sábado, 27 de octubre de 2012

¿MODELOS DE LA ARQUITECTURA ZAGRÍ?

Por lo que me han contado algunos historiadores del arte, la forma de datar los edificios en los que no hay documentación que asegure inequívocamente la fecha de su construcción es mediante la comparación estilística con otros de datación segura.
Por eso, cuando afirmo que la torre de Tauste no es mudéjar del siglo XIII sino zagrí del XI y me preguntan que cuáles son las características formales de ese arte que me permiten establecer el vínculo con nuestra torre, me encuentro con un gran problema, y es que, tanto la pregunta como la respuesta, tienen mucha miga.
Respeto mucho los conocimientos de las materias que no domino (lo mío es la Arquitectura y no la Historia), pero me voy a atrever a cuestionar la datación que han hecho los eruditos acerca de tres torres datadas en la misma época que sus correspondientes iglesias:

TORRE DE UTEBO:



TORRE DE LA MAGDALENA (ZARAGOZA):


TORRE DE ALBALATE DEL ARZOBISPO:


No hay documentos que indiquen de manera inequívoca la fecha de construcción de estas torres; en todo caso, referencias a obras realizadas en las mismas, que han podido ser restauraciones o reformas. De las tres afirman que son mudéjares y que pertenecen a la misma época que sus iglesias respectivas, también mudéjares. Ahora díganme, así, sin entender mucho, en qué se parecen estilística y decorativamente esas torres a esas iglesias y si han podido ser concebidas por los mismos alarifes o por otros coetáneos.
Las tres obras son dignas de arquitectos excepcionales, pero ¿por qué la ubicación de las torres encaja tan mal en relación con la iglesia a la que pertenecen? Cuando una torre está construida a la vez o a continuación de su iglesia, el encaje es perfecto: comparten muro, alineación y uniformidad en el estilo arquitectónico. Como ejemplo de ello, podemos poner la de Paniza:



o la de Torralba de Ribota:


Sin embargo, en los tres primeros ejemplos, aparte de que la labor del ladrillo es claramente diferente entre torre e iglesia, sucede que, en la de Utebo, la torre está separada de la iglesia; la de la Magdalena (vean el enlace) está notabemente desviada respecto a la alineación del templo y en Albalate se encuentra descaradamente torcida. ¿Caprichos de aquellos arquitectos que, por otra parte, mostraban un manejo riguroso de la geometría?
En el caso de Tauste, también se ve claramente la separación entre la iglesia y la torre, donde se aprecia la mayor antigüedad de ésta porque el paramento de la iglesia tiene rebabas de mortero: no les cabía la paleta y no pudieron rejuntar el muro de la iglesia que estaban construyendo pegado a la torre, pero ésta sí que está bien rejuntada en todas sus caras; fue concebida para estar exenta.
El problema tiene su origen en un planteamiento erróneo que viene desde el siglo XIX, cuando se empieza a tener en cuenta la arquitectura mudéjar. Se dio por hecho –así, sin más- que en Aragón no quedaba ninguna construcción de la época andalusí, quizá porque se había instaurado la idea de echar tierra sobre todo lo que pudiera oler a “moro”, ya desde siglos atrás. Los historiadores del arte han ido ampliando sus investigaciones, pero nunca cuestionando este dogma, por lo que, oficialmente, este arte no existe, salvo en el Palacio de la Aljafería, de donde se dice que sirve de modelo para el desarrollo de toda la arquitectura mudéjar aragonesa, argumento que tampoco se sostiene por dos motivos: uno, que la Aljafería es una construcción civil y militar, cuyas estructuras no tienen nada que ver con la arquitectura religiosa del mudéjar, y la otra, que los motivos decorativos de la Aljafería para nada pudieron servir de precedente al rico repertorio que luego se desarrolló en el mudéjar aragonés, como es evidente. De modo que, “oficialmente”, no hay modelos del arte zagrí que puedan ser referentes para otros edificios sin datación documental segura. Todo se ha metido en el mismo saco: arquitectura mudéjar, a partir del siglo XIII.
Dicen que esta arquitectura nació inspirada en la que hacían los almohades en la misma época. ¿Es coherente pensar que en las tierras de Aragón, tras dos siglos de cristiandad, se estuviera copiando para sus iglesias el modo de construir de un imperio musulmán, cuya frontera se encontraba a unos 500 Km, al Sur?
Admiten, como es lógico, que, cuando los cristianos van conquistando el territorio, encuentran mezquitas en los pueblos que son consagradas para el culto cristiano, las cuales tendrían sus correspondientes alminares. Pasado un tiempo, derriban esas mezquitas para construir las iglesias que hoy conocemos. Pero en lo que no repara la historiografía oficial es en que, en muchos casos, los alminares no son derribados, sino reutilizados como campanarios. Ése es el verdadero origen del mudéjar aragonés y no la arquitectura almohade, la cual, a propósito, debe mucho a la zagrí, pues, las gentes que emigraron de estas tierras tras la conquista cristiana, se llevaron sus conocimientos hacia el Sur y se observa una clara evolución en las estructuras de las torres, desde las más antiguas de aquí (por ejemplo, la de San Pablo) hasta las almohades, como la Giralda.
Otro ejemplo curioso lo tenemos en el muro de la Parroquieta de la Seo. Aparte de los ventanales del siglo XIV que rompen estrepitosamente una labor geométrica exquisita (está claro que éstos no son originales del muro, sino abiertos muy a posteriori) y otras explicaciones sobre las que no voy a extenderme (vean el enlace anterior), aparece la firma de un alarife escrita en árabe, lo cual indica que esa firma es de época taifal, pues los alarifes mudéjares ya no firmaban en árabe, sino latín. Esta inscripción, detectada por Javier Peña en 1992, fue objeto de publicación en la prensa, pero, luego, sistemáticamente "silenciada" en las publicaciones académicas. Claro, es difícil explicar cómo se puede hacer una firma en el siglo XI sobre una pared del XIV. También es especialmente llamativo el caso de la torre de la Seo (pinchen y verán, que éste es tremendo).
Podemos citar más de una treintena de torres con la misma casuística, pero, de momento, valgan los ejemplos:
- Zona de Zaragoza: la Seo (oculta dentro de la torre barroca), la Magdalena, San Gil, San Pablo, Utebo, Alagón, Tauste, San Mateo de Gállego, Leciñena, Belchite.
- Zona de Calatayud: San Andrés y San Pedro de los Francos (Calatayud), Ateca, Belmonte de Gracián, Terrer, Villalba de Perejil, Aniñón, La Vilueña, Huérmeda, La Almunia de Dª Godina, Ricla.
- Zona de Daroca: Santa María (Daroca), Romanos, Longares, Villanueva de Huerva.
- Zona de Tarazona: Magdalena (Tarazona), Santa María (Borja).
Además de otras edificaciones, con el Palacio de la Aljafería al frente (único reconocido oficialmente), como la Parroquieta de la Seo (¿antiguo mausoleo?), Monasterio de la Resurrección de Zaragoza (¿antigua zuda?), iglesia de San Andrés y claustro de Santa María de Calatayud (antiguas mezquitas), así como restos de fortificaciones y otras construcciones diseminadas por nuestra geografía aragonesa. Todo ello, detectado por los arquitectos Javier Peña Gonzalvo y José Miguel Pinilla Gonzalvo, ambos de Zaragoza, quienes llevan treinta años viendo las tripas a estos edificios en sus obras de restauración.
No podía ser que en una época tan brillante de nuestra historia (podemos llamar al siglo XI como el Siglo de Oro de Tzagr-Alandalús) se construyera tan mal y que nada de lo que dejaron aquellas gentes mereciera ser aprovechado por los que vinieron después, como siempre ha ocurrido en todas las partes del mundo y se admite con toda naturalidad, salvo en Aragón, no se sabe muy bien por qué.
Aunque lentamente, algunos historiadores ya van abriendo los ojos a esta realidad innegable, pero sería necesario que los medios informativos y los departamentos de turismo de la Administración Pública se hicieran eco de ello, porque es muy importante para el Patrimonio de Aragón. Erróneamente catalogado dentro del mudéjar, tenemos en nuestra tierra un rico patrimonio de época taifal que debe ser dado a conocer como tal, con el incremento de valor que ello supone, en un medio geográfico situado tan al norte de la Península, lo que aún lo hace más interesante.

Se trata de una realidad digna de ser estudiada y documentada con el rigor que merece, y dar cuenta de ello a la UNESCO, porque este conjunto a catalogar (a recatalogar, en ente caso) supone el verdadero origen de la arquitectura mudéjar de Aragón, considerada como Patrimonio de la Humanidad.



miércoles, 24 de octubre de 2012

PROMOCIÓN TURÍSTICA DE LA NECRÓPOLIS ISLÁMICA DE TAUSTE

Como socio de la Asociación Cultural “El Patiaz” y colaborador en el grupo de trabajo de la misma, pienso que su misión respecto a la necrópolis musulmana de Tauste está prácticamente culminada, salvo en todo el apoyo que esta Asociación pueda prestar en el terreno cultural, exclusivamente.

Han pasado más de dos años cuando, tras muchas dudas y reflexiones al respecto, El Patiaz tomó la iniciativa al producirse un hecho que marcó un punto de inflexión en lo referente a este tema: la llegada al Ayuntamiento de una carta de Patrimonio dando instrucciones sobre la necrópolis, sin saber siquiera de qué época se trataba. Ante la situación más que probable de que fuera la propia administración autonómica la que aquí interviniera, con la consiguiente paralización en todos los aspectos que ello suponía y pérdida del control tanto para el desarrollo cultural como para el urbanístico en esta zona, El Patiaz decidió actuar conjuntamente con el Ayuntamiento y promover la primera cata, de la que se obtuvieron espectaculares resultados.

Al año siguiente, con el fin de avanzar en la materia, la Asociación promovió una segunda cata, con resultados similares, y, en este 2012, la tercera actuación, esta vez en un domicilio particular. Cierto es que esta última tenía una motivación diferente, que era la posibilidad de hallar restos de época visigótica, dado que el cementerio (y por lo tanto, Tauste, con el nombre que tuviera entonces, pero que nuestros historiadores todavía no han descubierto) ya existía desde antes de la llegada del Islam al Valle del Ebro. Todo apuntaba a que, de poder encontrar restos de aquella temprana época, tenía que ser por este emplazamiento concreto (no voy a extenderme aquí en las pistas que nos llevaban a ello), pero no fue así. Sin embargo, la actuación no resultó infructuosa de ninguna manera; más bien al contrario. El hallazgo de doce esqueletos en tan poco espacio (ocho adultos y cuatro niños) y, sobre todo, la disposición en distintos niveles, evidencia que el cementerio no sólo era extenso en superficie, sino también en periodo de ocupación. Apareció un resto de cerámica vidriada, datable en los siglos X-XI, lo que confirma lo que ya sabíamos y hace innecesario gastar en nuevas pruebas de Carbono 14.

Desde la primera cata y a la vista de las nuevas obligaciones para los propietarios de los terrenos afectados (la ley es injusta y carga sobre ellos la obligación de realizar exploraciones arqueológicas previamente a cualquier actuación edificatoria), El Patiaz se interesó por defender los intereses de los mismos y realizó gestiones ante el Ayuntamiento para que, vía bonificación en la tasa de licencia o de la forma que administrativamente sea más viable, se les compense de los gastos que ello suponga. La respuesta fue afirmativa por parte de la Corporación anterior, y ratificada verbalmente por la actual.

Como decía al principio, pienso que la Asociación no debe seguir actuando como promotora de más actuaciones arqueológicas, pero tampoco abandonar, sino traspasar la responsabilidad a quien corresponde, sin dejar de prestar su apoyo como asociación cultural. La relevancia de la necrópolis (posiblemente, el cementerio islámico más importante de todos los hallados en Aragón) debe obligar al Ayuntamiento a coger el testigo y gestionarlo de la manera más eficaz.

Pondría varios ejemplos que hablarían de la falta de constancia de nuestra idiosincrasia y de lo fácilmente que nos desinflamos, contra todo ese tópico de la cabezonería aragonesa, pero no merece la pena. Sin embargo, valga la siguiente observación: una profesional de turismo de la Comunidad de Madrid, Carolina Izquierdo, presentó un trabajo sobre la Promoción Turística de Tauste que convenció hasta el punto de ser merecedora de la Beca de Investigación del año pasado y de exponer sus conclusiones en una charla de las jornadas sobre la Historia de Tauste. Al público de Tauste le sorprende agradablemente que alguien de fuera venga a contarle expectativas insospechadas sobre cosas que siempre ha tenido por vulgares y que, en realidad, le está argumentando que no lo son, sino que tienen un atractivo considerable al que se le puede sacar rendimiento. Como otras veces, toda la ilusión acaba a los pocos minutos de terminar la conferencia, con comentarios del tipo “qué bien ha hablado esta chica”, “vaya, pues no hubiera pensado yo…”, etc., para pasar esas ideas al día siguiente al sueño de los justos y sin mayor provecho.

Recuerdo las estrategias de marketing y difusión que Carolina expuso (están escritas en su trabajo), como herramientas para poner en valor nuestro patrimonio y atraer al máximo número de visitantes. Requiere de una infraestructura que, en otros lugares se ha puesto en marcha con mucho éxito, pero aquí -no nos engañemos- no se va a producir ese fenómeno. Es como si estuviéramos condenados a no progresar, porque ni siquiera somos capaces de creer en lo nuestro propio. Cuánta más pasividad, mayor inmovilismo, y cuánto más inmovilismo, mayor pasividad.

A no ser que se produzca algo excepcional. Pero ese “algo excepcional” hay que provocarlo y cultivarlo. Propongo que, por una vez, tratemos de experimentar, que, cuando nos lo proponemos, también somos capaces de los logros más excepcionales. Vean la foto que sigue:



No me digan que no es espectacular. Imagínenlo en un terreno diez veces mayor, decenas de tumbas milenarias, todas orientadas de la misma manera, con los cuerpos de costado y mirando hacia La Meca. Esqueletos de verdad, de todos los tamaños, de personas que eran de aquí y que vivieron hace más de mil años. Un campo de trabajo organizado para ser visitado en paseos guiados, con las explicaciones oportunas por parte del personal encargado. Con una publicidad bien planteada a través de todos los medios de difusión posibles, incluidas las oficinas de turismo del entorno (sobre todo las de Zaragoza), podría resultar un destino atractivo para gentes de todas las edades y aprovechar para dar a conocer nuestro patrimonio, además de lo que ya se viene haciendo en las temporadas en que permanece abierta la Oficina de Turismo. Darlo a conocer en las universidades, para que los estudiantes de arqueología tengan la oportunidad de venir a trabajar en este yacimiento. Aprovechar la ocasión para tratar de poner a Tauste en el mapa, por una vez en la vida, y, si se consigue, a ver si se logra que ya no se borre.

No están los tiempos para dejar pasar ideas ni oportunidades. El turismo es un complemento sostenible cada vez más importante en la economía allí donde se promociona. Es muy importante el qué, pero también el cómo. Cómo atraer al máximo número de visitantes posible, cómo gestionar la fuente de ingresos que de ello se pueda obtener, cómo ofrecer los servicios necesarios para que ello sea posible… Todo eso está inventado en otros sitios, aunque aquí siempre hayamos vivido sin fijarnos en ello.

¿Por qué no plantearse este reto para el próximo verano?. Sorprendamos al mundo enseñando lo que no pueden ver en ningún otro sitio. Ojalá los primeros sorprendidos gratamente seamos nosotros, al contemplar los resultados.

viernes, 5 de octubre de 2012

VISITA DEL PROFESOR LALIENA A LA NECRÓPOLIS ISLÁMICA DE TAUSTE


El pasado día 1 de octubre comenzaron los trabajos de una nueva exploración arqueológica en el cementerio musulmán de Tauste, esta vez dentro de una finca particular, cuyo dueño ha tenido la amabilidad de poner a disposición de la Asociación Cultural “El Patiaz”, para seguir investigando en un hallazgo tan importante como es éste para la historia de nuestro pueblo.

Recordemos que la primera cata se realizó hace dos años, bajo la calzada de la Avenida Obispo José Mª Conget, en la que se hallaron enterramientos musulmanes. Analizados por métodos radiocarbónicos en el Centro Superior de Investigaciones Científicas –Madrid-, se determinaron las fechas de los mismos, resultando en uno de ellos la fecha absoluta más antigua para un individuo enterrado mediante rito islámico en todo Aragón, según el dato que proporcionó en su día el arqueólogo de la Diputación General de Aragón D. José Ignacio Royo.

En esta actuación arqueológica, también se han encontrado tumbas claramente islámicas, las cuales se distinguen por hallarse los cuerpos depositados sobre el costado derecho y con la cara mirando hacia La Meca.


Hoy, día 5 de octubre, es de destacar la visita del catedrático de Historia Medieval, D. Carlos Laliena Corbera, quien se ha acercado hasta Tauste acompañado por tres de sus alumnos, para conocer “in situ” las peculiaridades del yacimiento. El profesor Laliena es autor de numerosos trabajos sobre la historia medieval y fue ponente de uno de ellos, titulado “La conquista feudal a escala local: el ejemplo de Tauste en el valle medio del Ebro (S. XII)” en el marco de las V Jornadas sobre la Historia de Tauste, que se desarrollaron en diciembre de 2003. Aquella conferencia resultó especialmente interesante por la novedad que supuso el cuestionamiento de la fecha de la incorporación de Tauste al reino de Aragón, que siempre se había supuesto en 1105 y Laliena retrasaba hasta 1121, casi tres años después que Zaragoza, en otro contexto histórico totalmente diferente, lo cual hace ese episodio de la historia de nuestro pueblo todavía más interesante.

Durante la visita al yacimiento, el arqueólogo que dirige las excavaciones, D. Francisco Javier Gutiérrez González, ha explicado las características generales de las necrópolis islámicas, para pasar a detallar aquéllas que singularizan ésta de Tauste, destacando, sobre todo, la considerable distancia que existe entre el casco antiguo de la población y este cementerio, de lo que cabría deducir que, en aquella época, el casco urbano de Tauste ya se extendía hasta este lugar, dada la costumbre de adosar los cementerios al perímetro exterior de las ciudades. Se ha puesto de manifiesto la importancia que esto tiene para estimar que Tauste, en aquel entonces, ya podía tener un tamaño de población considerable y la relación de estas conclusiones con la teoría de que la torre de Santa María había sido construida como alminar-atalaya en el siglo XI y no como campanario mudéjar en el XIII.

La estancia del profesor Laliena en Tauste ha finalizado con la visita a los restos de la muralla andalusí existentes en la calle Rey de Artieda, así como al entorno de la Iglesia de Santa María, acompañado de la presidenta de “El Patiaz”, Dª Mª Teresa Ansó Larragay, y el responsable de la oficina de turismo, D. Francisco Castillo Sola.