Hoy
viene en el Heraldo de Aragón un artículo escrito por Guillermo Fatás titulado
“Rabí Yoná” que me ha encantado y me ha hecho retrotraerme a lo que contaba
sobre “LOS OTROS ESPAÑOLES” en este mismo blog.
Con la
erudición que caracteriza al profesor Fatás, nos da a conocer la figura de este
ilustre personaje cordobés de nacimiento y zaragozano de adopción. Uno más de
entre los sabios que tuvieron que huir de las discordias reinantes en Córdoba
tras la fitna y vinieron a instalarse
en Zaragoza, atraídos por el régimen de tolerancia y prosperidad instaurado
tras la independencia del reino zagrí. De esto, hace ya un milenio. El reino de
Aragón no existía todavía como tal, pero sí éste que supuso la primera vez que
en estas tierras se instaurara un reino independiente, bajo la dinastía
Tuchibí. Para situarnos un poco en relación a Tauste, en esa época (hacia 1020) está fechado un capitel ricamente labrado en
alabastro que se halló en Barrio Nuevo y que tuvo que pertenecer a un edificio
muy suntuoso (¿palacio?, ¿mezquita?) que hubiera en este lugar que ahora
nosotros pisamos.
El rabí
Yoná (Jonás) ibn Yannah era un sabio médico judío que aun hoy pasa por ser el
más completo tratadista sobre la lengua hebrea de la Biblia, una de las grandes
lenguas de la cultura universal. El profesor David Romano diría de él en la
primera edición de la Gran Enciclopedia Aragonesa que “dejó establecidas las
reglas de la gramática hebrea; los autores posteriores a él hubieron de
limitarse a añadir pequeños detalles o bien se dedicaron a un trabajo de
sistematización de la investigación de lo investigado por él”. Lamentablemente,
en la segunda edición, los responsables tuvieron el descaro de eliminar las
firmas.
Cuando
el judaismo hispano era el más culto del mundo, él fue el mayor experto en
hebreo y escribió su obra en un árabe límpido que le dio gran difusión. Los judíos
ultras de Saraqusta (también los había) se escandalizaban con las
interpretaciones que Yoná hacía de la Biblia, basadas en su hondo conocimiento
del hebreo antiguo, pues desechaba aquellas frases reñidas con el espíritu
genuino del hebreo antiguo, por arraigadas que estuvieran. En palabras del
profesor Fatás, “lo dijo sin pelos en la lengua: sostener ciertas tradiciones
no era piedad, sino ignorancia, un aserto moderno y tan arriesgado entonces
como hoy frente a los cenáculos cavernícolas”. Y uno, al leer esto de los
“cenáculos cavernícolas” en esta época, se da cuenta de que siguen estando
presentes en todas las sociedades, incluida la nuestra.
Su obra
fue tan brillante y certera que aún se utiliza en la actualidad, tanto en su parte gramatical
como en la léxica. Aquí está olvidado del todo, pero en el siglo XIX, sus
trabajos, realizados en Zaragoza, fueron editados en Oxford, Berlín, París y Fráncfort.
Como
dice Fatás, “Atraco a las tres” tiene nombre de calle en Zaragoza (y otras
tonterías), pero el rabí Yoná ibn Yannah no.
Otro
más de aquellos “OTROS ESPAÑOLES”.
1 comentario:
55Yo también lo he leido... y he pensado que te gustaría.
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