lunes, 24 de marzo de 2014

VIAJE A IRÁN (I)


Cómo comenzó…
Siempre pensamos en la conveniencia de realizar un viaje a Irán para comprobar “in situ” muchas de las coincidencias que veíamos entre la arquitectura persa y la nuestra de ladrillo y yeso, pero nunca imaginamos que pudiéramos llevarlo a cabo de esta forma.
Todo empezó en septiembre del año pasado, cuando un personaje llamado Javier López Astilleros se puso en contacto con Javier Peña. Trabajaba como realizador en una cadena de televisión llamada “Córdoba Internacional” y estaba haciendo una serie de documentales dedicados a al-Andalus, cuando descubrió la web en la que nosotros (Javier Peña, José Miguel Pinilla y yo, pero principalmente Javier, que es quien la administra y autor de la mayor parte de su contenido) contamos nuestra teoría sobre el verdadero origen de la arquitectura mudéjar aragonesa, es decir, la arquitectura taifal saraqustí del siglo XI, y a su vez, el origen de ésta, dada su clara diferenciación respecto del resto de la arquitectura andalusí, y que pensamos que ha venido del mundo persa. El hombre se mostraba entusiasmado por semejante hallazgo, pues sus documentales hasta entonces se habían limitado a lo de siempre cuando se habla de arte hispano-musulmán: Córdoba, Sevilla, Granada, Toledo y poco más. No podía sospechar que en una región situada tan al norte de la Península pudiera existir semejante patrimonio. Propuso dedicar un documental completo a ello y comenzó a intercambiar correos con Javier, quien luego nos los reenviaba a nosotros para tenernos informados. Se trata de unos documentales de 30 minutos de duración, en una serie titulada “Huellas de al-Andalus”. En uno de sus correos, le mandaba el borrador de un texto como propuesta de lo que el narrador podía ir explicando en el documental. Por mi parte, al ver el interés que tenían sobre las escrituras crípticas, me decidí a intervenir y mandarle un correo informándole que, sobre ese asunto, en el único edificio de la Península Ibérica donde existen signos caligráficos realizados en ladrillo resaltado es en la torre de Tauste, indicando los últimos estudios que pueden hacer referencia a la shahada o Profesión de Fe Islámica (No hay más dios que Dios...). De paso, la alusión a Tauste, podía ayudarle a descentralizar el documental de lo que meramente es Zaragoza capital. Su respuesta fue inmediata, agradeciendo efusivamente mi aportación. Me pidió fotografías al respecto y se las envié encantado. Poco tiempo después, vinieron a Zaragoza y grabaron el documental, que quedó muy bien. En él aparecen entrevistas a distintos personajes, entre ellos Javier Peña, e imágenes muy espectaculares, no sólo de Zaragoza, sino también de otros lugares como Tarazona, Maluenda y -cómo no- Tauste. Tiene algunas imprecisiones de tipo técnico, pero son perdonables por el aire fascinante que han sabido darle.
La cosa no quedó ahí. Resulta que Javier López Astilleros pertenece a una organización llamada “Musulmanes por la Paz”, cuya cabeza visible (por llamarlo de alguna manera) es un señor que se llama Raúl González, natural de Madrid.
Raúl es informado por Javier López de nuestro trabajo y nos invita a realizar un viaje a Irán, en el que nosotros sólo tenemos que pagarnos el avión. Los demás gastos (alojamiento, manutención y desplazamientos por el país) corren por cuenta de la Organización. Nuestra respuesta es afirmativa desde el principio, pues nos resulta tremendamente interesante tener la oportunidad de conocer “in situ” la cultura de la que nosotros pensamos que ha dado pie a esta arquitectura tan fascinante que se desarrolló aquí a partir del siglo XI.
Nuestras indagaciones nos han llevado a desmontar la teoría de que el arte mudéjar aragonés está basado en el almohade y a considerar como cierta la de que realmente proviene de otro arte anterior, de la época taifal, y que denominamos “zagrí”. Pero claro, éste de algún sitio tuvo que venir. Al tratarse de una arquitectura de ladrillo y yeso, que sólo se desarrolló en Oriente Medio, y siendo que de allí vinieron otras disciplinas, empezó a crear cuerpo entre nosotros la posibilidad de ese origen para nuestra arquitectura zagrí y mudéjar. A medida que avanzábamos en esa línea, se consolidaban más nuestras sospechas y cada vez eran más sorprendentes los enormes parecidos que parecían emparentar la arquitectura aragonesa de ladrillo y yeso con la persa (técnicas constructivas, motivos decorativos, etc.). Ahora se nos ofrecía la posibilidad de “tocarla”.
Irán es un gran país: 1.600.000 Km2 de extensión y 75 millones de habitantes. La arquitectura que buscamos está principalmente en las regiones de Khorasán (al este) y de Shiraz (al sur), muy alejadas de las ciudades que nos ofrecen visitar, que son principalmente Teherán, Qom e Isfahán, pero aun así el viaje promete ser muy interesante para nuestras investigaciones, pues, sin duda alguna, algo “tocaremos” y, sobre todo, resultarán muy provechosos los contactos que allí podamos establecer con diferentes universidades. No deja de ser alentador que mientras aquí, en nuestra tierra, se nos cierran las puertas al debate en el ámbito universitario, allí se nos puedan abrir. A mí, concretamente, me interesa mucho examinar el yeso de las juntas de los ladrillos, algo que sólo puede hacerse aquí, en Aragón, y allí, con 4.000 Km de tierra de por medio.
Aquí siempre nos han enseñado que, para hacer un muro exterior, los ladrillos se colocaban con mortero de cal (hasta que apareció el cemento); nunca con yeso, porque éste se deshace con la lluvia. Pero no nos dijeron que la práctica del yeso viene desde las primeras civilizaciones mesopotámicas y que en Persia (Irán en Irak) nunca se perdió, seguramente porque nuestros profesores universitarios no lo sabían y también desconocían esa singularidad de la arquitectura tradicional aragonesa. Es chocante, cómo en el mundo actual, donde las comunicaciones están tan desarrolladas, todavía se mantienen importantes distancias (e ignorancias) en cuanto a lo cultural se refiere. De las diferentes épocas de la historia de Persia, a nosotros nos interesaba conocer la del imperio sasánida (años 224 al 651), porque es el periodo donde desarrolla buena parte de la cultura que después los árabes extenderían por todo el Mediterráneo y traerían a la Península Ibérica. Pensamos que vino cultura islámica porque fue el islam quien la propagó, pero fue fundamentalmente persa, porque era por aquel entonces la civilización más avanzada, y así se ha demostrado en otras disciplinas como la filosofía, la música, etc. Tanto o más nos interesan también los periodos omeya y abasí (dominio islámico) y, sobre todo, el selyuquí (1037-1157), por ser la época en la que hubo de tener lugar el intercambio cultural con Zagr al-Andalus con mayor intensidad. Aun así, no es de despreciar tampoco conocer la arquitectura safaví porque, aunque se desarrolló en una época en la que ya no cabe pensar en ese intercambio (1501-1736, éramos dos mundos ya muy separados), era allí la heredera de las anteriores, así como aquí la nuestra también lo era. Aquí les consideramos “árabes”, pero ellos no se sienten así. Hasta en eso nos parecemos: para ellos los árabes fueron unas gentes que les invadieron y que dominaron allí hasta que consiguieron echarles para seguir siendo independientes (como aquí). Ni siquiera se quedaron con el idioma, pues allí se hablaba persa antes de la llegada de los árabes, siempre se habló persa y se sigue hablando. Se trata de un pueblo con una fuerte personalidad.

El asunto adquiere cariz de aventura, pues no llegamos a comprender por qué alguien nos invita a semejante empresa, con el componente añadido de ese estereotipo que aquí tenemos de aquellas gentes. Se nos informa que vamos en el viaje un grupo de ocho personas: por nuestra parte, Javier Peña y José Miguel Pinilla (como arquitectos), y yo como arquitecto técnico; también un profesor de Historia llamado Virgilio Martínez Enamorado y dos musulmanes españoles, Agustín/Ammar López (de Las Palmas de Gran Canaria) y Francisco/Hassan Aparicio (de Madrid). Los otros dos componentes del grupo son el propio Raúl González y su hija Laila. El viaje se iba a producir entre los días 4 al 12 de febrero, con escala en Estambul, tanto a la ida como a la vuelta. Ante la duda de dónde nos metíamos, Javier Peña se puso en contacto con Jesús Lorenzo (doctor en Historia, arqueólogo y arabista, que dio una charla el año pasado en Tauste invitado por la Asociación Cultural “El Patiaz”) para ver si conocía a alguien del grupo y podía aportarnos alguna información. Jesús respondió enseguida que no sabía nada de esa Organización pero que sí conocía a Virgilio y que era un tipo muy majo y muy competente. Puestos ya en contacto con Virgilio, se confirmó la información de Jesús Lorenzo y nos manifestó su gran interés por realizar este viaje. Indagando en Internet sobre quién podía ser esa ONG llamada “Musulmanes por la Paz”, los hallazgos no resultaron alarmantes, pero tampoco excesivamente tranquilizadores, pues existe una web llamada www.musulmanesporlapaz.org en la que habla de un califa que reside en el Reino Unido y con unos tintes de secta un poco extravagantes. La otra era www.ongmusulmanesporlapaz.es, con unas pintas más “normales”, pero no sabíamos a quién debíamos el detalle de invitarnos. La mayor intriga vino cuando, después de haber hecho la transferencia por el importe del billete de avión de ida y vuelta al número de cuenta que se nos había indicado (por cierto, a nombre de un tal Pawel Piotr Szydlowski, para más incertidumbre todavía), se nos manda un cuestionario a rellenar para la solicitud del visado. En él había que responder a la pregunta –entre otras- del motivo del viaje, con la instrucción de que escribiéramos “asistir a las ceremonias del aniversario de la Revolución Iraní”. Otra pregunta era “quién pagaba los gastos”, en la que había que responder “La Organización de las Ceremonias”. Uno no podía salir de su asombro y experimentar cierto grado de inseguridad, pero nos sentíamos ya como embarcados en la aventura y no había marcha atrás... 
(Continuará...)

3 comentarios:

Inde dijo...

Fascinanteeeee!!!! Haz el favor de continuar, ¡¡pronto!! :))))

Anónimo dijo...

Como que continuará... sigue, pero ya mismo. Menuda intriga!!!
Ana P.

Rockberto dijo...

Hala, Jaime... hala.
¡Venga!