viernes, 31 de diciembre de 2010

LA CONQUISTA DE TAUSTE POR LOS CRISTIANOS


En la memoria de todos los taustanos queda el 2005 como año de la celebración del IX Centenario de la incorporación de Tauste al Reino de Aragón. Sin embargo, posiblemente pocos se acordarán de una interesante charla que tuvo lugar a finales de 2003, en el marco de las V Jornadas sobre la Historia de Tauste organizadas por la Asociación Cultural El Patiaz. La charla que les digo llevaba por título “La conquista feudal a escala local: el ejemplo de Tauste en el valle medio del Ebro (S. XII)” y fue impartida por D. Carlos Laliena Corbera, catedrático de Historia de la Universidad de Zaragoza, Departamento de Historia Medieval, hombre de gran solvencia y reconocido prestigio.

Dijo cosas tan interesantes y novedosas como que, ya en el siglo XI, se detectaba una gran actividad social en el valle medio del Ebro, donde se encuentra situado nuestro pueblo, así como las ansias del incipiente Reino de Aragón por hacerse con estas tierras fértiles, acostumbrados, como estaban, al paisaje duro y agreste de sus montañas pirenaicas. Tauste ya aparecía en las fuentes documentales con ocasión del pago de parias que aquellos cristianos exigían por la fuerza a las poblaciones musulmanas. La primera noticia conocida procede de un intercambio entre los hijos del rey Sancho Ramírez, Pedro y Fernando, en 1086, por el cual éste recibía, entre otros bienes y lugares, “Tauste, con sus términos y derechos, los que hoy tenemos y los que podremos adquirir en el futuro”. Este intercambio se llevaba a cabo por mandato del rey y, naturalmente, se refería a las parias que venían cobrando, a la vez que manifestaba que el dominio de la localidad ya se encontraba en el punto de mira de sus intereses militares. En 1094, con el infante Fernando ya desaparecido, el rey hizo donación del diezmo de la paria que le satisfacía esta población zagrí a la iglesia de San Martín de Biel. Aun tratándose sólo de la décima parte del impuesto, debía suponer ya una cantidad de cierta importancia, por lo que la paria completa ya sería un importe respetable. Siempre se había dado de lado a esta observación, pues nunca se pensó que Tauste hubiera sido en aquella época un núcleo de población importante, hasta hace pocas semanas en que encontramos el gran cementerio islámico.

Se había admitido que Tauste había conquistado por Alfonso I el Batallador en 1105, como consecuencia de la conquista de Ejea, en su avance hacia Zaragoza, haciendo donación de todo ello al Monasterio de San Juan de la Peña. Sin embargo, Carlos Laliena detectó un error importante en la interpretación de los datos, pues en el documento de donación se hablaba del abad García, pero éste había comenzado a dirigir este monasterio a principios de 1121 y el de 1105 se había llamado Sancho. Incluso con Ejea se plantea el interrogante de si fue conquistada en 1105 o 1110, pero, aunque fuera en 1105 y Tauste con ella, pierde totalmente relevancia esa conquista por lo que vamos a ver a continuación.

Resulta que desde el año 1086, el resto de Alandalús viene siendo ocupado por los almorávides, pueblo guerrero y fanático procedente de grupos nómadas del Sahara. El reino saraqustí nada puede hacer militarmente contra ese imperio africano en expansión, pero a base de intensas actividades diplomáticas, a diferencia del resto de los reinos de taifas de la Península, sigue manteniendo su independencia. Este difícil equilibrio se ve roto, por fin, en 1110, año en que los almorávides se hacen con el control de este territorio, terminando así los 92 años de aquel reino zagrí. De la repercusión que aquello tuvo en nuestro pueblo hay una noticia procedente de la iglesia de Santa María de Uncastillo, en un documento en el que se menciona “in illo agno quando preserunt moros Teust”, alusión más que probable al apoderamiento de Tauste por las tropas bereberes.

Podríamos contar anécdotas curiosas, como que el sultán zaragozano Abd al Malik, que reinaba con el título de “Imad al Dawla” (El Pilar de la Dinastía), se refugió en el castillo de Rueda y mantuvo negociaciones con Alfonso I para llegar a un acuerdo por el que éste le ayudaría a recuperar Zaragoza a cambio de recibir la ciudad de Tudela.

El caso es que Zaragoza duró tan sólo ocho años en poder de los almorávides, acabando con la entrada triunfal de Alfonso I de Aragón en la ciudad, el 18 de diciembre de 1118. Pero el hecho relevante es que Tauste seguía en poder musulmán, en contra de lo que siempre se ha dicho. En 1119 caen Alagón, Tudela y Tarazona, y Tauste no debió caer hasta la primavera de 1121. Alfonso I menciona en su crónica que tuvo "frontera” (enfrentamiento bélico). No dejan de ser un enigma los motivos por los que Tauste, ante la desesperada situación en que se encontraba respecto al mundo cristiano que lo rodeaba, opuso resistencia militar, la cual no debió de ser escasa, pues tuvo que ser severamente agredido y doblegado a la fuerza. Esto explica por qué en época ya cristiana nunca aparece en Tauste población musulmana ni morisca; los supervivientes que quedaran serían obligados a emigrar, en el mejor de los casos, o, en el peor de ellos, ejecutados o convertidos en esclavos.

Es una historia que contrasta con la de la vecina Borja, que fue tomada pocos meses más tarde, donde no ofrecieron resistencia y Alfonso les concedió unas ventajosas condiciones de capitulación, permitiéndoles conservar su libertad, sus bienes, derecho vital de emigrar, sus propias leyes y jueces, etc., todo ello a partir de “el día en que entrasteis en mi poder y fuisteis de mis criaturas”, perdonándoles “cuantos males y errores hicisteis hasta el día en que fue hecha esta carta”.

Sinceramente, estuvieron muy bien los actos organizados durante 2005 con motivo de la celebración del IX Centenario de la incorporación de Tauste al Reino de Aragón y mereció la pena. Pero me temo que aquí nos cuentan las cosas y lo único que sacamos en limpio es decir al día siguiente “qué bien estuvo este hombre anoche y qué cosas más interesantes nos dijo”, sin que cambie la consideración de un hecho tan importante en nuestra Historia.

No es algo precisamente baladí el hecho de que Tauste fuera conquistado en 1105 o 1110 con Ejea o nada menos que tres años después que Zaragoza.

¿Seremos capaces de celebrar en 2021 el IX Centenario de la verdadera incorporación de Tauste al Reino de Aragón?.

P.D. Me guardo otra celebración en la manga, no menos importante, para 2018: el 1º Milenario de la Creación del Primer Estado Independiente en el Valle Medio del Ebro”, con la declaración de independencia del Reino de Saraqusta por Mundir I. A ver si vamos a celebrar el 1º Milenario del Nacimiento del Reino de Aragón en 2035 (muy importante, por supuesto) y se nos va a olvidar éste antes.
Otra observación más: fíjense en que no utilizo la palabra "reconquista", puesto que, cuando Alfonso I toma estas tierras, es la primera vez que entran a pertenecer a su reino. No se trata de unos territorios que antes hubieran pertenecido ya a Aragón, por tanto se trata de una "conquista" pura y dura y no "reconquista".

sábado, 18 de diciembre de 2010

UNA DE ROMANOS

Lo que quiero contar hoy no tiene nada que ver con el pasado zagrí de nuestro pueblo, pero me apetece hacerlo porque se trata de un hecho de indudable trascendencia para nuestro mundo actual. Algo que la mayoría de la gente ignora y que tuvo su origen en un lugar olvidado del actual Aragón, situado en la Comarca de Calatayud, entre Mara y Belmonte.

Allí se encontraba una población celtíbera llamada Segeda (Sekaisa), a la que los romanos habían declarado la guerra por haber ampliado el límite de sus murallas (mira tú qué delito). Segeda se alió con Numancia para luchar contra el ejército romano y en el año 154 a.C. lograron parar el ataque de éste contra Segeda, mandado por el cónsul Quinto Fulvio Nobilior, para luego pararlo en Numancia.

En 153 a.C. vencen al ejército de Quinto Fulvio Nobilior compuesto por 30.000 hombres. Las tropas celtíberas, compuestas por segendeses y numantinos, iban mandadas por un tal Caro de Segeda. Se habla de 6.000 muertos romanos, para que vean ustedes que también hubo algún un “viriato” por estos lares. También se dice que el propio Caro murió el mismo día, persiguiendo al ejército romano en desbandada. Se ve que le había cogido gusto a eso de matar romanos, pero, al final, Caro lo pagó caro.

Pues bien, puestas las cosas así de feas para la todopoderosa Roma, decidieron realizar un cambio en el calendario que perduraría hasta nuestros días. Resulta que, hasta entonces, el cambio de año se realizaba hacia el 15 de marzo, con la entrada de la primavera, siendo en esa fecha cuando se llevaban a cabo las elecciones de los nuevos cónsules. Para la campaña contra Segeda, ello implicaba que, entre preparativos, desplazamientos y demás, se plantaban en estas tierras ya iniciado el otoño y pasar las penurias del frío invierno, por lo que decidieron adelantar las elecciones al 1 de enero y así poder iniciar la campaña contra Segeda a primeros de verano.

El final de la historia ya la pueden imaginar: ganaron los romanos, faltaría más, que para eso era el ejército más poderoso del mundo, pero el nuevo calendario quedó instaurado así hasta nuestros días. De esta forma podrán comprender por qué septiembre no es el séptimo mes del año sino el noveno, octubre no es el octavo sino el décimo, noviembre no es el noveno sino el undécimo y diciembre no es el décimo sino el duodécimo.

Algo de total repercusión para casi todo el mundo mundial, incluso en la actualidad, y que tuvo su origen aquí, en un lugar de Aragón de cuyo nombre nadie se acuerda.

Curioso, ¿verdad?.

sábado, 11 de diciembre de 2010

LA TORRE ZAGRI ES NUESTRA (2)


Iba a colgar un comentario como respuesta a los de mis amigos Lucero y José Miguel Pinilla, pero me iba a salir un poco largo y he decidido escribir este post.

Quiero matizar lo de “nuestros antepasados”. Realmente, no hay que tomarlo al pie de la letra desde el punto de vista genético (¿quién puede saber quiénes eran sus antepasados hace un milenio?), sino más bien desde la perspectiva de que se trata de unas gentes que nos precedieron en el hecho de vivir en este mismo lugar y que algo (mucho o poco) tienen que ver con lo que ahora somos nosotros.

No es exacta la afirmación de que “fueran enterrados allí por circunstancias del tiempo”. De igual forma que ahora no es algo circunstancial que a un taustano se le entierre en el cementerio actual de Tauste, tampoco lo era entonces que se le enterrara en ese lugar: era “su cementerio”, el más importante que había en Tauste, pues aparte estarían los de las minorías cristiana y judía, cuyos posibles emplazamientos ya he señalado en otras ocasiones.

En mi trabajo sobre “Tauste en los siglos XI al XIII” situaba estos lugares, basándome en datos que pueden ser consultados en este trabajo. También lo explicaba en un artículo titulado “El cementerio zagrí”, que publiqué en este mismo blog hace casi un año, cuando todavía no se había hecho la cata que demostró finalmente que esos enterramientos correspondían a gentes de religión islámica (lo que no significa que fueran extranjeros, insisto una vez más en ello). Aquel artículo sirvió, entre otras cosas, para que un “gracioso” colgara un comentario que decía: “con tu gran poder de prediccion te invito a que tambien localices donde tenian los moros la parada del autobus". Lo pongo así, tal cual, sin acentos, porque así es como lo escribió su autor. Naturalmente, este tipo de “graciosidades” suelen hacerse desde el anonimato. Pueden verlo en el propio artículo. A lo que quise responderle, una buena amiga mía ya lo había hecho por mí, muy cumplidamente, por cierto. Ya no respondió y me imagino que ahora, ante la evidencia del hallazgo, se lo habrá tenido que comer con patatas.

Cuento esto porque uno debe andarse con pies de plomo. No deja de haber gente que está esperando a que uno resbale para ponerle en evidencia y desacreditarle. No solamente gente que no tiene nada que aportar al asunto, sino que probablemente también haya alguien que, teniendo cosas muy importantes que decir al respecto, permanezca callado, quizá porque todo esto suponga un vuelco de lo que siempre ha pensado y le pesa más su propio ego que el interés colectivo. Esperan a que, de igual forma que ha subido la espuma (pongo el símil de la cerveza), baje y todo quede en el olvido, de forma que nunca cambie nada y sigan permaneciendo sus postulados como válidos e indiscutibles, sobre todo si ellos no tienen nada que ganar personalmente.

Realmente, es una actitud tan cómoda como eficaz. Voy a ponerles un ejemplo de cómo el olvido obra a favor de estas posturas conservadoras.

En diciembre de 2003, el catedrático de Historia D. Carlos Laliena impartió una interesante charla en la Casa de Cultura sobre la conquista de Tauste por parte de los cristianos, en el ámbito de las jornadas de historia que cada año organiza la Asociación Cultural El Patiaz. En aquella charla expuso, entre otras cosas, la gran actividad demográfica y social que detectaba en el valle medio del Ebro en el siglo XI y el dato interesante de que la conquista de Tauste hubiera que fecharla en 1121 en lugar de 1105, como siempre se ha creído, todo ello sólidamente argumentado. Cuando llegó el apartado de ruegos y preguntas, el presentador que estaba sentado a su lado le dijo muy acertadamente algo así como “nos ha trastocado usted, pues pensábamos celebrar en 2005 el IX centenario de la incorporación de Tauste al reino de Aragón”, a lo que él contestó, muy afable, que adelante, que a celebrarlo, que siempre es bueno tener ocasión para celebrar cosas y que aun estaríamos a tiempo de volver a celebrarlo en 2021. Luego supimos que aquel señor se fue de Tauste un tanto desconcertado, con la sensación de que había estado en un pueblo donde las celebraciones oficiales contrastaban con la interpretación que debía hacerse de los documentos.

Fue una de las charlas más interesantes y de alto rigor histórico que se han escuchado en todas las jornadas de historia de Tauste que se vienen celebrando. Al día siguiente el comentario de satisfacción era general, pero pasó el tiempo y todo volvió a quedar como estaba: el concepto de que Tauste fuera conquistado en 1105 (a la vez o a continuación que Ejea) permanece invariable. ¿De qué nos sirve traer a personas cualificadas si después no las tenemos en cuenta?.

No es algo precisamente baladí el que nuestro pueblo fuera conquistado tres años después que Zaragoza (ésta cayó en 1118) y nada menos que 16 años después de lo supuesto hasta ahora. Estoy seguro de que, detrás de todo ello, hay un conjunto de circunstancias apasionantes, algo que contribuiría a resaltar la singularidad de nuestro pueblo ya en aquella época, y parece que nosotros nos empeñemos en no salir de la vulgaridad de siempre. No critico el hecho de que celebráramos en 2005 esa efemérides, pues a esas alturas el evento ya estaba más o menos programado y bien celebrado está, pero, ¿celebraremos en 2021 el IX centenario de la verdadera incorporación del Tauste al reino de Aragón?.

El otro asunto cuestionable del comentario del amigo Lucero es si los restos que aparecen son de las personas que construyeron la torre. Lo primero que hay que resaltar es que se trata de un cementerio muy extenso y, al parecer, bastante denso, con lo cual, hubo de tener bastantes miles de enterramientos. Habrá que aguardar a los resultados del Carbono-14, de los que cabe esperar como fecha más probable la del siglo XI. El arqueólogo, con mucha prudencia, los dató entre los siglos VIII y XII. Si son del XI, podemos suponer con mucha certeza que las gentes que trabajaron en esa construcción fueron enterradas en este cementerio. Si son anteriores, rompería ya todos los esquemas, afortunadamente, pero los rompería, ya que ello supondría que Tauste ya fue muy grande antes de la época de mayor esplendor de Zaragoza, lo cual abriría unos interrogantes fantásticos, dignos de unas líneas de investigación hasta ahora insospechadas.

Mejor será, pues, mantenernos a la espera.

sábado, 4 de diciembre de 2010

LA TORRE ZAGRÍ ES NUESTRA


Hace unos días, a cuenta de esto del cementerio zagrí y de las conclusiones de que la torre de Tauste sea, en su origen, un alminar andalusí, una persona me manifestaba su preocupación.

- ¿Y si ahora nos la piden? –decía ella-.
- ¿Quién? –
le contestaba yo-.
- Pues, eso, los moros.

Vamos a ver: todas esas dudas vienen del falso concepto que tenemos de nuestra historia en relación con el asunto musulmán. Tenemos la noción –quizá porque nos lo enseñaron así en la escuela, en una época muy marcada por la imposición religiosa- de que en España había una gente muy feliz bajo el gobierno visigodo hasta que llegaron los musulmanes jodiendo la marrana (perdón por la expresión). Es verdad que también nos enseñaron que, al final, no fue tan malo el asunto, pues algo se compensó con la aportación cultural que ellos trajeron. Una faceta de ello es, por cierto, tradicionalmente valorada en Tauste, la creación de los regadíos, pues, hasta en la mente de las personas menos cultas está la idea de que “eso nos viene de los moros”, como fuente de riqueza. Pensábamos que hubieran venido a bandadas gentes del Magreb (como ahora, pero muchos más), miles y miles de moros con sus familias, a colonizar España y a imponer su religión en un estado católico, amparados por un poderoso ejército invasor, que era el suyo. Los pobres cristianos españoles serían despojados de sus propiedades y, de esa forma, en tan sólo tres años, se habrían hecho con el control de este país.

Nada más lejos de la realidad. Ya he escrito en otras ocasiones, en este mismo blog, que la invasión musulmana de la Península Ibérica en los comienzos del siglo VIII no fue tanto una invasión armada como cultural. Es cierto que vinieron fuerzas armadas desde el norte de África y gentes del mundo musulmán a establecerse en estas tierras, pero fueron una minoría. Los visigodos, que eran la clase dominante hasta entonces, ejercían el poder de forma tiránica para con el pueblo, con el que casi nunca se mezclaron. Vamos, de todo menos simpáticos. De forma que la llegada del Islam a estas tierras supuso más bien una mejora para los habitantes de aquí que otra cosa. Es un concepto que cuesta asimilar desde la perspectiva actual, pero pensemos que, en aquella época, la religión cristiana no sería más liberal y humanitaria que la musulmana; si acaso, al revés.

De modo que vayámonos haciendo a la idea de que, allá por el 714, cuando llegan los musulmanes al Valle del Ebro, el noble visigodo Casio, propietario de todas estas tierras (afincado en Tudela o por ahí), negocia con ellos y les dice “qué os parece si renuncio al cristianismo, me hago musulmán y vasallo vuestro, a cambio de que me dejéis conservar todas mis propiedades”. Pues vale, asunto resuelto. El siño Casio se hace un viajecico por Damasco y La Meca y viene con el nombre de Banu-Qasi, que así suena más moro. Sus súbditos, es decir, los habitantes de estos lares (Tudela, Tarazona, Borja, Tauste, Ejea, etc.), ¿qué hacen?. Pues muy sencillo: como el señorito se nos ha hecho musulmán, nosotros también (en su gran mayoría, claro), que lo mismo nos da rezar a Dios que a Alá (que dicen que es el mismo) y, además, esta nueva religión parece que es más sencilla y asequible para nuestras cocotas (no tienen cosas raras de “Uno y Trino a la vez”, ni hay intermediarios en la relación entre Dios y el hombre, etc.; en lo demás, todo parecido). Además, si nos hacemos musulmanes, pagaremos menos impuestos.

De esa manera es como nuestros antepasados se hicieron musulmanes. Llevaban aquí siglos (desde cuando los romanos o vete tú a saber), se habían hecho cristianos cuando el Imperio Romano había declarado el Cristianismo como religión oficial y ahora tocaba ser musulmanes. Gentes que nacen, viven, trabajan, gozan, sufren y mueren como nosotros, en unas casas que ocupaban el mismo lugar que ahora ocupan las nuestras, en los mismos campos que nosotros o nuestros ascendientes inmediatos han trabajado, que habitaron este mismo paraje, que vivieron de la misma tierra de la que nosotros vivimos ahora… y que nos dejaron esa majestuosa torre.

- ¿Y si nos la piden?.

¿Quién nos la va a pedir?. ¿A alguien se le puede ocurrir algo tan descabellado como que vengan los italianos a pedir el acueducto de Segovia, sólo porque se construyó en la época romana?. Pues esto es lo mismo.

Claro está que a los italianos no se les va a ocurrir. A la gran mayoría de los musulmanes del mundo tampoco. Cierto es que hay movimientos extremistas en el Islam con el afán de imponer su religión en todo el mundo y reivindicar todo para sí (Alandalús entre otras cosas). Se aprovechan de unas libertades y de unos derechos que aquí tenemos (conquistas sociales que nos han costado siglos de evolución, algo que ellos no han logrado) y que el mundo occidental tendrá que vigilar y defender para que no se malogren por la actitud de esas gentes que abusan de unos derechos que en sus lugares de origen no tienen (ni, menos aún, conceden a los extranjeros), sin admitir unas obligaciones de tolerancia, trabajo, adaptación y convivencia, que deberían suponerse a cambio de esos derechos, a veces al servicio de un proselitismo peligroso. Y quede claro que sólo estoy hablando de unas minorías.

Pero eso es harina de otro costal. Repito que los restos humanos enterrados en la zona sur de nuestro casco urbano no son de personas extranjeras que murieran aquí, sino que eran de aquí. Posiblemente, sus descendientes fueran exterminados, esclavizados o expulsados por los cristianos que vinieron del norte a colonizar estas tierras tras la conquista del Batallador, y, de los cuales, también posiblemente, descendamos muchos de nosotros. Pero hemos de tener conciencia de que nosotros somos la consecuencia de todo ello, del paso, por este viejo solar, de íberos, romanos, musulmanes, franceses, etc., de todas gentes que por aquí pasaron y se quedaron. La expulsión de los vencidos siempre ha supuesto una injusticia, de acuerdo, pero su consecuencia es el afincamiento posterior de esas gentes en otras tierras y la identificación de sus descendientes con las mismas, perdiendo, al final, la identidad de orígenes anteriores.

Por tanto, tengámoslo muy claro: nosotros somos los únicos y legítimos herederos de nuestra torre zagrí. Tenemos que sentirnos muy orgullosos de su origen, sin necesidad de camuflarlo en versiones de que fuera hecha por mudéjares en época ya cristiana, que sólo sirven para restarle su verdadero valor histórico.

Sólo así, no tendremos miedo a que vengan a pedírnosla.
¿Quién?