado que estaba prevista en el proyecto de urbanización. No dispongo de información suficiente acerca de las conclusiones a las que han podido llegar y advierto que la arqueología es una disciplina que escapa a mis conocimientos; sin embargo, aun a riesgo de equivocarme y hecha esta advertencia, expondré aquí mis observaciones al respecto.

A la vista del hallazgo, la primera impresión que se recibía era que se trataba de los restos de una muralla de mampostería de yeso que cruzaba la calle que baja de la iglesia hacia la Picarra. La zanja en la que se descubrió se había abierto en el sentido longitudinal de la calle, junto al bordillo de la acera que separa la calzada del jardincillo situado en el lado izquierdo. Anunciaron que se trataba de un muro de unos 3,60 metros de espesor, y, efectivamente, ésa venía a ser, aparentemente, la anchura del macizo en cuestión. Digo “aparentemente” porque allí no parecía verse toda esa anchura cruzando la zanja. Más bien parecía un muro de poco más de un metro de espesor que venía de las edificaciones de enfrente, para, una vez llegado a la acera, hacer un recodo para bajar por debajo de la misma o adentrarse en el jardincillo. De hecho, en el lateral de la zanja del lado de la acera se veían los mampuestos de la muralla (ahí sí, hasta los 3,60 metros que dijeron), pero en el lateral opuesto –es decir, en el de la calzada- no era así, sino que aparecía el buro natural del terreno.



Vista del hallazgo mirando hacia la Picarra



Vista mirando hacia la iglesia, donde se aprecia que en el lado de la calzada el cortado es buro y el de la acera es mampostería de la muralla


Da la impresión de que el asunto ya no ha sido objeto de más estudios, pues, una vez tomados los datos por el personal autorizado en la materia, las obras han continuado, se ha roto el muro para atravesar con el colector de alcantarillado y se ha cubierto todo ello con hormigón. Sin embargo, pienso que se trata de una ocasión de oro para conocer el verdadero trazado de la muralla en este punto y que, posiblemente, nos puede proporcionar informaciones muy interesantes para el conocimiento de nuestra historia. El hecho de que el hallazgo se encuentre fuera del trazado previsto quizá signifique un recodo desconocido de la muralla que ratificaría la existencia de esa Puerta del Arba (o como se llamara), pues eran muy comunes las entradas en recodo como estrategia defensiva. A todo ello aporta un gran interés la existencia de esos restos de torreón semicircular o cubo cilíndrico que arriba se mencionan a tan sólo 20 metros de distancia en línea recta. El análisis adecuado de todo ello nos podría dar, no solamente la situación exacta de la puerta, sino también la configuración arquitectónica de la misma. Quién sabe las sorpresas que todo ello nos puede deparar y que pueden servir para recuperar patrimonio e ir sumándolo a éste nuestro tan vapuleado a lo largo de las últimas décadas.





Detalle del hallazgo. Los paneles amarillos ocultan huesos humanos, correspondientes a enterramientos de época muy posterior a la de la muralla


Aún estamos a tiempo. Probablemente la muralla continúe bajo la parte de jardincillo que no se ha excavado. Si es así, ahí estará a salvo de más agresiones. Podemos excavarlo con un coste mínimo, sobre todo si el Ayuntamiento dejara ese trocico sin pavimentar (sólo son 25 o 30 m2), que no molestaría para nada, de momento. Quizá ahí encontremos algún trozo de muralla digno de ser rescatado y, aun en el peor de los casos, en que no nos aportara gran información para las incógnitas que aquí planteo, debidamente restaurado y señalizado con un cartel explicativo de lo que representa, podría quedar muy bien, como un digno testigo de lo que fue nuestro pueblo.

Pensemos que se trata de la obra más antigua levantada por la mano del hombre (al menos, conocida) que aquí se conserva y que en todos sitios no pueden presumir de tener unos vestigios de nada menos que doce siglos de antigüedad.

lunes, 14 de marzo de 2011

PROYECTO DE PROMOCIÓN TURÍSTICA DE TAUSTE

Ahí lo tienen ustedes. Para los que quieran conocer el contenido del trabajo de Carolina Izquierdo, pueden descargarlo en:

http://www.elpatiaz.es/descargas/proyecto_turismo_2010.pdf

domingo, 6 de marzo de 2011

CAROLINA IZQUIERDO Y LA PROMOCIÓN TURÍSTICA DE TAUSTE


Hace algunas semanas que vengo detrás de presentarles a Carolina Izquierdo Álvarez. Se trata de una chica de Madrid, de la que, a pesar de su juventud, se quedarían maravillados. Aparte de su natural encanto y saber estar, les diré que es Diplomada en Turismo por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, postgrado en Dirección de Empresas Turísticas en las Universidades de Bournemouth (Inglaterra) y Savoie (Francia) y muchas cosas más hasta su actual labor en la Promoción Turística de la Ciudad de Madrid, pasando por un amplio currículum en desarrollos de guías turísticas y trabajos de investigación de mercados.

Pues bien, esta chica es nada menos que la autora de un trabajo titulado algo así como “Planificación estratégica de Tauste: análisis y estrategias de desarrollo para el posicionamiento de Tauste como destino turístico”, con el cual ha ganado la Beca de Investigación Villa de Tauste 2010, convocada por la Asociación Cultural El Patiaz.

Una maravilla, se les aseguro. La verdad es que cuando a uno le hablan por primera vez de “posibilidades turísticas de Tauste”, la primera sensación que experimenta es de cierta incredulidad. “¿Cómo?, pero si tenemos un paisaje tan feo, un urbanismo tan feo, nos hemos cargado en pocas décadas casi toda la arquitectura popular que teníamos, ¿a quién se le puede ocurrir Tauste como destino turístico?”. Pues ya ven. A veces, hace falta que sea alguien de fuera quien venga a decirnos que:

- Tenemos un paisaje de lo que no hay en toda Europa (donde, aburridos del “todo verde”, se están yendo a ver desiertos a África y a América), con un espectacular desierto que impacta por su colorido y sus caprichosas formaciones arcillosas, surcado por unos oasis lineales a lo largo de los ríos que lo atraviesan, un canal que es el más antiguo de Europa y que posee a lo largo de su trazado edificios e ingenios hidráulicos de siglos de antigüedad, un barranco que es como el Cañón del Colorado (pero en pequeño), una gran diversidad de paisaje, con sus riberas de ríos, carrizales, humedales, balsas, regadíos, secanos, montes, con toda la riqueza de variedad de luz y colorido a lo largo de todo el año, con su correspondiente fauna, etc.
- Un patrimonio arquitectónico encabezado por nuestra torre zagrí y nuestra iglesia mudéjar de Santa María, seguidas por la iglesia y torre de San Antón, el monasterio de San Jorge, la ermita de San José (algún día se restaurará, seguro), las ermitas del Sepulcro y San Antoñico, la Casa de la Cámara, Barrio Nuevo, los pueblos de colonización, el Santuario de Sancho Abarca.
- Obras de arte, como el retablo del altar mayor de la Iglesia de Santa María, el frontal de plata del altar y toda la colección de cuadros, esculturas y demás obras de arte existentes en nuestras iglesias, además del museo de la Iglesia Parroquial.
- Patrimonio arqueológico, como la ciudad prerromana de Valdetaus (con menos, en otros sitios han organizado verdaderos reclamos turísticos) y otros restos romanos esparcidos por nuestro término municipal.
- Gastronomía propia, digna de dar a conocer, como los fullatres, culecas, cajicas, roscones, mantecados, cocos.
- Carnavales, fiestas de abril y de septiembre, Voto de San Miguel, Dance, Bolero de Tauste, Rosario de Cristal, Comparsa de Gigantes.
- Colección de arte contemporáneo (54 obras, una de las más importantes de entre todos los ayuntamientos de Aragón), Centro de Interpretación del Agua, Ramón J. Sénder.
- Áreas de Cultura, Deportes, Música, eventos de difusión cultural, jornadas deportivas, andadas, etc.

Uno se queda pensando y dice “¿todo esto tenemos en Tauste?”. En cuántos sitios lo quisieran y se lo están inventando… Y eso que se ha dejado la Salve (hay que comprenderlo, que Carolina es de Madrid y demasiado completo es el trabajo que ha hecho) y probablemente no sepa que tenemos un auto sacramental que sólo se representó un año a pesar el éxito rotundo que tuvo, como tampoco sabe que este año vamos a representar el Voto de San Miguel (a ver quién encuentra otro, no sé si en España o en el mundo, con seis siglos de antigüedad y que se siga manteniendo), pero que ya dudamos si podrá repetirse en años sucesivos.
Ayyy, Tauste, Tauste.

Pues bien, con todo esto, sus conocimientos y su experiencia, Carolina Izquierdo nos ha preparado un programa de acción ambicioso, completo, que, de llevarse a cabo con la profesionalidad que el asunto requiere, podría suponer una fuente de riqueza importante, en un medio donde la agricultura y la ganadería ya no proporcionan el nivel de vida esperado y, muchas veces, la industria tampoco. Aprovechar las nuevas tendencias del turismo supone, además, una importante contribución al desarrollo sostenible y un interesante acercamiento entre las gentes.

Ahora hace falta la implicación de todo un pueblo, tanto desde el sector público como desde el privado, así como la coordinación con otros agentes de la comarca, de la provincia y de la comunidad autónoma.

Ahí está el reto.

viernes, 11 de febrero de 2011

TOPONIMIA CINCOVILLESA

Hay noticias que ilusionan, otras que desazonan y otras que ambas cosas a la vez. Ésta última es la sensación que me ha causado un artículo que aparece en la página 3 de “La Crónica Cinco Villas” (nº 125, correspondiente a enero de 2011).

Se trata de la publicación de un libro titulado “Toponimia de las Cinco Villas de Aragón”, presentado en Ejea el pasado 7 de enero en Ejea de los Caballeros, el cual, aun sin conocerlo, intuyo que será indudablemente una gran obra, viniendo de su autor (Marcelino Cortés) y del tiempo de trabajo y dedicación que hay detrás de todo ello.

¿Por qué desazón?. Como taustano que soy, voy a tratar de explicarlo.

Se trata de una colección muy interesante sobre la toponimia de las Cinco Villas, realizada con mucho rigor por su autor, el ejeano Marcelino Cortés Valenciano. Comenzó por “La Toponimia de Ejea de los Caballeros”, editada en 2004 por el Centro de Estudios de las Cinco Villas, perteneciente a la Institución “Fernando el Católico”. Hasta ahí, muy bien, todo perfecto. Pero, qué casualidad, cuando en 2008 el mismo autor saca “La Toponimia de la Villa de Tauste”, parece ser que no hay posibilidad de ser financiada la edición por la misma entidad y, si se quiere que vea la luz, tiene que ser editada por la Asociación Cultural “El Patiaz” y patrocinada por la Fundación Bartibás Herrero, ambas de Tauste. Es más, a pesar de varios intentos para concertar una entrevista con los responsables y el envío de correspondencia certificada, nunca se obtuvo una respuesta para que el libro formase parte de una colección homogénea y ampliable.

Ahora, por lo visto, vuelve a haber fondos para este nuevo libro, de lo cual tenemos que congratularnos todos. El artículo en cuestión anuncia futuros trabajos sobre la toponimia en Sádaba, Uncastillo y Sos. Posiblemente para ellos habrá fondos (¿para todos?, ojalá, el tiempo lo dirá), pero “¡qué casualidad!”, para el de Tauste no los hubo. Por cierto, el artículo recuerda el origen que el autor del libro atribuye al nombre de Tauste, Tobustum, de la piedra toba calcárea, que “tanto abunda en nuestro territorio”, según dice. Precisamente, recuerdo con admiración todo el libro, salvo, precisamente, esa puntualización, pues, como conocedor de materiales por mi profesión, puedo asegurar que en todo el término de Tauste no existe ese mineral. Lo confunde con los algezones o piedras de yeso (incluso acompaña una fotografía de la muralla islámica de Tauste, construida con algezones), que sí son característicos de nuestro territorio, pero que para nada son de naturaleza calcárea (se trata de sulfato cálcico en forma de alabastro) ni presentan oquedades como las tobas.

Pero dejando aparte ese detalle y volviendo a la actitud del Centro de Estudios de las Cinco Villas para con nuestro pueblo, seríamos ingenuos y olvidadizos si pensáramos que se trata de un hecho aislado.

No puedo evitar acordarme de lo que sucedió con nuestro Auto Sacramental.”La Sagrada Aurora en Tauste”. Se trata de una obra literaria del siglo XVIII que tiene gran valor, no tanto por sí misma como por pertenecer a un género escasísimo en su época en toda España, y, mira tú por dónde, justamente se refiere a Tauste. Fue recuperada por Enrique Galé Casajús, cuyo trabajo mereció el premio “Isidoro Gil de Jaz” del Centro de Estudios de las Cinco Villas, y, por tanto, lógicamente, debía ser editado y publicado. De eso hace ya unos pocos años y todavía no ha visto la luz. Allí está, lamentablemente, como secuestrado, durmiendo el sueño de los justos. Claro, tampoco hay dinero para ello, pero sí para otras publicaciones referentes a otras poblaciones de nuestra comarca (y no voy a nombrarlas, que a buen entendedor…).

¿Con qué criterios se decide en qué se gasta el dinero este Centro de Estudios y quién dicta estos criterios?.

Luego, si ocurre, aún dirán que en Tauste nos gusta ir de víctimas, pero, oye, vamos a decirlo, ¿a alguien le cabe en la cabeza que si el título hubiera sido "La Sagrada Aurora en Ejea de los Caballeros" ese libro no estaría editado y publicado por el propio Centro de Estudios de Las Cinco Villas desde hace ya bastante tiempo?.

Quizá sería consecuente replantearse el nombre y cambiarlo por el de Centro de Estudios "Ejeanos". Quedaría más acorde con la realidad, ellos seguirían teniendo lo mismo y a los demás les permitiría cierta libertad de acción que, de esta forma, no tienen, aunque tuvieran que buscarse la vida por donde fuera. Vamos, como la situación actual, pero sin perro del hortelano.

domingo, 30 de enero de 2011

¿CÓMO SE ENCONTRÓ EL CEMENTERIO ZAGRÍ DE TAUSTE?


A veces me preguntan cómo se me pudo ocurrir que el cementerio islámico de Tauste pudiera estar donde finalmente lo encontramos. Algunos lo atribuyen a pura casualidad, mientras que otros me adjudican una gran perspicacia que ya la quisiera yo.

Ni lo uno ni lo otro. Generalmente las cosas ocurren de una forma más normal que todo eso. Era un secreto a voces que en aquella zona aparecían enterramientos. A mediados del siglo XX a alguien se le ocurrió relacionarlos con una epidemia de cólera que asoló Tauste hacia el año 1885. Cuentan que en las casas donde había un enfermo ponían una silla en la puerta; de esa forma, cuando pasaba el médico sabía que debía entrar allí. Si sobre la silla había un paño negro, significaba que lo que había era un muerto. No daba tiempo a realizar funerales en condiciones, de modo que iban los servicios municipales por la calle con un carro tirado por mulas y, donde veían el paño negro sobre la silla, entraban, cargaban al muerto sobre el carro y, cuando éste se llenaba, conducían la carga al cementerio. De allí viene el nombre de la esquina “Berroy”: Efectivamente, Berroy no era ningún potentado del pueblo, como muchos pensarán, sino un pobrecico cuyo cadáver cayó del “caramullo” del carro en aquella esquina, quedando su nombre atribuido a la misma de manera popular.

Pues bien. Mi mosqueo empezó cuando pude comprobar que aquellos enterramientos no correspondían a fosas comunes, sino que se trataba de enterramientos individuales y ordenados. Es decir, un cementerio en toda regla.

Sabíamos que, antiguamente, a los muertos se les enterraba en las iglesias: a los pobres fuera y a los ricos dentro, que así estaban más cerca de Dios (para todo siempre ha habido clases). Concretamente, en Tauste, el subsuelo tanto del interior como de los alrededores de las iglesias de Santa María y San Antón estaba repleto de esqueletos humanos (y aún quedan, evidentemente). Esa práctica vino siendo habitual hasta principios del siglo XIX, cuando el gobierno de España dictó una Orden por la que, debido a motivos de salubridad, los cementerios debían sacarse fuera de las poblaciones. Fue entonces, hacia 1835, cuando se construyó el que conocimos como “cementerio viejo” en el paraje de Santa Bárbara, el cual fue derribado en los años 80 para hacer el parque que ahora existe en ese lugar. La pregunta inmediata, lógicamente, fue: ¿si aquel cementerio fue el primero en construirse fuera del casco urbano, éste, que también estuvo fuera y del que nunca ha habido constancia alguna, qué narices es?. Está claro que ahora esa zona está dentro del pueblo, pero antes del siglo XX el trazado urbano terminaba allí; eran las eras.

Ahí es donde me coincide el momento de mis inquietudes zagríes y empiezo a recoger información sobre cómo eran (y son) los cementerios islámicos: situados fuera de la ciudad, pero pegados al límite de la misma y junto al camino principal que a ella llegaba. En los archivos parroquiales no había constancia alguna de la existencia, siquiera, de alguna humilde ermita o construcción religiosa que diera pistas sobre un cementerio cristiano en ese lugar, luego ahí empezó la sospecha de que pudiera ser musulmán.

De igual forma que, para nosotros los técnicos, los planos de los edificios antiguos nos transmiten un lenguaje muy interesante sobre el proceso de construcción de los mismos, también ocurre con los planos de las ciudades, que nos dan a conocer de una forma intuitiva, pero generalmente bastante certera, la evolución de toda la trama urbana y de su entorno. Las piezas empezaban a encajar, pues por ahí tenía que venir el camino más importante que llegara a Tauste, que es el de Zaragoza. La existencia de un cementerio tan grande en ese lugar significaría que el pueblo, en el siglo XI, ya llegaba hasta allí, lo que justificaba el origen zagrí de la torre como alminar de la mezquita y no mudéjar como siempre se ha dicho, por la existencia de una población numerosa ya en aquella época. Efectivamente, si Tauste hubiera sido tan sólo una humilde fortaleza con pocos habitantes antes de la conquista de Alfonso I el Batallador, no cabría pensar en un alminar tan grandioso como éste, que, supuestamente, debía acompañar a una mezquita en consonancia con el mismo.

Y salió, sí señor, salió que ese cementerio era musulmán. Y por eso es que afirmo que el hallazgo da un vuelco a la historia de nuestro pueblo. Algunos me dicen que debería ser más prudente en mis afirmaciones hasta que lleguen los resultados del carbono-14, los cuales nos darán la fecha aproximada de esos enterramientos. Me da igual. Con todo lo importante que será el conocimiento de esos resultados, me estoy poniendo en la situación más modesta, que es que sean del siglo XI, porque si resultan ser anteriores, ya pueden venir los eruditos de la Universidad o de donde haga falta para que nos expliquen qué pudo haber en Tauste en los siglos VIII, IX o X, pues, recordemos que la ubicación del cementerio en ese lugar significa que el pueblo llegaba hasta allí y que por tanto, era ya muy grande, pues tenía la misma extensión que mucho después, ya en el siglo XIX. Podemos ser "condescendientes" con su error al afirmar tan rotundamente que Tauste no era apenas nada hasta que no llegaron los cristianos si sólo hay un siglo de desviación, pero si fueran más siglos, algo nos tendrían que decir, pienso, y sería yo el primero en alegrarme por haberme equivocado.

Pero si resultan posteriores, todavía el asunto resulta ser más enigmático, pues se dice que, después de la conquista cristiana, no quedó población musulmana en Tauste. Aunque hubiera quedado, sería una minoría, lo cual no justifica un cementerio de tales proporciones. Por tanto, que vengan también, que se pongan a trabajar y que nos lo expliquen.

El próximo 17 de febrero sabremos más del tema, en la conferencia que el arqueólogo director de las excavaciones, Francisco Javier Gutiérrez, nos va a impartir en la Casa de Cultura. Seguro, dada la envergadura del asunto y conociendo al personaje (no se lo pierdan), que va a ser muy, pero que muy, interesante.

sábado, 29 de enero de 2011

NACIMIENTO DEL ARTE MUDÉJAR


Comentaba hace poco, en este mismo medio, la buena atención que nos habían dedicado en el SIPA mediante la publicación en su revista “ARAGÓN Turístico y Monumental” de un artículo sobre la torre de Tauste, todo un honor dado el gran prestigio del que gozan tanto esta asociación como la revista que editan semestralmente.

En este caso, quiero comentar un nuevo artículo aparecido en el último número de dicha revista (que hace ya el nº 369), cuyo título es “San Pedro de Alagón” y del que es autor el arquitecto Javier Peña Gonzalvo. Y quiero comentarlo porque, aunque, aparentemente, según el título parezca que no tenga mucho que ver con nuestro pueblo, en realidad sí que lo tiene, y mucho. De hecho, hasta aparece una fotografía del conjunto de la torre e iglesia de Santa María ocupando buena parte de la página 34.

Para mi opinión, desarrolla una de las teorías más fascinantes de las que me he encontrado en relación con estos temas, y voy a explicar por qué.

Para las personas que tenemos cierto apego a nuestro pasado y a nuestro patrimonio (no hace falta tener amplios conocimientos en la materia, sólo cierta sensibilidad), la arquitectura mudéjar representa una faceta muy importante en todo ello, tanto desde el punto de vista patrimonial como, incluso, en su influencia en nuestras vidas. Incluso ahora, en ciertas ocasiones, seguimos aplicando en fachadas modelos de decoración que tienen su origen en aquel arte (arquerías de ladrillo, dibujos en ladrillo resaltado, azulejos, etc.), sencillamente porque nos siguen gustando. Sin embargo, nadie nos había explicado razonablemente de dónde viene todo eso. El único argumento que nos habían dado era que el arte mudéjar se limitaba a copiar unas técnicas constructivas utilizadas por los almohades que gobernaban en la actual Andalucía, algo totalmente insostenible tratándose de un reino como el de Aragón, que para entonces ya tenía en su haber más de dos siglos de cristianismo.

Pues bien. Aquí Javier Peña, bajo su perspectiva de arquitecto restaurador desde hace ya muchos años de la iglesia de Alagón, nos cuenta como nació allí el arte mudéjar, su intensa relación con Santa María de Tauste y San Pablo de Zaragoza y cómo estos tres templos pudieron constituir el punto de arranque de todo ese gran patrimonio mudéjar que hoy tenemos por todo Aragón y que goza del reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

No os perdáis deteneros un momento en la observación del plano explicativo de la evolución de ese templo porque resulta muy interesante. En él aparecen, como primeras construcciones, la mezquita y el alminar (la torre que hoy aún existe) y se observa que, cuando los cristianos deciden que aquella construcción ya no es adecuada para su liturgia y pretenden un templo de tipología más “cristiana”, comienzan por adosarle un ábside. Para ello contratan a unos alarifes mudéjares y éstos, que dominaban las técnicas de la construcción zagrí, se enfrentan al problema de que es la primera vez que tienen que hacer unos ventanales, pues, en las mezquitas, bastaba con unas simples aberturas. Entonces copian el modelo que tienen más cercano, culturalmente hablando, que es el normando. Efectivamente, Javier Peña, en una de las primeras fases de restauración de esa iglesia, descubrió la existencia de dos grandes ventanales en el ábside, tripartitos, con arcos entrelazados, del estilo normando que entonces se desarrollaba en Nápoles y Sicilia, el cual, por otra parte, también tiene origen islámico. Algo muy sugestivo que, en Aragón, por lo visto, sólo se repite en otro ventanal del castillo de Alcañiz y para de contar, porque más adelante se darían cuenta de que ese tipo de grandes ventanales es muy bonito pero no apropiado para este clima. Basado en este hecho y en la circunstancia de que ese ábside, que es poligonal al exterior, resulta ser semicircular al interior (como el de Tauste y el de San Pablo), deduce su carácter románico y que, por tanto, su datación más lógica es anterior a la atribuida oficialmente, situando la de Alagón hacia 1200 y los otros dos ligeramente posteriores, pues ya presentan la tipología de ventanal más pequeño que luego se repetiría en el resto de las iglesias mudéjares de Aragón.

Por otra parte, nos revoluciona un poco la creencia de que los cristianos quisieron aprovechar generalmente los alminares para utilizarlos como campanarios, deseando sustituir sólo las mezquitas por las iglesias que hoy tenemos. Explica cómo la existencia de esa torre estorba sobremanera para continuar la construcción del templo y que, por tanto, seguramente cuando comenzaron a construir la iglesia mudéjar, sus intenciones para el alminar eran las mismas que para la mezquita: el derribo.

Por circunstancias diversas, esas obras son adelantadas por las que en la misma época se están realizando en Tauste y en San Pablo, pero en éstas ya han decidido que el alminar no se derriba de ninguna manera y que se adapta para el uso de campanario, hecho que probablemente pudo influir para que hicieran lo mismo en Alagón, salvando así a su alminar de la piqueta (hablamos del siglo XIII, no os perdáis) y quedando allí “mal situado” respecto de la iglesia a la que acompaña.

También quiero subrayar la defensa que hace acerca de la arquitectura de ladrillo, poniendo de manifiesto el error conceptual que se tiene de que ésta es pobre y que la rica es la de piedra. Apunta un ejemplo no falto de genialidad, diciendo que, según ese criterio, ciudades europeas tan importantes como Amsterdam, Tolosa o Ferrara serían pobres porque en ellas predomina el ladrillo, o, en el caso concreto de Aragón, Zaragoza también sería pobre, frente a Jaca o Alcañiz que serían ricas. Mira tú que contradicción. Simplemente se trata de que en cada lugar se construye con el material que se tiene más a mano.

Bueno, no quiero contar más, que, para abrir boca, ya vale. No os lo perdáis en http://www.siparagon.es/docs/Revistas/Revista26.pdf , a partir de la página 30.

miércoles, 26 de enero de 2011

ROBERTO GRACIA


Roberto podría haber colgado la noticia en su blog http://tausterock.blogspot.com/, que para eso es suyo y puede escribir en él lo que quiera. Legítimo es publicitar en sus propios medios algo que, conociéndole, seguro que lo ha elaborado con gran exquisitez, pero no lo ha hecho y, aunque este asunto nada tiene que ver con el arte zagrí (supongo, que la vida está llena de sorpresas), me apetece ponerlo yo en el mío.

Se trata de Roberto Gracia Segovia, que este viernes, 28 de enero de 2011, a las 8 de la tarde, presenta en la Biblioteca Municipal de Tauste su libro "Trasiego que el trasunto trastorna". No tengo ni idea de lo que va porque no he hablado personalmente con él sobre el tema, pero me han dicho que se trata de un libro de poesía, encuadernado en cartón. Pone en el cartel anunciador que la editorial es Cartonerita Niña Bonita (¿?) y que en el acto “se explicarán cosas, se leerán cosas y se firmarán libros para quienes ello quieran”.

Conociendo al personaje, con esa vasta cultura que tiene en su haber (salió del Colegio Sancho Abarca, alumno de doña Matilde) y siempre tan ocurrente, me atrevo a aventurar la misma premonición que hizo Miguelgato cuando anunció en su blog http://cuandonoando.blogspot.com/ , allá por junio del año pasado, la charla de Marisancho Menjón en Castejón de Valdejasa sobre el castillo de Sora:

Al día siguiente, a todos los que hayamos ido se nos notará otra forma de andar por la calle, esa que da el saber lo que otros no saben y todos nos envidiaréis y pasaréis largo tiempo lamentando haber dejado pasar esta gran oportunidad. El que avisa no es traidor (ni tampoco llevador)”.

Al día siguiente, sabremos más o no sabremos más –dependerá de cada uno-, pero seguro que promete y no hay que perdérselo.

Felicidades de antemano, Roberto.

sábado, 22 de enero de 2011

TAUSTE EN LA REVISTA "ARAGÓN"


El Sindicato de Iniciativa y Propaganda de Aragón (SIPA) es una asociación centenaria y sin ánimo de lucro, cuya actividad se centra, principalmente, en la conservación, difusión y defensa del patrimonio histórico artístico de Aragón y en la promoción del turismo. Toda esta labor se viene reflejando desde hace más de ochenta años en su revista “ARAGÓN Turístico y Monumental”, que goza de un amplio reconocimiento y prestigio.

Habiendo llegado al conocimiento del SIPA las últimas teorías sobre el más que probable origen zagrí de nuestra torre, tuvieron a bien valorar el alto interés de la noticia y publicarla en un artículo que aparece en su número 368 (mayo de 2010).

Elaboré la redacción dicho artículo adaptado a las posibilidades de espacio dentro de la revista, con diversas ilustraciones y desarrollando los aspectos más importantes, como son las contradicciones detectadas entre la cronología oficial y las evidencias constructivas del conjunto, la singularidad del alminar zagrí como precedente del almohade y de las torres góticas catalanas, el esplendor que reinaba en estas tierras respecto al resto de la Península y de Europa allá por el siglo XI, el origen persa de muchos aspectos de la cultura zagrí y la necesidad del reconocimiento de esta riqueza tan singular que tenemos en Aragón.

Quiero agradecer desde aquí la oportunidad que el SIPA nos ha brindado para dar a conocer algo tan importante de nuestro pueblo en una revista tan magnífica como la suya.

Podéis verla en:

Nuestro artículo sale a partir de la página 13. Espero que os guste.

sábado, 8 de enero de 2011

LOS "CULTURATENIENTES"

Hace unas semanas, mi amiga Mari Carmen Ansó me trajo un recorte del Heraldo de Aragón, con un artículo muy interesante titulado “La dictadura de los letratenientes”, escrito por Sergio del Molino. No he podido encontrar el citado artículo en edición digital para poder enlazarlo y que pudieran leerlo íntegramente (merece la pena), pero no puedo resistir la tentación de transcribir algunas de sus partes (con (sin) el permiso del autor) y comentarlo.

El autor comienza por hacer una exposición de las connotaciones nefastas que tiene el sufijo “-teniente”. Así, habla de los grandes terratenientes de nuestro solar patrio como principales causantes de muchos males y de la desigualdad secular en la Península. En Canarias, la cosa iba todavía más lejos con los “aguatenientes”, ya que la inexistencia de ríos en las islas convertía a los dueños de los terrenos con manantiales y depósitos de aguas freáticas en tipos poderosísimos. También los jeques de países petroleros, que se comportan como los terratenientes antiguos y, como éstos, que no tenían empacho en dejar sin cultivar sus campos para matar de hambre a los braceros díscolos, aquéllos suben el precio del barril de Brent cuando quieren meter en cintura al resto de los gobiernos del mundo.

Una vez dejadas claras las “delicias” que envuelven al concepto “-teniente”, pasa a definir otro tipo de éstos. Se trata de los “tenientes culturales” y los define como aquéllos que, por diversas razonas que van desde el mérito académico a la genética, consideran que unos determinados conocimientos o expresiones culturales son de su propiedad, y no toleran que nadie haga o diga nada en “su” campo sin su aprobación previa. Los hay en el mundo del arte, de la ciencia… y hasta del flamenco y de la jota. Habla de ellos como personajes “refractarios a cualquier tipo de innovación, que se arrogan el papel de guardianes del orden y convierten en una ofensa personal cualquier incursión de la modernidad o de cualquier discurso que no sea el oficial”. Cuando lo razonable sería que pusieran reparos y criticaran las propuestas en sí mismas (sería lo lógico, pues lo nuevo no tiene por qué ser bueno a priori), ni siquiera se molestan en hacerlo: lo rechazan por el mero hecho de ser nuevas. Funcionan como una casta sacerdotal que interpreta la ortodoxia y condena la heterodoxia, actuando como perros guardianes de de una tradición que sería mucho más respetada y admirada si sus defensores no estuvieran armados.

Para que la sociedad avance a través de la sucesión generacional, es necesario que el discípulo llegue a superar al maestro, debiendo asumir éste en un momento dado su papel de retaguardia, para que la vanguardia aflore. Mientras no sea así, la vanguardia se queda en simple resistencia, perdiendo un tiempo precioso en refutar la doctrina oficial y defenderse de sus ataques.

Se preguntará el lector qué tiene que ver todo esto con el tema zagrí, que es el motivo principal de este blog, pero viviendo -como estamos- las corrientes innovadoras de la interpretación de una parte importante de nuestro patrimonio arquitectónico, no puedo evitar ciertos pensamientos y temores que acuden a mi mente al hilo de lo aquí expuesto.

Mis amigos Javier Peña y José Miguel Pinilla saben de lo que hablo porque ya lo han sufrido en sus propias carnes, como también lo sabían el ya desaparecido Agustín Sanmiguel y otros tantos.

Gracias, Mari Carmen.