Después de todo lo que he contado, quizá no he
presentado suficientemente a Virgilio Martínez Enamorado. Tanto hablar de él en
los capítulos anteriores y me faltaba decir con detalle quién es realmente este personaje:
nacido en Casabermeja (Málaga), licenciado y doctor en Historia Medieval por la
Universidad de Málaga (Premio Extraordinario de Doctorado) y diplomado en
lengua árabe. Ha trabajado durante algunos años como investigador en el CSIC,
en la Escuela de Estudios Árabes de Granada. Ha sido profesor invitado por la
Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Boston y la Universidad de
Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos). Ha realizado varios cursos de
lengua árabe en universidades e instituciones de Marruecos, Egipto y Túnez. Es
académico correspondiente en Málaga de la Real Academia de Córdoba, del
Instituto de Estudios Ceutíes y la Institución Gran Duque de Alba de Ávila. Ha
ejercido como asesor de distintos museos e instituciones culturales, así como
del Legado Andalusí, siendo comisario de varias exposiciones. Ha sido ponente
en más de 50 reuniones, congresos y otras actividades de carácter científico en
su materia, incluyendo varias de carácter internacional (España, Portugal,
Marruecos, Túnez, Grecia, Mauritania, Argelia, Egipto, Qatar, Reino Unido,
Francia, Estados Unidos). Especialmente destacada es su vinculación a
Marruecos, donde ha impartido distintos cursos y dirigido varios seminarios. Es
autor o coautor de unos 180 trabajos científicos y de 18 monografías sobre
historiografía, arqueología y epigrafía de al-Ándalus y del Islam de Occidente
en época medieval. Mención de Honor del Premio Málaga de Investigación 2008… Y
muchas cosas más.
Dicho esto, nos disponemos a enfilar la recta final del viaje.
11 de febrero. Teherán. Día
de la Revolución Iraní…
Martes. Es el día grande de la nación: se celebra el 35º aniversario de
la Revolución Iraní. Salimos del hotel a las 9 de la mañana y Afshin nos
conduce hasta la gran explanada donde tiene lugar la ceremonia de esta
celebración, en la que se encuentra la Torre Azadi (que significa «Torre de la
Libertad»). Es uno de los emblemas de la modernización del país, posee una
truncada estructura, revelando desde cada ángulo un sentido distinto de escala
y perspectiva. Se construyó en el año 1971 para conmemorar el 2.500 aniversario
del Imperio Persa con el nombre de Monumento Shahyad, en honor al Sah (el
emperador de Irán). Tras la revolución iraní de 1979, el monumento cambia de
nombre a su denominación actual, "Torre Azadi". El edificio está
situado en una de las entradas de Teherán. Su original silueta y sus 45 metros
de altura lo hacen inconfundible; está rodeado por jardines.
TORRE AZADI EL DÍA 11 DE FEBRERO
De camino hacia allí, vemos auténticas mareas humanas que se dirigen a
aquel lugar (después, nos enteraríamos por la televisión de la magnitud de ello,
con vistas aéreas tomadas desde helicóptero, que todas las autopistas,
carreteras y vías públicas en unos 10 Km a la redonda iban llenas de gente),
gentes de todas las edades y condición, en ambiente festivo, portando banderas
y pancartas pro-iraníes y con mensajes anti-americanos. Nuestra furgoneta
avanzaba a duras penas esquivando a las personas. Algunos coches iban delante y
les hacían parar en sucesivos controles policiales y militares, haciéndoles
bajar la ventanilla para identificar a los pasajeros. Y observaba con asombro
que Afshin no bajaba el cristal, mostraba una tarjeta y, casi sin parar, el
policía o militar le franqueaba el paso inmediatamente. Ante uno de esos
controles, había cierta fila (no más de tres o cuatro vehículos por delante de
nosotros) y Afshin comenzó a tocar el claxon con impaciencia. A mí me dio
algo de apuro, pues nos daba igual llegar cinco minutos más tarde e íbamos
sobrados de tiempo, incluso temor por la reacción que pudieran tener los
militares encargados de aquel control. Cuando uno de ellos miró hacia nosotros
y vio la tarjeta que le mostraba Afshin, se movilizó enseguida y ordenó el tráfico
para que nosotros pudiéramos pasar inmediatamente (ante nuestro asombro). “¿Quiénes somos?”, me pregunté yo.
Llegamos a una zona de aparcamiento cerca de la Plaza Azadi y desde allí nos
dirigimos andando hacia unos controles donde nos cacheaban uno a uno y nos
hacían pasar las bolsas que portábamos por unos escáneres. A continuación,
pasamos por delante de unas mesas donde habían puesto fruta y refrescos a
discreción para que cada uno cogiéramos lo que quisiésemos, y de allí a la
tribuna de invitados, donde nos habían reservado asientos. En la gran
explanada, se hallaba montada la tribuna presidencial, adornada con flores,
formando la bandera presidencial y con los retratos del imán Jomeini y de Alí Jameneí
a ambos lados. Junto a esta tribuna, se encontraba la de invitados, donde nos
acomodaron a nosotros. Un joven vino repartiendo banderines de Irán y mucha
gente pasaba por delante de nosotros, de lo más variopinto, incluso chicos y
chicas de algún colegio que habían invitado expresamente para que pudieran ver
de cerca al presidente. Delante de la tribuna presidencial había formada una
compañía de militares. Se veían cámaras de televisión y periodistas (mujeres)
entrevistando a personajes de los que se encontraban en nuestra tribuna, que en
su mayoría serían de otros países del mundo árabe. El recinto se hallaba
cercado como en medio kilómetro a la redonda, las gentes que venían andando no
podían rebasar aquella cerca y difícilmente podrían ver al presidente. Le
escucharían a través de la megafonía. Sin embargo, nosotros nos encontrábamos
allí mismo. Tras casi una hora de espera, soltaron infinidad de globos desde la
Torre Azadi y una compañía de paracaidistas cayó sobre la explanada, en un
ambiente totalmente festivo y con gran colorido. Por fin, apareció en su
tribuna el presidente del gobierno, Hasán Rohuaní, y comenzó su discurso. Nos
sorprendió que la gente empezara a marcharse a partir de aquel momento y
nosotros preguntamos si podíamos salir a la explanada para ver al presidente de
cerca, pues ambas tribunas estaban alineadas y desde allí no se veía. Nos
dijeron que sí y pudimos fotografiarnos con Rohuaní al fondo, a tan sólo unos
40 metros de distancia.
DISCURSO DEL PRESIDENTE ROHUANÍ
También nosotros nos fuimos enseguida, ante lo que a mí
me pareció una falta de consideración hacia el presidente, pero todo el mundo
de la explanada lo hacía así. Nos dirigimos hacia la furgoneta y de allí al
hotel. Saliendo de aquel lugar nos dimos cuenta de que las masas de gente seguían
fieles en sus lugares y no se marchaban. A las 12 llegamos al hotel y comimos a
la 13:30.
Por la tarde, queríamos ir al centro de la ciudad para dar una vuelta
por el bazar, pero Raúl nos dijo que aquel día era festivo y que casi todo
estaría cerrado. Nos llevaron a dar una vuelta, entramos en un mercado que
recordaba al mercado central de Zaragoza. Tenía todo bastante buena pinta y las
calles estaban atestadas de gente y de coches. Tuvimos que cruzar una de varios
carriles, pero como allí no hay semáforos y, si los hay, nadie hace caso de
ellos, decidimos que había que arriesgarse. Extraña que, en cualquier ciudad de
Irán, te puedas quedar junto a un semáforo esperando a que cambie a verde el de
peatones y rojo el de vehículos, que te pones a cruzar y, no sólo no paran, sino
que encima te pitan. Así es que el acompañante de Afshin se lanzó a la calzada
y fue parando el tráfico de cada carril paulatinamente para que nosotros
pasáramos cómodamente. Curiosamente, nadie tocó el claxon.
Para terminar la jornada, nos llevaron a ver la Torre Milad (Borj-e-Milad),
que es la torre más alta de Irán. Se alza en el noroeste de Teherán y mide 435
metros desde su base hasta el extremo de la antena. Símbolo de modernidad, fue
construida en 2007 y su apertura oficial tuvo lugar en 2008. Actualmente es la
sexta torre de comunicaciones más alta del mundo, después de la torre de
televisión de Cantón, torre CN de Toronto, Torre Ostankino de Moscú, la Torre
Perla Oriental de Shanghai, y la Tokyo Sky Tree.
En realidad, la torre pertenece al complejo Milad (antes conocido como
Yadman), el Centro Internacional de Convenciones y Comercio Exterior de
Teherán, en el que se incluyen restaurantes en la parte superior de la torre
con vistas panorámicas, un hotel de cinco estrellas, un centro de congresos, un
centro de negocios y un parque tecnológico.
La estructura está situada en lo alto de una colina, apoyada sobre unos
cimientos de hormigón armado, y para su construcción se emplearon 33.000 metros
cúbicos de hormigón. La cabeza de la torre es una estructura de doce plantas,
construida con acero y pesa unas 25.000 toneladas. Es la mayor y más alta
estructura de este tipo en una torre de comunicaciones de todo el mundo. Su
base es octogonal, simbolizando la arquitectura tradicional persa.
TORRE MILAD
En los pisos superiores de la torre están los dos observatorios
panorámicos, uno superior cubierto con una cúpula de vidrio y acero, y otro
inferior al aire libre. Hay además un restaurante de lujo, una galería de arte,
y una zona de refugio ignífuga de emergencia, además de instalaciones de
telecomunicaciones. El mástil de la antena mide 120 metros de alto y tiene
cuatro secciones. La inferior se utiliza para ajustar las antenas de
telecomunicaciones de emisiones públicas, y las otros tres están dedicados a
antenas de radio y televisión pertenecientes al gobierno de la República
Islámica de Irán.
El promotor fue Yadman Sazeh Co., representante del Ayuntamiento de
Teherán. La torre fue diseñada por Dr. M. R. Hafezi, y construida por Boland
Payeh co.
Además, el complejo dispone de un aparcamiento de 2,7 hectáreas, un área
de exposiciones, una biblioteca y zona administrativa. El centro internacional
de congresos dispone de siete salas de conferencias, una zona de exposiciones
de 700 metros cuadrados, hall de entrada, sala de formación, vestuarios,
estudio de radio y televisión, y recepción. Hay otra zona de 4 hectáreas
reservada para un centro de negocios local e internacional, que disponga de
zonas de exposición de productos y servicios, y congresos técnicos y científicos.
Los ascensores subían y bajaban con mucha rapidez y suavidad, pues no se
notaba ninguna brusquedad ni en el arranque ni en el frenado. Por el interior
de la torre, con todos los paramentos acabados en hormigón visto de una
perfección muy cuidada, circulan escaleras mecánicas que comunican las plantas
comerciales, y cascadas de agua que reproducen figuras florales y de otros
tipos. La visita fue sorprendente y, desde luego,
espectaculares las vistas nocturnas de la ciudad desde 300 metros de altura.
VISTA NOCTURNA DE TEHERÁN DESDE LA TORRE MILAD
La cena de aquel día era la última de todo el viaje. Haciendo un repaso
mental rápido sobre todo lo acontecido en aquella intensa semana, aproveché
para decirle a Raúl que me gustaría saber realmente a quién debíamos el
agradecimiento de todo aquello. Me respondió que a la mañana siguiente nos iban
a llevar a despedirnos de la Organización, a la misma casa del primer día, y
que podría preguntárselo directamente al “jefe”. Raúl/Yafar, naturalmente, lo
sabía, pero nos dijo que prefería que nos lo dijera él mismo.
(Continuará)
1 comentario:
He tardado esta vez, Jaime, porque no me he conectado durante un tiempo: he andado por Málaga unos días, y por Coín. Y, por supuesto, por la Axarquía, con mi amigo Miguel, el Cervantes. Bueno, como no voy a comentarlo todo, me ciño al principio de la entrada, a la sorpresa que me ha dado saber que el tal Virgilio es bermejo... menudas migas hacen en su pueblo. He estado allí unas cuantas veces, incluso en la boda de una pareja de allí, gente que me es muy querida -más María, la verdad, que no quiero engañar- y conozco gente bien maja. Buen lugar es Casabermeja, sí. Ya se lo dirás, si no lo lee antes.
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