domingo, 4 de marzo de 2012

LOS BANU QASI (3)

Hace un par de meses que acabé de leer la novela “Banu Qasi, los hijos de Casio”, de Carlos Aurensanz. Tengo que decir que me encantó. Goza de una crítica estupenda, sobre todo en lo referente al rigor histórico. Se ve que el autor se ha trabajado bien un amplio proceso de investigación para situar convenientemente a los personajes de su novela en el contexto histórico en que les tocó vivir. Naturalmente, en toda esa fascinante historia del siglo IX, de ires y venires entre Tudela y Zaragoza, Ejea, Tarazona, Alfaro, Calahorra, Pamplona, …, Toledo, Córdoba, etc., no aparece Tauste para nada. No podemos culpar de ello a su autor. Como decía, él se ha empapado bien de todos los datos documentales que ha investigado y, en ellos, no aparece Tauste, de donde lo lógico es deducir que Tauste no existía.


Sin embargo, sabemos que sí. Ahí están los personajes que vivieron en nuestro pueblo en aquella fascinante etapa de la Marca Superior de Alandalús. Podrá no aparecer en las fuentes escritas, pero nadie puede negar que donde hay un cementerio de considerables dimensiones y elevada densidad de enterramientos es porque había una población importante, y ése es el caso de Tauste. Aparece un “Autais” en las fuentes, localizado por Antonio Ubieto, quien dice que bien podría tratarse de Tauste. ¿Quién sabe?.

Esperemos que llegue al conocimiento de Carlos Aurensanz para que, si le apetece, pueda hacer justicia a nuestro pueblo en alguna novela posterior, que nunca es tarde, y más para una pluma tan privilegiada como la suya. Una especie de “Pilares de la Tierra”, pero con la construcción del alminar de Tahust o qué sé yo. Sería un puntazo.´


Ahora tengo ganas de hincarle el diente a su segundo libro, “Banu Qasi, la guerra de Al Ándalus”, que dicen que es buenísimo también.


La verdad es que me ha pillado en medio de toda esta curiosidad despertada por el hallazgo de nuestros paisanos de aquella época, cuando todos pensábamos que serían del siglo XI, como muy antiguos. Posiblemente, aquel buen mozo cuya tumba fue calificada como la islámica más antigua de Aragón, fuera un cristiano convertido al Islam, contemporáneo de aquel conde Casio que dio origen a todo ese linaje de los Banu Qasi. Ahí es nada. Y me han hecho reflexionar ciertos aspectos que el otro día comentaba con José Miguel Pinilla.

Él me hablaba del reflejo curioso de lo que Navarra es en la actualidad, respecto del origen que tuvo, producto de la síntesis entre los territorios vascones del Norte y la Ribera del Ebro, al Sur de esa comunidad. Para un navarro que se precie, tiene que ser muy sugerente descubrir el origen de su personalidad histórica como el resultado de una gran complicidad entre los vascones del Norte y los habitantes de la Ribera, cristianos los primeros (Iñigo Arista, primer rey de Pamplona) y musulmanes los segundos (los Banu Qasi), pero hermanos de sangre, donde la diferencia de religión no fue obstáculo para mantener una estrecha relación y defender unos intereses comunes, pues los vascones sirvieron de protección a los Banu Qasi contra posibles agresiones de los francos, y éstos a los primeros contra posibles agresiones del mundo islámico, lo que hizo posible el nacimiento del reino de Pamplona (luego Navarra), por un lado, y el alto nivel de independencia de toda esta parte del Valle del Ebro respecto del resto de Al-Andalús.

A partir de aquí, uno va reflexionando y se da cuenta de las similitudes con la situación actual. Es curioso ver cómo después de seis siglos de frontera, entre los siglos XII y XVIII, entre los reinos de Aragón y Navarra, donde ahí estaba Tauste, expuesto a todos los vapuleos que le pudieran venir como consecuencia de encontrarse en primera línea, esa muga se desdibuja y queda borrada casi por completo, salvo las desigualdades que derivan de una diferente legislación por pertenecer a distintas comunidades autónomas. Pero, por encima de ello, lo verdaderamente palpable es la estrecha relación entre todos estos pueblos. Pensemos, por ejemplo, que tenemos mucho más que ver con las gentes de Fustiñana, Cortes o Tudela, por decir algo, que con las de Sádaba, Luesia o Sos del Rey Católico, por decir algo, también.

Aparte de la similitud en el paisaje y en el medio de vida agrícola, cuántos jóvenes de aquí –hasta hace pocos años- pasarían de ir a Huesca para las fiestas de San Lorenzo, pero ningún año se perderían las de San Fermín, en Pamplona, y, ya no digamos, las de Tudela. Y eso, entre Tauste y Tudela, que entre Tarazona y Tudela, por nombrar a otra ciudad aragonesa en la muga, ya no digamos.


Aspectos tan evidentes como que aquí vengan a tocar el Dance los dulzaineros de Estella desde tiempos ha, que se toque como marcha en nuestro Rosario de Cristal algo tan vasco como es el himno de San Ignacio de Loyola y lo sintamos tan nuestro, la similitud de ciertas partes del Dance Tauste con otras danzas de la Ribera y la posible procedencia vascona de algunas de ellas, el gusto aquí por la jota navarra y, al otro lado de esa muga, por la jota aragonesa, etc. etc., le hacen pensar a uno en lo desdibujada que está esa muga para lo que fue durante nada menos que seis siglos y lo mucho que ya ha caído en el olvido, afortunadamente, y le hacen evocar aquellos tiempos en los que la condición fronteriza entre dos mundos tan opuestos, como el islámico y el cristiano, hizo que sus gentes forjaran unas estructuras sociales y una forma de relacionarse que ahora, doce siglos después, y a pesar de esos seis siglos de paréntesis entre medio, todavía perdura.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Lo que sabe este chico y lo bien que lo cuenta!
Esperamos más cosicas de los Banu Qasi.

Mª C.

Carlos Aurensanz dijo...

A partir de ahora, amigo Jaime, ya no puedo alegar la inexistencia de información en las fuentes sobre Tauste musulmana. Incorporo esta entrada de tu blog a mi documentación y, dado el interés que muestras en mis novelas, me comprometo a incluir una referencia a Tauste en la tercera entrega que cerrará la trilogía.
Sabes que me gusta utilizar los topónimos musulmanes en las novelas: si dispones de alguna referencia al respecto, házmela llegar. Un abrazo. Carlos Aurensanz.

ZAGRÍ dijo...

uPor desgracia aun no ha aparecido ningún documento que permita conocer el topónimo árabe de tauste, ni el vocablo, aparentemente, tiene significado en árabe. Así que de momento hay que ir a lo que sabemos por Ubieto, Tobustum en 1094 y Taust en 1149. La primera voz parece una latinización de un nombre extraño. La segunda es sin duda el origen del actual topónimo y de momento a ese topónimo hay que ceñirse, pienso.
El Tahust con hache intercalada no sé de donde ha salido, pero modificaría sustancialmente la palabra árabe de la que procede Tauste (ver la diferencia entre Zuera y Azuara en función de esa hache).
Las últimas décadas en las que se han intensificado las excavaciones arqueológicas, esta´n permitiendo conocer el origen de poblamiento del valle del Ebro y sorprendentemente parece que era mayoritariamente celtíbero. Otra cosa es que la mayor parte de sus ciudades fuesen entregadas a los vascones por los romanos por su apoyo en las guerras celtibéricas.
Habrá que esperar a que se aumente el conocimiento del vocabulario celtíbero para conocer el significado de topónimos tan importantes como Salduie, Kelse, Alaun, y por supuesto Taust.
Ahí queda eso