jueves, 17 de septiembre de 2009

MÁS SOBRE LA TORRE DE SAN PABLO


El maestro Zagrí me encarga en su último comentario sobre San Pablo de Zaragoza que publique la planta y alzado de este conjunto arquitectónico, todo ello como intento de aclaración en esta batalla de opiniones en la que nos hemos enzarzado sobre esta torre.


¿Cómo no lo voy a hacer, si además ha tenido el detalle de facilitarme él mismo estos dibujos?.


Bueno, pues aquí van, aunque la resolución que me ha quedado finalmente deja bastante que desear, pero espero que a ambos nos sirva para ir aclarándonos un poco, así como a los que tengan la santa paciencia de seguir esta disputa.


En primer lugar, decir que me ha parecido muy interesante y enriquecedora la explicación que Javier Peña (quien se firma como "Zagrí") nos ha ofrecido en su último comentario sobre los avatares de la ciudad de Zaragoza, así como del medio rural, en los años siguientes a la conquista cristiana, y su diferenciación respecto a lo que ocurrió en Castilla.


Sin embargo, volviendo a las características constructivas de la torre y de la iglesia de San Pablo, tengo que decir que, a pesar de la deficiencia del dibujo que aparece arriba, si lo imprimimos y lo ampliamos hasta un tamaño suficiente, podemos observar que esa fina franja de color naranja que parece indicar que el muro hastial de la iglesia pasa por delante de la torre es engañosa. En efecto, realmente el octógono de la torre abarca todo el espesor de ese muro.

A la misma conclusión llegamos si observamos detenidamente el alzado que Javier me ha proporcionado. En el primer dibujo, he marcado una franja verde en el lugar donde se aprecia (esta vez, exteriormente) que el muro hastial no pasa por delante de la torre, como es el caso de Tauste, sino que "acomete" hacia la misma.

Sería interesante poder comprobar "in situ" si verdaderamente ese muro pertenece a la misma fábrica de la torre. Si es así, será señal de que la torre fue hecha después de la iglesia, y, si no lo es, se manifestarán mediante grietas las faltas de trabazón entre una y otra obra, dando fundamento a la teoría de Javier Peña de que se trata realmente de estructuras independientes.

Otro detalle más: siempre hemos tenido el concepto de que a estos alminares se accedía por una entrada en alto. Sin embargo, en el caso de San Pablo, observamos que la escalera arranca desde la planta baja.

Así es que, ¡hala!, ya tienes más Javier. Sería interesante que alguien de letras de por ahí (que sabemos que nos leen) saliera al ruedo y nos aportara alguna nota de frescura en todo esto.







domingo, 13 de septiembre de 2009

ORIENTACION DE LAS MEZQUITAS


Siempre se nos ha dicho que, desde los orígenes del Islam, las mezquitas se orientan hacia La Meca. De hecho, el Corán (2,145) dice: “De donde quiera que salgas, vuelve tu rostro en dirección de la Mezquita Sagrada. Donde quiera que estéis, volved vuestros rostros en su dirección”. Sin embargo, analizando las orientaciones de diversas mezquitas, José Miguel Pinilla y yo descubrimos variaciones considerables que nos dejaron bastante perplejos, pues, si algo no cabe al respecto, es una explicación tan simple como que esa gente no sepan orientarse con suficiente precisión, dados los altos conocimientos de astronomía que siempre han dominado.

En el ánimo de esclarecer tal circunstancia, me ha servido de gran ayuda la aportación de mi amigo gaditano Mario García Laguna, arquitecto técnico y licenciado en Geografía e Historia, quien tuvo a bien hacerme llegar un documento de la profesora Mónica Rius sobre la Orientación de las Mezquitas de Toledo, el cual, aunque se limita a esa ciudad, establece unos criterios suficientemente válidos para encontrar explicación a las incógnitas planteadas.

Al parecer, esa idea de rezar mirando exactamente hacia La Meca no es del todo precisa. En el caso de al-Andalus, podía considerarse correcto rezar hacia cualquier punto del cuadrante SE, no en base a una supuesta incapacidad para encontrar la orientación exacta sino más bien atendiendo a otros criterios.

Antes de continuar, debo apuntar que la dirección a La Meca supone un ángulo de 19º al Sur de la dirección Este en la zona donde vivimos (Tauste o Zaragoza). Este ángulo pasa a ser de 14º si nos situamos en Toledo, 11º en Córdoba, 10º en Sevilla o poco más de 1º si estuviéramos en Marrakech (Marruecos). Sin embargo, observamos una fuerte tendencia a desviar la dirección de las qiblas hacia el Sur. El origen de esto pudo estar (como apunta la profesora Rius) en el ánimo de diferenciarse de los cristianos, que orientaban sus iglesias hacia el Este. Así pues, esta desviación de la orientación quedaba justificada por este motivo, apoyada además en el criterio de orientar las mezquitas no “hacia” la Ka’ba, sino “como” la Ka’ba”, que es la Mezquita Sagrada de La Meca y que tiene una orientación Sur-Sureste (60º al sur de la dirección Este, determinado por el orto de la estrella Canopo).

Seguramente, cuando en la fundación de una mezquita intervenían los alfaquíes, éstos tratarían de imponer la solución más conservadora, por ser la que más hacía distinguirse de los “infieles” cristianos, dando una orientación de 45º en adelante (siempre medidos a partir de la dirección Este), llegando en algunos casos hasta los 90º, es decir, dirección Sur. De hecho, si se reutilizaba un templo cristiano para mezquita (que lógicamente tendría su ábside orientado hacia el Este), se ponía el mihrab en el muro sur (aunque la orientación Este se aproximara más a la dirección de La Meca), para no rezar en la misma dirección en que lo habían hecho hasta entonces los cristianos.

Sin embargo, cuando se trataba de un oratorio privado para un soberano, era habitual que éste hiciera intervenir a los astrónomos, no dependiendo tanto de los alfaquíes. El resultado era una orientación más “Este”, aunque manteniendo cierto compromiso con la ortodoxia religiosa. Ejemplo de ello es el oratorio de la Aljafería, el cual sigue una orientación aproximada de 35º.

Especialmente curioso es el caso de la Kutubiyya de Marrakech. En las guías turísticas (incluso los guías locales de aquella ciudad, de religión musulmana, por supuesto) se explica que aquel edificio fue erigido, en principio, en 1.147, (con una orientación de 64º) y que, tan sólo quince años más tarde, fue derrumbado para corregir el ángulo y ajustarlo mejor en dirección a La Meca. Lo cierto es que la mezquita de 1.147 ya tenía una orientación de 64º, cuando realmente la dirección exacta hacia La Meca hubiera sido tan sólo 1º 30’, y la derribaron para girarla todavía más hacia el Sur (ahora tiene 69º). Está claro que el criterio que les guió no fue el de dirigir la qibla hacia la Ka’ba, sino orientarla como la Ka’ba, siguiendo el orto de Canopo, que en Marrakech es, efectivamente, 69º.

Volviendo a al-Andalus, podríamos dividir las mezquitas en dos grupos en función de su orientación, aunque no haya una frontera angular claramente marcada. Uno sería el de aquellas mezquitas cuya fundación ha dependido fundamentalmente de los dirigentes religiosos, y el otro el de aquéllas en cuya fundación han intervenido criterios más liberales y científicos, es decir, de tipo astronómico.


La barrera entre unas y otras se podría establecer en un ángulo aproximado de 40º, pudiendo citar como ejemplos del primer grupo las siguientes mezquitas:
- Mezquita-aljama de Zaragoza (actual catedral de la Seo): 52º.
- Alagón: 48º.
- Longares: 58º.
- Mezquita-aljama de Toledo: 90º (totalmente sur).
- Mezquita de Bab al-Mardum (Toledo): 63º.
- Córdoba: 62º.
- Sevilla (actual catedral): 86º (casi sur).
- Mezquita de Hassan (Rabat): 65º.
- Kutubiyya de Marrakech: 69º.

En el segundo grupo podríamos citar, entre otras, las mezquitas de Tauste, Aljafería y las que hubo en los emplazamientos actuales de las iglesias de San Gil y la Magdalena, en Zaragoza, todas ellas con una orientación aproximada de 35º.

La coincidencia de orientación entre la mezquita-aljama que hubo en Tauste y la del Palacio de la Aljafería nos pone una vez más sobre la pista de la fuerte relación política y administrativa que tuvo que haber entre nuestro pueblo y la flamante capital del reino zagrí, pista que viene a abrirnos alguna luz sobre la incógnita del gran tamaño de nuestra torre. “Una mezquita no necesita un alminar tan grande”, decía Mari Sancho Menjón con buen criterio, pero, claro, una iglesia tampoco necesita un campanario tan grande. Está claro que tales proporciones sólo pudieron venir determinadas por necesidades no religiosas, como la utilidad de vigilancia de rutas comerciales y posible observatorio astronómico, ciencia a la que tan aficionadas eran aquellas gentes.

Por cierto, de todas las mezquitas de las cuales he podido encontrar datos de orientación, llama especialmente la atención la de Santo Tomé (Toledo), con 25º, siendo ésta la que más se aproxima a la verdadera dirección. ¿Tendrá algo que ver en ello el hecho de que en el siglo XI hubiera en aquella ciudad uno de los centros astronómicos de mayor prestigio del mundo occidental?.

Otro dato llamativo es el de San Pablo de Zaragoza, que tiene una orientación de tan sólo 9º. Resulta demasiado “cristiana” para haber sido una mezquita. Claro, que la torre es octogonal y se puede pensar que era la cara adyacente la que seguía la orientación de la qibla, lo cual hubiera arrojado un ángulo de 54º, similar al de la mezquita-aljama de la ciudad. Sin embargo, se trata de una hipótesis poco probable, a la vista del trazado urbano actual, que, necesariamente viene heredado del de aquella época o condicionado por el mismo. De hecho, la iglesia de San Pablo está perfectamente alineada con su entorno urbano.

Personalmente, me plantea la duda de la supuesta “hermandad” de esta torre con las de Santa María de Tauste y San Pedro de Alagón (claros alminares, estas últimas). Siempre se ha dado por admitido que las tres torres son contemporáneas y posiblemente hechas por el mismo equipo de alarifes. Las dimensiones de la de Tauste y la de San Pablo son prácticamente las mismas, tanto en planta como en altura, si omitimos la ampliación de esta última en el siglo XVI (cuerpo superior). Sin embargo, contemplando las texturas y labores de ambas, puede apreciarse que la mano ejecutora no es la misma. Desprenden sensaciones muy diferentes. ¿Será la de San Pablo una torre mudéjar del siglo XIII, inspirada en el formidable alminar tahustí del sigo XI?. Lo siento por mi amigo y maestro Javier Peña. Le estoy depreciando su torre más querida. Así no me volverá a tratar de “moro adulador”. Compárenlas.




Torre de Tauste -------- Torre de San Pablo