sábado, 18 de diciembre de 2010

UNA DE ROMANOS

Lo que quiero contar hoy no tiene nada que ver con el pasado zagrí de nuestro pueblo, pero me apetece hacerlo porque se trata de un hecho de indudable trascendencia para nuestro mundo actual. Algo que la mayoría de la gente ignora y que tuvo su origen en un lugar olvidado del actual Aragón, situado en la Comarca de Calatayud, entre Mara y Belmonte.

Allí se encontraba una población celtíbera llamada Segeda (Sekaisa), a la que los romanos habían declarado la guerra por haber ampliado el límite de sus murallas (mira tú qué delito). Segeda se alió con Numancia para luchar contra el ejército romano y en el año 154 a.C. lograron parar el ataque de éste contra Segeda, mandado por el cónsul Quinto Fulvio Nobilior, para luego pararlo en Numancia.

En 153 a.C. vencen al ejército de Quinto Fulvio Nobilior compuesto por 30.000 hombres. Las tropas celtíberas, compuestas por segendeses y numantinos, iban mandadas por un tal Caro de Segeda. Se habla de 6.000 muertos romanos, para que vean ustedes que también hubo algún un “viriato” por estos lares. También se dice que el propio Caro murió el mismo día, persiguiendo al ejército romano en desbandada. Se ve que le había cogido gusto a eso de matar romanos, pero, al final, Caro lo pagó caro.

Pues bien, puestas las cosas así de feas para la todopoderosa Roma, decidieron realizar un cambio en el calendario que perduraría hasta nuestros días. Resulta que, hasta entonces, el cambio de año se realizaba hacia el 15 de marzo, con la entrada de la primavera, siendo en esa fecha cuando se llevaban a cabo las elecciones de los nuevos cónsules. Para la campaña contra Segeda, ello implicaba que, entre preparativos, desplazamientos y demás, se plantaban en estas tierras ya iniciado el otoño y pasar las penurias del frío invierno, por lo que decidieron adelantar las elecciones al 1 de enero y así poder iniciar la campaña contra Segeda a primeros de verano.

El final de la historia ya la pueden imaginar: ganaron los romanos, faltaría más, que para eso era el ejército más poderoso del mundo, pero el nuevo calendario quedó instaurado así hasta nuestros días. De esta forma podrán comprender por qué septiembre no es el séptimo mes del año sino el noveno, octubre no es el octavo sino el décimo, noviembre no es el noveno sino el undécimo y diciembre no es el décimo sino el duodécimo.

Algo de total repercusión para casi todo el mundo mundial, incluso en la actualidad, y que tuvo su origen aquí, en un lugar de Aragón de cuyo nombre nadie se acuerda.

Curioso, ¿verdad?.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que barbaridad Jaimen sabes de todo y por las fechas que son estas en todo.Se lo dire a mi yerno que seguro que por alli con lo ocupados que estan con los cobros de las perrricas de los amigos y los escondidos con sindrome de Estocolmo no lo saben. O mejor se lo dices tu y te entiendes con el. Saludos

Anónimo dijo...

Para mí estos descubrimientos no hacen más que confirmarme lo ignorantes que somos y que nos han estado enseñando toda la vida lo que a algunos les ha interesado. Y lo peor de todo es que siguen igual, ignorando estas cosas y dando importancia a lo que no la tiene.
Gracias Jaime, gracias a ti, soy un poco menos ignorante.
Miguel

Eva Row dijo...

Siete años después de este posteo, desde una excolonia española allende los mares, escribo hoy que leí este texto con mucha fruición, llevada por el azar del linkeo, y no quería quedarme sin agradecer al proveedor y autor de este texto que además de interesante e instructivo, resulta un placer literario. Eva (desde Buenos Aires, Argentina).