sábado, 11 de diciembre de 2010

LA TORRE ZAGRI ES NUESTRA (2)


Iba a colgar un comentario como respuesta a los de mis amigos Lucero y José Miguel Pinilla, pero me iba a salir un poco largo y he decidido escribir este post.

Quiero matizar lo de “nuestros antepasados”. Realmente, no hay que tomarlo al pie de la letra desde el punto de vista genético (¿quién puede saber quiénes eran sus antepasados hace un milenio?), sino más bien desde la perspectiva de que se trata de unas gentes que nos precedieron en el hecho de vivir en este mismo lugar y que algo (mucho o poco) tienen que ver con lo que ahora somos nosotros.

No es exacta la afirmación de que “fueran enterrados allí por circunstancias del tiempo”. De igual forma que ahora no es algo circunstancial que a un taustano se le entierre en el cementerio actual de Tauste, tampoco lo era entonces que se le enterrara en ese lugar: era “su cementerio”, el más importante que había en Tauste, pues aparte estarían los de las minorías cristiana y judía, cuyos posibles emplazamientos ya he señalado en otras ocasiones.

En mi trabajo sobre “Tauste en los siglos XI al XIII” situaba estos lugares, basándome en datos que pueden ser consultados en este trabajo. También lo explicaba en un artículo titulado “El cementerio zagrí”, que publiqué en este mismo blog hace casi un año, cuando todavía no se había hecho la cata que demostró finalmente que esos enterramientos correspondían a gentes de religión islámica (lo que no significa que fueran extranjeros, insisto una vez más en ello). Aquel artículo sirvió, entre otras cosas, para que un “gracioso” colgara un comentario que decía: “con tu gran poder de prediccion te invito a que tambien localices donde tenian los moros la parada del autobus". Lo pongo así, tal cual, sin acentos, porque así es como lo escribió su autor. Naturalmente, este tipo de “graciosidades” suelen hacerse desde el anonimato. Pueden verlo en el propio artículo. A lo que quise responderle, una buena amiga mía ya lo había hecho por mí, muy cumplidamente, por cierto. Ya no respondió y me imagino que ahora, ante la evidencia del hallazgo, se lo habrá tenido que comer con patatas.

Cuento esto porque uno debe andarse con pies de plomo. No deja de haber gente que está esperando a que uno resbale para ponerle en evidencia y desacreditarle. No solamente gente que no tiene nada que aportar al asunto, sino que probablemente también haya alguien que, teniendo cosas muy importantes que decir al respecto, permanezca callado, quizá porque todo esto suponga un vuelco de lo que siempre ha pensado y le pesa más su propio ego que el interés colectivo. Esperan a que, de igual forma que ha subido la espuma (pongo el símil de la cerveza), baje y todo quede en el olvido, de forma que nunca cambie nada y sigan permaneciendo sus postulados como válidos e indiscutibles, sobre todo si ellos no tienen nada que ganar personalmente.

Realmente, es una actitud tan cómoda como eficaz. Voy a ponerles un ejemplo de cómo el olvido obra a favor de estas posturas conservadoras.

En diciembre de 2003, el catedrático de Historia D. Carlos Laliena impartió una interesante charla en la Casa de Cultura sobre la conquista de Tauste por parte de los cristianos, en el ámbito de las jornadas de historia que cada año organiza la Asociación Cultural El Patiaz. En aquella charla expuso, entre otras cosas, la gran actividad demográfica y social que detectaba en el valle medio del Ebro en el siglo XI y el dato interesante de que la conquista de Tauste hubiera que fecharla en 1121 en lugar de 1105, como siempre se ha creído, todo ello sólidamente argumentado. Cuando llegó el apartado de ruegos y preguntas, el presentador que estaba sentado a su lado le dijo muy acertadamente algo así como “nos ha trastocado usted, pues pensábamos celebrar en 2005 el IX centenario de la incorporación de Tauste al reino de Aragón”, a lo que él contestó, muy afable, que adelante, que a celebrarlo, que siempre es bueno tener ocasión para celebrar cosas y que aun estaríamos a tiempo de volver a celebrarlo en 2021. Luego supimos que aquel señor se fue de Tauste un tanto desconcertado, con la sensación de que había estado en un pueblo donde las celebraciones oficiales contrastaban con la interpretación que debía hacerse de los documentos.

Fue una de las charlas más interesantes y de alto rigor histórico que se han escuchado en todas las jornadas de historia de Tauste que se vienen celebrando. Al día siguiente el comentario de satisfacción era general, pero pasó el tiempo y todo volvió a quedar como estaba: el concepto de que Tauste fuera conquistado en 1105 (a la vez o a continuación que Ejea) permanece invariable. ¿De qué nos sirve traer a personas cualificadas si después no las tenemos en cuenta?.

No es algo precisamente baladí el que nuestro pueblo fuera conquistado tres años después que Zaragoza (ésta cayó en 1118) y nada menos que 16 años después de lo supuesto hasta ahora. Estoy seguro de que, detrás de todo ello, hay un conjunto de circunstancias apasionantes, algo que contribuiría a resaltar la singularidad de nuestro pueblo ya en aquella época, y parece que nosotros nos empeñemos en no salir de la vulgaridad de siempre. No critico el hecho de que celebráramos en 2005 esa efemérides, pues a esas alturas el evento ya estaba más o menos programado y bien celebrado está, pero, ¿celebraremos en 2021 el IX centenario de la verdadera incorporación del Tauste al reino de Aragón?.

El otro asunto cuestionable del comentario del amigo Lucero es si los restos que aparecen son de las personas que construyeron la torre. Lo primero que hay que resaltar es que se trata de un cementerio muy extenso y, al parecer, bastante denso, con lo cual, hubo de tener bastantes miles de enterramientos. Habrá que aguardar a los resultados del Carbono-14, de los que cabe esperar como fecha más probable la del siglo XI. El arqueólogo, con mucha prudencia, los dató entre los siglos VIII y XII. Si son del XI, podemos suponer con mucha certeza que las gentes que trabajaron en esa construcción fueron enterradas en este cementerio. Si son anteriores, rompería ya todos los esquemas, afortunadamente, pero los rompería, ya que ello supondría que Tauste ya fue muy grande antes de la época de mayor esplendor de Zaragoza, lo cual abriría unos interrogantes fantásticos, dignos de unas líneas de investigación hasta ahora insospechadas.

Mejor será, pues, mantenernos a la espera.

2 comentarios:

jose miguel pinilla dijo...

Mira si era importante el descubrimiento que hizo Javier Peña, de la firma del autor en el muro de la Parroquieta (se publicó en el Heraldo a página completa), y su enorme trascendencia para la historia del arte y en qué quedó la cosa. Pero es que hay mucha gente interesada en que nada cambie, no vaya a ser que se les caigan los palos del sombrajo.
¡Que ganas de saber lo que dirá el C14!

Anónimo dijo...

Me mantengo también a la espera del C14.
Me supo a poco, verdad Jaime? yo quería mas, mas, soy impaciente, la verdad...ya veía yo la calle levantada y saliendo a la luz mas pruebas,bueno, eso, a esperar.
Ana.