domingo, 22 de noviembre de 2020

EL FUTURO DE LA AVENIDA OBISPO CONGET

 

Por fin se va reconociendo la gran importancia que tuvo Tauste entre los siglos VIII y XII. Resulta impresionante la repercusión mediática a nivel internacional que, en estos días, está cobrando nuestro pueblo con las excavaciones arqueológicas de la avenida Obispo Conget, gracias a la labor de la Asociación Cultural “El Patiaz”.

Si importante es el cementerio en sí por todo lo que representa, lo verdaderamente trascendental es el legado que aquellas gentes nos dejaron: la torre de Santa María, signo de la evidente grandeza que tuvo Tauste en aquella época. De ella ya casi nadie se atreve a cuestionar que es una construcción zagrí y no mudéjar. No es un asunto baladí, por el reconocimiento histórico que ello supone. Por poner un ejemplo jocoso: nuestra torre es tan “mudéjar” como la Giralda (que no lo es, por supuesto, y, en todo caso, fue construida aproximadamente un siglo y medio después que la nuestra). Pues bien, a ver quién se atrevería a decirles a los sevillanos que su torre es mudéjar. No lo admitirían, por supuesto, y bien que harían. Pero, al fin y al cabo, aquello es Andalucía, donde parece normal encontrar patrimonio hispano-musulmán. Por eso es mucho más exótico el hecho de tenerlo aquí y debemos sacar pecho los aragoneses para promocionar este patrimonio tan singular.

No podemos desaprovechar este momento. Es de esas cosas que, si no se gestionan en su momento y de manera audaz, se desvanecen en pocos meses y quedan en nada.

LA CLAVE ESTÁ EN QUÉ HACER CON LA AVENIDA

El proyecto aprobado en su día consiste en un bulevar central con un carril de circulación a cada lado del mismo y sendos cordones de aparcamiento en las orillas, por lo que las aceras laterales ya quedan demasiado estrechas, sobre todo en algunos puntos donde, si no lo remedian, ni siquiera podrán cruzarse dos carros de bebés o dos sillas de ruedas.

La pandemia nos está demostrando lo importante que es disponer de amplias zonas peatonales, cuanto más mejor, sin desatender, por supuesto, las necesidades de tráfico, de aparcamiento y de acceso rodado a todas y cada una de las fincas.

Por su situación, orientación y dimensiones, esta avenida reúne unas condiciones estupendas para convertirse en la gran sala de estar de nuestro pueblo. Una zona peatonal en el lado norte (el opuesto al colegio Alfonso I) tendría todas las ventajas: en verano los edificios de ese lado hacen sombra por la tarde, pero en invierno no. Si hace cierzo (el gran inconveniente de nuestra tierra), estaría al abrigo del mismo y en invierno disfrutaría de un espléndido sol casi todo el día. Tenemos que pensar que, cuando nuestro pueblo despegue, en esa avenida puedan establecerse negocios de hostelería al lamín de las amplias terrazas que ahí podrían sacar. Con el diseño ahora previsto -el bulevar central y las aceras estrechas en ambas orillas- esto no será posible. Además, dada nuestra climatología, será inhóspito pasear por ese bulevar sin el abrigo del viento en invierno y sin las sombras de los edificios en las tardes de verano.

Siempre nos hemos quejado de la falta de espacios de este tipo en nuestro pueblo y, ahora que se nos presenta la ocasión, ¿vamos a desaprovecharlo? Claro que hay avenidas con bulevares centrales en otras ciudades y que tienen bastante éxito, pero son, generalmente, vías públicas de mayor anchura que esta y, además, con porches bajo los edificios que las hacen “habitables”. Pero este no es el caso.

La solución que planteamos (me expreso en plural porque me han ayudado Javier Peña y José Miguel Pinilla) es una acera de 2,50 metros en el lado sur (el del colegio, que es el ancho que tienen las calles transversales) y un solo carril de circulación flanqueado por sendos cordones de aparcamiento (que no falten plazas, que son muy agradecidas). De esa forma, quedan 10 metros de anchura hasta el lado norte para toda esa franja peatonal. Los accesos desde las calles laterales que vienen de la zona centro se realizarían pasando los vehículos tranquilamente sobre la zona peatonal. Esos pasos se señalizarían y protegerían con el correspondiente mobiliario urbano (bancos, jardineras, zonas de recreo, etc.), conviviendo ordenadamente peatones y vehículos. Podemos ver esta solución en muchos lugares con bastante acierto, concretamente en el paseo Independencia de Zaragoza y sus adyacentes. La misma solución se aplicaría para las entradas a garajes, que, siempre que se pueda ni se perjudique a nadie, no hay por qué establecer limitaciones ni prohibiciones innecesarias.

La zona de delante del colegio Alfonso I ganaría mucho en calidad como antesala de la entrada y salida de los niños, así como espera de los mayores. Hablamos de casi 6.000 m2 de zona para esparcimiento (la plaza de España de Tauste, para que se hagan una idea, apenas tiene 2.300 m2, porches incluidos).

Ahora nos lamentamos del gran error que supuso derribar el palacio de los Ayerbe y construir ahí el ayuntamiento en los años 70, en lugar de haberlo traído a esta zona. El pueblo quedó comprimido en su centro histórico (que tampoco se conservó), con las limitaciones que ofrecen sus calles, y el ensanche (que ya estaba proyectado por entonces) quedó condenado a varias décadas más de usos de corrales. Total, 50 años de retraso urbanístico y cuando vemos otros pueblos pensamos “¿qué ha pasado en el mío?”. Acertar o no con esta avenida puede suponer un paso definitivo adelante u otro estancamiento de varias décadas más. Esta vía tiene que ser la unión entre el centro urbano y el ensanche para facilitar el desarrollo de este. El diseño propio de una vía de circunvalación (como es la avenida Perimetral de Ejea) supondría una barrera para ello.

Además, existe un problema que, posiblemente, no se ha planteado y que algún día habrá que resolver. El que tenga una solución más o menos satisfactoria depende de lo que se haga ahora. Se trata del ordenamiento del tráfico en el nudo donde confluyen las dos avenidas con la carretera hacia Pradilla y las calles Bretón y Hernán Cortés. La solución deberá pasar por una rotonda, inevitablemente, pero tiene el problema de que no hay demasiado espacio libre para ello. Si por parte de las avenidas Obispo Conget y Sancho Abarca solo confluyera un carril de cada una (el de Obispo Conget que fuera de bajada y el de Sancho Abarca de subida) el nudo se simplificaría bastante, y no por ello se iba a producir colapso alguno en el tráfico, porque la densidad del mismo en estas avenidas es relativamente baja. Lo importante es facilitar el acceso rodado a todos los sitios, para la comodidad de todos los usuarios y residentes en la zona. En el urbanismo moderno se tiende a destinar al tráfico el espacio necesario y todo el sobrante al peatonal, y no al revés, que es lo que se ha hecho hasta ahora en Tauste y que tan ingrato resulta.

En cuanto a la necrópolis, se está hablando de dejar la recreación de una tumba para perpetuar el recuerdo de lo que aquí hubo. Todos sabemos que, más temprano que tarde, acabará siendo tapada y todo quedará en el olvido. ¿Por qué no aprovechar para tener una avenida singular, una especie de “paseo de las estrellas” pero en Tauste? En la zona peatonal, se trataría de colocar unas losas que recuerden las tumbas que han salido, con las formas y tamaños aproximados que tienen. El resto podría ser un pavimento continuo (no de losetas) para evitar los recortes entre baldosas, que es lo que peor queda siempre. Estamos acostumbrados a ver este tipo de pavimentos en zonas comerciales, tanto interiores como exteriores. Hay amplias gamas de acabados y de colores y aportarían un alto grado de modernidad, además de que, económicamente, es más barato que el embaldosado.

De esa forma, la cripta que plantean para guardar los restos óseos podría estar bajo la zona peatonal y procedería poner encima una placa antivandálica con una pequeña explicación trilingüe de lo que representa todo esto (español, inglés y árabe), con esa recreación de tumba al lado que se está proponiendo.

El cambio que aquí se plantea respecto a lo proyectado no es nada sustancial ni en lo técnico ni en lo económico (sé de lo que hablo). Solo se trata de plasmarlo en un plano que modifique lo anterior (puede ser más o menos este que aquí adjunto) y unas pequeñas modificaciones de las partidas presupuestarias a las que afecta, donde se verá que, económicamente, no implica incremento de costes. Todas las infraestructuras que se llevan enterradas hasta ahora sirven perfectamente. Un proyecto no es algo invariable y todavía no se ha colocado el primer bordillo. Todavía se está a tiempo y, por tanto, solo es cuestión de voluntad.

Piénsenlo, por favor, que nos jugamos mucho.






viernes, 13 de noviembre de 2020

SOBRE EL “ELEVADO” COSTE DE LAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA AVENIDA OBISPO CONGET

 

Lo he callado hasta ahora por prudencia. Pretender que lo siga haciendo, ya es pedirme demasiado.

Es sabido que las excavaciones arqueológicas de la necrópolis islámica en esta avenida van a costar a las arcas municipales la elevada cantidad de 400.000 €. Me están llegando comentarios sobre mi persona y, también, sobre la Asociación Cultural “El Patiaz”, atribuyéndonos la causa de ello por haber descubierto esta maqbara. Duele.

No me corresponde a mí dar explicaciones de por qué esa cantidad. En todo caso, debería darlas quien dispone de todos los datos, que es el Ayuntamiento, pero, en vista de lo que hay, me veo obligado a exponer aquí lo que conozco.

El mayor coste de esta actuación reside en la gran mano de obra que conlleva. Mucho antes de empezar la obra (solo sabíamos que se estaba elaborando un proyecto), se ofreció al Ayuntamiento la posibilidad de crear un campo de trabajo. Con ello, la mano de obra iba a resultar gratuita: estudiantes de arqueología de diferentes países. Por poner un ejemplo, así lo hacen todos los años en los Bañales (Uncastillo) y le sacan un gran provecho, tanto para la cultura en sí como para el desarrollo turístico de la zona. Aquí, en Tauste, nosotros ofrecíamos nuestra colaboración desinteresada en todo lo organizativo. Se nos desestimó.

Se advirtió que, si no era así, la normativa vigente obligaría a llevarla a cabo con mano de obra asalariada y que, si quería hacerse en el contexto de las obras de urbanización, debería incluirse una partida presupuestaria de excavaciones arqueológicas. Si no se hacía así, la empresa adjudicataria no estaría obligada a asumir ese coste y supondría un imprevisto de importante magnitud. Era fundamental contemplar ya esa partida desde el inicio, cuando todas las empresas aspirantes a quedarse con la obra competían entre sí y no cuando solo quedara ya la que resultara adjudicataria. También se desestimó.

Ahora llegamos a la situación de que esta empresa, libre ya de competencia, acuerda con el Ayuntamiento la realización de esos trabajos extras por la cantidad aproximada de 330.000 €, los cuales, más el 21% de IVA, se ponen en los 400.000 € sabidos.

Sin embargo, las valoraciones que conocemos sobre esta actuación confluyen en la cifra aproximada de 70.000 €. Proceden de medios que aspiraron a la obra pero que, finalmente, se quedaron fuera. Ello coincide con los datos estadísticos que recogimos a lo largo de las cuatro excavaciones arqueológicas que llevó a cabo El Patiaz, según los cuales, exhumar una tumba, aplicando los salarios del Convenio de la Construcción, tendría un coste aproximado de 90 €. En este caso, calculando unas 600 tumbas, resultan 54.000 € de mano de obra. Sumando a esta cantidad los honorarios de arqueólogos y otros gastos, llegaríamos a los 70.000 €, por lo que todo cuadra en torno a esta cantidad. Ahora sabemos ya que el número de tumbas reales probablemente no exceda de 450, lo cual aún da más peso a los argumentos que aquí se están exponiendo.

No cabe pensar que al contratista que hace la obra le cueste más dinero. Ellos vienen a llevarse un beneficio, lógicamente, y se supone que habrán subcontratado a la empresa de arqueología que les pasara la oferta más baja. Admitiendo que le cuesta esa cantidad, se llevan como beneficio limpio 330.000-70.000= 260.000 €, solo por el “imprevisto” de la partida de arqueología. El Ayuntamiento, además, pagará el 21% de IVA correspondiente, que ascenderá a unos 55.000 € y que van directamente a la Hacienda Pública. Total, 315.000 € de sobrecoste por encima del valor real.

¿Podría haberse hecho de otra manera? Quien esto escribe acumula 41 años de profesión de aparejador, haciendo presupuestos y dirigiendo obras, muchas veces para ayuntamientos (las menos para el de mi pueblo, quizá afortunadamente), defendiendo el dinero de estos frente a contratistas -a veces de pocos escrúpulos-, que es para lo que se me paga, además de procurar la buena ejecución dentro de las posibilidades. Y sí, tengo que decir que situaciones similares que he vivido en mi profesión se han gestionado en otros pueblos de otra manera.

Pero hay más. En un caramelazo de 1.215.000 €, como es el proyecto de urbanización de esta avenida, poner una partida de 50.000 € para este menester en lugar de los 70.000 € que vale realmente, no hubiera supuesto impedimento alguno para que las empresas que pujaron lo hubieran hecho con el mismo porcentaje de baja -o similar- que lo hicieron. Las partidas que realmente dan el beneficio de la obra son otras y esas diferencias se diluyen fácilmente. La conclusión es que pasamos de los 50.000 € que hubiéramos pagado a los 400.000 € que nos va a costar. Además, esos 50.000 € podrían haberse compensado con una buena promoción de todo esto y que tampoco se está haciendo.

Esta desorbitada cantidad fue aprobada en Pleno con los votos favorables del partido que gobierna (supongo que algunos de ellos con cierta desgana, pero no les quedaría otro remedio por aquella cosa tan antidemocrática que llaman “disciplina de partido”) y la incomprensible abstención del partido de la Oposición. Entiendo que una abstención procede cuando la solución que presenta el que manda no gusta pero no hay otra. En este caso la había. Decepciona.

Así que, por favor, antes de apuntar en la dirección equivocada, no diré que lo hagan en la correcta (ante todo, haya paz), pero, por favor, piensen, recapaciten, reflexionen serenamente, que es nuestro pueblo, y entre todos debemos procurar lo mejor para él.

domingo, 28 de junio de 2020

TERRITORIO MUDÉJAR EN ARAGÓN TV

Ya son varias las personas que me han parado por la calle para compartir conmigo su decepción por lo que vieron en el programa de “Unidad móvil” de Aragón TV, en su emisión del pasado viernes. Claro, ¿yo qué les voy a decir? Pues que no, que a mí no me decepcionó, porque la decepción ya me la llevé cuando conocí en primera persona de qué va esta gente.

 “Territorio Mudéjar” nace al amparo de la Diputación de Zaragoza como una asociación de pueblos con patrimonio mudéjar con el “supuesto” objetivo (ya verán por qué entrecomillo lo de “supuesto”) de promover el desarrollo económico y social a partir de su patrimonio cultural, con frases tan bonitas como “miradas innovadoras”, etc. Establece su sede en Tobed, que el pueblo lo merece y tiene una iglesia mudéjar espectacular, pero también podría haber sido cualquier otro, más que nada por aquello de que la gente dice que “qué casualidad, ser el pueblo del presidente de la DPZ”, y se indigna, como es natural.

 Cuando nos enteramos de la naturaleza que decían pretender acerca de sus proyectos, tiempo nos faltó para ponernos en contacto con la Dirección. Nos parecía fantástico que, por fin, en nuestro territorio, se llevaran a cabo iniciativas como esta y, si una de las ideas principales que difundían era aquello de la “mirada innovadora”, qué mejor que comenzar a poner sobre la mesa los argumentos sobre el verdadero origen de esta arquitectura, que no es otro que la continuidad de la que había nacido en el siglo XI en esta misma tierra con unas técnicas importadas del mundo persa. Eso sí que es innovador y no el pobre argumento de que a los aragoneses del siglo XIV les dio por imitar el arte del imperio almohade, enemigo nuestro por aquel entonces, cuya frontera estaba unos 500 Km hacia el sur (la actual Andalucía), en un reino -el nuestro- que ya tenía dos siglos de bagaje cristiano-europeo. ¿A que no tiene sentido? Claro que a nuestros mandamases les gustaba el arte musulmán, pero era porque se lo habían encontrado aquí cuando conquistaron el territorio, supieron aprovecharlo y tuvieron gente en sus dominios para seguir cultivándolo. A esa gente, los moros aragoneses, los llamaba Cervantes en el Quijote “tagarinos” (que viene a ser lo mismo que “zagríes”, porque es la misma raíz), mientras que a los moros granadinos les llamaba “mudéjares”. Una vez más se manifiesta lo dados que somos a adoptar las denominaciones foráneas.

 Entristece escuchar por gentes de Zaragoza que “la Aljafería recuerda a la Alhambra” como si el arte musulmán zaragozano se debiera al del sur de la Península, en lugar de decir que “la Alhambra debe mucho a la Aljafería”, porque realmente fue aquí donde se desarrollaron esas técnicas. A la estructura de alminar compuesto por una torre dentro de otra se la denominó “almohade” cuando, realmente, fue aquí donde se inició un sistema de escalera intramural (la torre de Santa María de Tauste, por ejemplo) que fue evolucionando en el propio territorio y, posteriormente, adoptado por los almohades porque debió de parecerles muy práctico; y así fue como hicieron la Giralda de Sevilla. Por eso, entristece también oír de boca de gente aragonesa que nuestras torres tienen estructura de “alminar almohade”, como también aquello de que las torres octogonales aragonesas están inspiradas en las torres góticas catalanas. Esta última afirmación no la dijeron en el programa, pero es muy propia de esta gente. Con aragoneses así, no necesitamos catalanes que deprecien lo nuestro.

 También diré que me pareció percibir un guiño en cierto comentario acerca de las torres de Teruel como que eran de “segunda generación”, en alusión a este asunto de la estructura interna en las torres construidas a partir de 1300. Quizá se refería, aunque no lo dijo, a que hubo una generación anterior, que fueron estas de la escalera intramural. Pues bien, perdónenme la inmodestia, pero aquí quiero decir ya que quien descubrió este detalle trascendental fue un servidor, el mismo que está escribiendo esto, todo un hallazgo en la torre de Tauste que nos sirvió para estudiar “las tripas” de otras e ir catalogándolas con un criterio más fiable que lo que pueda o no convenir a ciertos historiadores, y escrito quedó en las Actas de las X Jornadas sobre la Historia de Tauste, de la Asociación Cultural “El Patiaz”, allá por el año 2009. Y conste que me encanta eso de la libre circulación de información sin ser necesaria alusión alguna a la autoría cuando la cosa funciona para el mejor fin de todos, pero estos no van de eso: ellos se apropian de lo de los demás (ya lo han hecho con cosas que yo he escrito) pero, luego, su autoría es su autoría.

 No voy a extenderme sobre las carencias, imprecisiones y omisiones de bulto sobre lo que sacaron de Zaragoza capital, pero sobre mi pueblo tengo que decir que Tauste no se merece eso: unas explicaciones dadas por unos jóvenes que parecen no conocer el monumento (lo que dijeron acerca de la buena accesibilidad y buen estado de conservación no es para nota, ni mucho menos, y omitieron lo más relevante, que lo hay y mucho).

 Me dicen que por qué no me llamaron a mí. ¿Cómo iban a llamarme si no les conviene? No pretendemos que nos digan desde el primer día “muy bien, chavales, qué bueno lo vuestro, vamos a reescribir la historia como decís”, pero, como ha dicho en varias ocasiones Marisancho Menjón, qué menos que admitir a debate unos argumentos que parecen bien fundamentados. Ni eso. Ahora sabemos por qué: porque ellos no tienen argumentos para contradecirlos y ven cómo cada vez más gente de prestigio y con mentalidad abierta aceptan sin ningún complejo nuestras teorías mientras ellos se quedan estancados.

 Se mantienen en una fidelidad ciega a las tesis de Gonzalo Borrás sin darse cuenta de que él tuvo el valor de contradecir las de los grandes popes que había habido hasta entonces y la brillantez de llevar el arte mudéjar aragonés a la alta calificación que hoy tiene, cuando antes no pasaba de estar considerado como un estilo menor. Después ya no quiso aceptar públicamente teorías que no comulgaran con lo que él había escrito y así pasaron generaciones de estudiantes que, para salir adelante en la Universidad de Zaragoza, no podían rebatir una sola coma de aquello. Todavía continúan ahí anclados y es una lástima que en la juventud de hoy en día no destaque siquiera una voz inconformista que sea capaz de traer aires nuevos, como hizo en su tiempo el profesor Borrás.

 Tengo la certeza de que “Territorio Mudéjar” ha nacido para satisfacer intereses personales y para luchar por que nada cambie de lo que ya se escribió. Sería presuntuoso por nuestra parte pensar que incluso motivados por la aceptación que en ciertos sectores están teniendo ya nuestras teorías, como reacción a la misma, pero hasta eso cabe. Así no vamos a ningún sitio. La Administración Pública debería invertir el dinero de todos en cosas más útiles que en crear y mantener entidades donde se les ve este plumero. No entiendo muy bien qué pinta el Ayuntamiento de Tauste colaborando con una asociación así, y, encima, como vocal de la junta directiva. Con amigos así no necesitamos enemigos y ausencias llamativas en esa asociación como la de Tarazona dan qué pensar. Es para mirárselo.