domingo, 30 de marzo de 2014

VIAJE A IRÁN (III)

Teherán tiene unos 12 millones de habitantes y se encuentra en el norte del país, separada del mar Caspio por los montes Elburz, que tienen una altitud que supera los 5.000 m sobre el nivel del mar. La ciudad, inmensa, se extiende por la parte baja de las faldas de estos montes, teniendo una altitud de unos 1.100 m. en la parte baja, 1.200 m. en el centro y 1.700 m. en la parte norte. El hecho de encontrarse a semejante altitud hace que los inviernos sean extremadamente fríos, aunque la latitud es bastante menor que la de aquí (menor que la de Cádiz, incluso), por lo que los veranos son también muy rigurosos de calor.
Nuestra habitación da al norte, con vistas a los montes Elburz, que apenas se divisan debido a la adversa climatología. Se advierten edificios muy modernos de gran altura, en medio de un paisaje totalmente blanco por la nieve, que no cesa de caer. En el techo de la habitación, en un rincón, existe una flecha que indica la dirección a La Meca para que la gente que se aloja sepa en cada momento hacia qué dirección debe mirar para rezar sus oraciones. Más adelante comprobaríamos que este detalle es habitual en los hoteles iraníes.

FLECHA INDICANDO LA DIRECCIÓN A LA MECA
Después de tomar posesión de la habitación y haber descansado un rato, bajamos a la 1 de la tarde para reunirnos con el resto del grupo y entrar a comer. La comida es buena y apetecible: gran variedad de frutas y ensaladas, salsas de todo tipo (había una de yogur con pepino que estaba buenísima), sopas, cremas, carnes de cordero, pollo y ternera, y de pescado truchas y mariscos. La conversación en torno a la mesa resulta muy agradable. Raúl (descubrimos que su nombre musulmán es Yafar) es un personaje de 63 años, atento con todos nosotros y demuestra tener gran inteligencia y una vasta cultura en todos los aspectos. En seguida se ha hecho cargo de la problemática que envuelve al asunto “zagrí”, por el que nosotros luchamos, y comprende perfectamente todos los argumentos, incluso los de tipo técnico. Laila es una chica encantadora de 27 años, atractiva y discreta, con un saber estar envidiable y que, cuando interviene en la conversación, demuestra tener una gran madurez y una completa formación. Ammar es canario, tiene 54 años, está casado con una marroquí y tiene tres hijas. Es musulmán suní y ha sido invitado porque dirige una emisora de radio en las Islas Canarias (pero con audiencia en otros países de Sudamérica, etc.), cuyo objetivo es dar a conocer el Islam. Hassan tiene 28 años, es miembro de la ONG Musulmanes por la Paz, su mujer no es musulmana y tiene un hijo pequeño. Ellos han venido hasta aquí por motivos religiosos, para visitar algunos mausoleos y lugares de devoción musulmana. Yafar, Laila y Hassan, al igual que la mayoría de la población iraní, son musulmanes chiíes. El chiismo es una de las ramas del Islam, minoritario en el mundo islámico, pero mayoritario en Irán.
Terminada la comida, nos recoge Afshín con la furgoneta y nos lleva a visitar la casa donde vivió el imán Jomeini en Teherán mientras fue jefe de estado. Tiene apariencia de ser una humilde vivienda, con un cuarto de estar que da directamente a la calle, donde tuvo lugar la famosa entrevista con Eduard Shevardnadze. Nos contó Raúl que la calle se llenó de cámaras y periodistas y que el ministro ruso salió impresionado de la personalidad del imán. Junto a la casa había una sala donde rezaba el imán y que ahora se destina a exposición de fotografías sobre la vida del personaje. Desde allí nos trasladaron a visitar el mausoleo donde está enterrado. Se encuentra al sur de la ciudad y llegamos ya al anochecer. Después de los muchos años transcurridos, sigue todavía en obras y nos pareció arquitectónicamente pobre y descuidado, al menos en lo referente a sus espacios interiores. Los musulmanes de nuestro grupo aprovecharon para rezar. Allí, Raúl nos dio una pequeña explicación sobre la organización social, administrativa y religiosa del país. Existe una administración “oficial”, con un parlamento elegido por el pueblo y un presidente de gobierno, que en la actualidad es Hassan Rouhaní. Paralelamente existe otra administración, la espiritual (por llamarla de alguna manera), compuesta por doce sabios y presidida por el Líder Supremo, que en la actualidad es Alí Jameneí. Cada ciudadano sigue al imán que más le gusta y le aporta 1/5 de sus beneficios. Con ese capital, los imanes llevan a cabo obras sociales, religiosas y otros objetivos. Además, son los encargados de impartir justicia, de forma que cualquiera puede dirigirse a ellos para que resuelva cualquier litigio de forma gratuita. Se trata de personas con altos estudios en materia jurídica y religiosa. Explica que es un sistema mucho más garantista que el que tenemos por ejemplo en España, donde cabe todo tipo de corrupción, que de ésta había mucha en los tiempos del Sha y prácticamente desapareció al llegar al poder una persona tan desprendida de los lujos terrenales como el imán Jomeini y quedar instaurada la Revolución, que ha conseguido equiparar notablemente a las capas sociales.
De regreso al hotel, cenamos y tratamos de conseguir comunicación con nuestras familias mediante el wifi del hotel, lo cual conseguimos a duras penas y de manera intermitente.

6 de febrero. Segundo día en Teherán…
Amanece con un sol radiante y la vista que se nos ofrece desde la terraza de la habitación es espectacular. La luz del amanecer refleja sobre la nieve de las laderas de los montes Elburz y en todos los edificios de esta parte de la ciudad. Ha dejado de nevar, pero quedan grandes cantidades de nieve tanto en las calles como sobre los coches y los edificios.

VISTA DE LA CIUDAD EL SEGUNDO DÍA
A las 7:00 desayunamos opíparamente y a las 8:00 de la mañana nos recoge Afshín para llevarnos a una recepción en la sede de la Organización que nos ha invitado, pero nada sabemos de quiénes son realmente. La furgoneta sube a duras penas por cuestas interminables en dirección norte. A medida que ascendemos, los cúmulos de nieve son cada vez mayores. Como la temperatura es muy baja, también hay hielo en la calzada y a veces se patina, aunque el conductor demuestra una gran destreza. Nos encontramos en el extremo norte de Teherán, donde la altitud es mayor. Es una urbanización de edificios de poca altura y para dejar libres los accesos de los garajes, han retirado la nieve a cada lado de las puertas, por lo que los montones en las orillas de las calles son de volumen considerable. Chupetes de hielo cuelgan de las cornisas. Entramos en una de esas casas y nos reciben en el portal tres hombres que nos dan la mano amablemente y nos invitan a pasar a una amplia sala de estar, cuyo suelo está totalmente alfombrado y hay que descalzarse antes de entrar. El ambiente de la sala está a una temperatura confortable. Está amueblada con sofás en todo el perímetro y mesas bajas delante de los mismos, sobre las cuales hay dispuesta vajilla (pequeños platos, tazas, cucharillas y cuchillos), así como bandejas con galletas. Tomamos asiento y esperamos poco más de cinco minutos hasta que aparece un personaje que parece ser el que dirige lo que quiera que sea aquello. Nos ponemos en pie y con una sonrisa, nos va dando la mano, a la vez que hace una pequeña reverencia con la cabeza y Raúl nos va presentando uno a uno. Se sienta en un sillón situado en el rincón diagonalmente opuesto a donde yo me encuentro. Comienza a hablar en persa y Raúl va traduciendo. “Bienvenidos todos a éste su país. Es nuestro deseo que se encuentren como en su casa y que se lleven de aquí el mejor recuerdo posible. Si durante los días que va a durar su estancia en Irán hay algo que no es de su agrado, les pedimos disculpas anticipadamente, pero es nuestro deseo que se encuentren lo más cómodos posible y que se cumplan sobradamente las expectativas y los objetivos que ustedes se hayan forjado para este viaje. Cuando entraba por la puerta, le decía a mi compañero ‘¿Has visto estos rostros que nunca antes habíamos tenido ocasión de contemplar y ya parece que son amigos de toda la vida?’…”. La alocución dura unos 45 minutos y toma un ritmo especial por cuanto él pronuncia dos o tres frases, calla, espera a que las pronuncie Raúl en español y continúa, repitiendo el proceso como si de un ritual se tratara, mientras juguetea con un rosario que lleva en la mano (también en el Islam se emplea una especie de rosario para rezar, tiene 33 cuentas y se utiliza para practicar el dikr o invocación repetida dirigida a Dios). No se presenta, ni a sí mismo ni a la Organización a la que pertenece, pero explica cuál es el motivo de la invitación por la que estamos allí. Hace un repaso de la historia reciente de Irán, desde la caída del Sha y el triunfo de la Revolución, a raíz del cual se fue implantando en todo el mundo una campaña de desprestigio contra el pueblo iraní, perfectamente orquestada por el lobby sionista de los Estados Unidos, que es quien controla el poder. A través de esta campaña, han hecho creer a la civilización occidental que Irán estaba en contra del mundo. Los esfuerzos diplomáticos por contrarrestar estos efectos negativos no han dado resultado, así es que el que el Líder Supremo Alí Jameneí se ha propuesto llevarla a cabo a través de la población civil, mediante programas de intercambio y acogida a gentes del mundo de la cultura, como nosotros. Habla de la vida y obra del imán Jomeini (su personalidad, exilio en Francia, regreso a Irán, etc.), como fundador del estado moderno chií de Irán y la limpieza de corrupción que supuso la llegada al poder de un personaje tan austero como él. Consideran amigos a todo el mundo, salvo al Sionismo, dejando claro que no son los judíos los enemigos, sino el Sionismo en sí, teniendo como hermano a todo ser humano de la Creación.
Mientras habla, tres de ellos van tomando nota, sirven té en las tazas y otro va pasando delante de nosotros con un frutero lleno de naranjas y pepinos pequeños (allí son comidos como fruta habitual). Cada uno coge su fruta y yo, que soy el último, rehúso la invitación con un gesto de agradecimiento, él insiste, vuelvo a rehusar con otro gesto similar y noto que frunce el ceño. Ammar, que está sentado a mi izquierda, me dice por lo bajo que en estos países hay que coger todo lo que te dan, porque si no lo interpretan como un desprecio (vaya, he metido la pata, digo para mí, pero la verdad es que no me apetecía después del abundante desayuno que habíamos tomado en el hotel). Cuando el personaje principal termina su discurso, nos dirige a todos un signo con las manos abiertas, indicando que, por favor, podemos comer de todo lo que nos ha sido servido. Coge la naranja de Laila y con el cuchillo corta la coroneta superior de la piel; luego le hace unos cortes y, con mucha destreza, abre la piel en gajos y se la deja en el plato abierta como si de una flor se tratara. Hace una broma y dice en su idioma “no os preocupéis; mis manos están limpias”. Los demás comienzan a pelar su naranja (menos yo, que no tengo), pero a él aún le da tiempo de pelar tres o cuatro más y servírselas a los invitados como señal de atención. Sentado en su sillón, coge una naranja del frutero que se encuentra delante de él, hace el mismo ritual, se levanta, viene hacia mí y la deja en mi plato diciéndome amablemente que, por favor, me la coma. Así es que yo me como la naranja como está mandado, faltaría más.
Terminada su intervención, pasa el turno para que hable quien lo desee, siempre con la mediación de Raúl, que hace de traductor. Comienza Ammar con unas palabras de agradecimiento y, al hilo de lo que ha contado nuestro anfitrión, expresa su percepción de que el islam, en el medio donde él vive, es más aceptado generalmente por la población civil que por parte de los dirigentes. Terminadas de traducir estas palabras por parte de Raúl, el anfitrión dedica unas palabras de especial simpatía hacia España. Javier Peña también interviene en el sentido de expresar los objetivos que nos han llevado hasta allí y Virgilio comienza con unas palabras en español para pasar al árabe, planteando una propuesta de intercambios culturales con este país, concretamente en el sentido de poder venir equipos de arqueólogos españoles a trabajar a Irán. La respuesta es positiva. El orden inicial y ceremonioso del principio, mantenido durante toda la alocución del personaje, se va tornando más informal. Virgilio se ha levantado y ha ocupado el asiento de Raúl para poder conversar con el anfitrión más cercanamente. Raúl se levanta y nos dice que podemos decir y proponer todo lo que nos dé la gana, animándonos a ello diciendo que ahora es el momento. Entonces viene a mi cabeza una propuesta sobre el cementerio islámico de Tauste. Se lo comento a Raúl a la vez que le expreso mis dudas acerca de si es procedente semejante propuesta, ya que en el mundo musulmán está mal visto que se exhumen restos humanos. Le cuento en pocas palabras lo que representa nuestra necrópolis y la necesidad de exhumar el mayor número posible de restos, ya que, de lo contrario, el final de los mismos todavía es más indigno (van a la escombrera). Raúl se hace cargo de la importancia de mi propuesta y me dice que tranquilo, que aquí se puede exponer todo, siempre y cuando se haga con el debido respeto. Se me ofrece a comentárselo él mismo en mi nombre y yo accedo. Mientras se lo explica él me mira seriamente y su respuesta es que ellos no pueden contribuir con aportaciones económicas, pero que si necesitamos mano de obra estarán encantados de enviárnosla, corriendo por nuestra cuenta los gastos en España, de igual forma que nosotros estamos ahora aquí. Aprovecha para invitarnos a conocer Shiraz en otro viaje, así como otros lugares, estimando él que necesitaríamos aproximadamente un mes para conocer mínimamente todo lo que nos pueda interesar. Nosotros nos pagaríamos el vuelo (como en este viaje) y correrían por cuenta de la Organización todos los gastos de aquí, así como el compromiso de facilitar todo los contactos y gestiones necesarias.
Javier le enseña en su tablet fotografías de la arquitectura aragonesa de ascendencia islámica (zagrí y mudéjar) y se le ilumina el rostro al ver las escrituras cúficas de la torre de Tauste. También al ver la torre de la Magdalena, de la que dice que le recuerda a la arquitectura de Jorasán (región situada en el nordeste del país). Finalmente, nos obsequian a todos con unos relojes de pared con decoración típica persa y nos hacemos unas fotografías.

FOTOGRAFÍA EN LA SALA DE RECEPCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN


(Continuará)

viernes, 28 de marzo de 2014

VIAJE A IRÁN (II)

4 de febrero. Comienza el viaje…
El martes día 4 de febrero, a las 15:30, estábamos Javier, José Miguel y yo en el aeropuerto de Barajas, con nuestros respectivos equipajes, ante el mostrador de Turkish Airlines, esperando a conocer al resto del grupo con el que íbamos a emprender un viaje que tantas incógnitas despertaba en nosotros. No tardaron en aparecer Raúl, Laila, Ammar y Hassan, así como Virgilio que llegó poco después. Tras las correspondientes presentaciones, quisimos hacernos una foto de grupo y compartirla por Facebook con nuestras amistades.

AEROPUERTO DE BARAJAS. DE IZQUIERDA A DERECHA: JOSÉ MIGUEL, JAIME, JAVIER, RAÚL, LAILA, HASSAN, AMMAR Y VIRGILIO

El avión salió a las 17:55 y allí se produjo la primera incidencia: José Miguel se puso indispuesto debido a un posible corte de digestión. Las azafatas se portaron fenomenalmente, así como una voluntaria que se acercó (debía ser médico o enfermera, pero no hablaba español) y estuvo atendiéndole constantemente. Nos dio un buen susto, pero se le pasó felizmente. Las primeras conversaciones con Virgilio resultan muy interesantes en las que él nos adelanta su versión sobre lo que fue al-Andalus. Resulta un tipo muy ameno y cercano en el trato, y se nos ofrece a enseñarnos Bobastro (Málaga), como algo muy impactante.
Virgilio Martínez es todo un personaje: licenciado y doctor en Historia Medieval por la Universidad de Málaga (Premio Extraordinario de Doctorado), arqueólogo y diplomado en lengua árabe. Ha trabajado durante algunos años como investigador en el CSIC, profesor invitado por la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Boston y la Universidad de Nuevo México, ponente en más de 50 reuniones y congresos internacionales, autor o coautor de unos 180 trabajos científicos y de 18 monografías sobre historiografía, arqueología y epigrafía de al-Ándalus y del Islam de Occidente en época medieval, Mención de Honor del Premio Málaga de Investigación 2008… y muchas cosas más. Relata hechos con una gracia malagueña natural en él, sin detrimento del rigor histórico que defiende ante todo. Ejemplo de ello es la crónica que nos relata sobre el asedio de Málaga por los Reyes Católicos en 1487, donde ¡ya se emplearon armas químicas!. ¿Cómo, armas químicas ya en el siglo XV?. Efectivamente, les lanzaban animales muertos con las catapultas por encima de las murallas para causar enfermedades infecciosas. Describe el asedio como algo terrible y muy cruel por parte de los castellanos.
En los controles del aeropuerto de Estambul, la única anécdota reseñable fue que una policía me requisó un metro que llevaba en mi bolso de mano, que me había llevado como parte de mi equipamiento técnico. Lo sacó del bolso, me dijo unas palabras que no entendí y lo arrojó dentro de un recipiente ante mi estupefacción. Debió de parecerle un arma muy peligrosa. Qué le vamos a hacer. En el intervalo de espera hasta coger el vuelo a Teherán, los musulmanes del grupo buscaron un oratorio donde rezar dentro del propio aeropuerto.

5 de febrero. Primer día en Teherán…
Llegamos al aeropuerto de Teherán-Imán Jomeini a las 5:50 de la mañana (3:20 hora Madrid; hay 2:30 horas de diferencia). Antes de salir del avión, todas las mujeres llevan ya sus cabezas tapadas con pañuelos, incluida Laila. Nos sorprendió ver tanta nieve en todo el aeropuerto y alrededores. Allí nos enteramos de que Virgilio no tenía el visado (no he llegado a enterarme de las circunstancias del porqué), lo cual podría ser motivo de problemas para entrar en el país. Lo tenía ya hablado con Raúl y, de camino por los pasillos del aeropuerto hasta llegar al control de entrada al país, Raúl nos dio instrucciones para que siguiéramos adelante con su hija, que él y Virgilio se desviaban por otro pasillo para hacer unas gestiones. Pasamos el control de entrada sin ningún problema y nos dirigimos a la cinta de recogida de equipaje. Al poco rato aparecieron Raúl y Virgilio con todo solucionado. ¿Quién es verdaderamente este hombre –nos preguntábamos- y qué influencias tiene en este país?.
Eran ya las 7 de la mañana y estaba amaneciendo en Teherán cuando nos acercamos con todos los equipajes a la puerta de salida. Allí fuimos conscientes de la tremenda nevada que había caído (y seguía cayendo). Después nos enteramos de que hacía 50 años que no nevaba tanto en aquella ciudad. Hacía frío (unos 8º bajo cero) y vinieron a buscarnos tres individuos con una furgoneta de 10 plazas y un turismo. Uno de ellos (luego supimos que se llamaba Afshín) hablaba un poco de español y nos recibió con una sonrisa y un “bienvenidos a su país”. Era el conductor de la furgoneta y nos indicó que subiéramos a la misma. Como no tenía maletero, el equipaje iría en el turismo y los otros dos individuos se encargarían de cargarlo en el mismo. Como quiera que Raúl observara cierto recelo por nuestra parte en desprendernos de nuestras maletas, nos tranquilizó diciendo que eran personas de total confianza. Los 25 Km de recorrido hasta la capital fueron por una autopista casi impracticable por la nieve, con un intenso tráfico de vehículos. Los carteles en persa (con signos árabes, pero allí no se habla apenas árabe) evidenciaban que verdaderamente nos encontrábamos en Oriente Medio.
En la entrada a la ciudad, Afshín tuvo que parar y bajar a limpiar el parabrisas, pues la visibilidad se había hecho ya muy penosa por la nevada que seguía cayendo y el hielo que se formaba debido a la baja temperatura. El coche se perdió con las maletas. Íbamos dispuestos a adaptarnos a todo lo que nos surgiera. Ante una invitación de este tipo y en un país como éste, incluso contemplábamos la posibilidad de que nos repartieran por casas particulares, como forma de resolver nuestro alojamiento. Sin embargo, la furgoneta se detuvo ante la puerta del Hotel Internacional Parsian Esteghlal, de 5 estrellas. Era donde nos íbamos a alojar durante nuestra estancia en Teherán. Tenía un hall grandísimo, donde nos invitaron a sentarnos y nos sirvieron un té caliente mientras esperábamos la llegada de las maletas, ya que el coche que las portaba, efectivamente, se había perdido. Nos indican que pasemos al comedor para desayunar (son ya las 9 de la mañana), pero no tenemos apetito, después del largo viaje, el desajuste horario y haber comido algo en el avión. Raúl nos indica que hagamos un pequeño esfuerzo, aunque comamos poco, porque detecta que puede producirse cierto malestar ante nuestra negativa. El bufet es estupendo y al final nos aplicamos todos a tomar un buen desayuno, con fruta, huevos, zumos, café, dulces, etc. Después de desayunar, Raúl nos sugiere descansar en la habitación hasta la hora de la comida, idea que aceptamos con gusto. Me toca compartir habitación con José Miguel; Javier con Virgilio; los dos musulmanes juntos y, naturalmente, Laila con su padre. Nos alojan en la planta 13. Las habitaciones son amplias y cómodas, cada una con su correspondiente terraza y unas vistas espectaculares hacia la parte más moderna de la ciudad.

LLEGADA AL HOTEL. VISTA DE LA CIUDAD DESDE LA HABITACIÓN

(Continuará)

lunes, 24 de marzo de 2014

VIAJE A IRÁN (I)


Cómo comenzó…
Siempre pensamos en la conveniencia de realizar un viaje a Irán para comprobar “in situ” muchas de las coincidencias que veíamos entre la arquitectura persa y la nuestra de ladrillo y yeso, pero nunca imaginamos que pudiéramos llevarlo a cabo de esta forma.
Todo empezó en septiembre del año pasado, cuando un personaje llamado Javier López Astilleros se puso en contacto con Javier Peña. Trabajaba como realizador en una cadena de televisión llamada “Córdoba Internacional” y estaba haciendo una serie de documentales dedicados a al-Andalus, cuando descubrió la web en la que nosotros (Javier Peña, José Miguel Pinilla y yo, pero principalmente Javier, que es quien la administra y autor de la mayor parte de su contenido) contamos nuestra teoría sobre el verdadero origen de la arquitectura mudéjar aragonesa, es decir, la arquitectura taifal saraqustí del siglo XI, y a su vez, el origen de ésta, dada su clara diferenciación respecto del resto de la arquitectura andalusí, y que pensamos que ha venido del mundo persa. El hombre se mostraba entusiasmado por semejante hallazgo, pues sus documentales hasta entonces se habían limitado a lo de siempre cuando se habla de arte hispano-musulmán: Córdoba, Sevilla, Granada, Toledo y poco más. No podía sospechar que en una región situada tan al norte de la Península pudiera existir semejante patrimonio. Propuso dedicar un documental completo a ello y comenzó a intercambiar correos con Javier, quien luego nos los reenviaba a nosotros para tenernos informados. Se trata de unos documentales de 30 minutos de duración, en una serie titulada “Huellas de al-Andalus”. En uno de sus correos, le mandaba el borrador de un texto como propuesta de lo que el narrador podía ir explicando en el documental. Por mi parte, al ver el interés que tenían sobre las escrituras crípticas, me decidí a intervenir y mandarle un correo informándole que, sobre ese asunto, en el único edificio de la Península Ibérica donde existen signos caligráficos realizados en ladrillo resaltado es en la torre de Tauste, indicando los últimos estudios que pueden hacer referencia a la shahada o Profesión de Fe Islámica (No hay más dios que Dios...). De paso, la alusión a Tauste, podía ayudarle a descentralizar el documental de lo que meramente es Zaragoza capital. Su respuesta fue inmediata, agradeciendo efusivamente mi aportación. Me pidió fotografías al respecto y se las envié encantado. Poco tiempo después, vinieron a Zaragoza y grabaron el documental, que quedó muy bien. En él aparecen entrevistas a distintos personajes, entre ellos Javier Peña, e imágenes muy espectaculares, no sólo de Zaragoza, sino también de otros lugares como Tarazona, Maluenda y -cómo no- Tauste. Tiene algunas imprecisiones de tipo técnico, pero son perdonables por el aire fascinante que han sabido darle.
La cosa no quedó ahí. Resulta que Javier López Astilleros pertenece a una organización llamada “Musulmanes por la Paz”, cuya cabeza visible (por llamarlo de alguna manera) es un señor que se llama Raúl González, natural de Madrid.
Raúl es informado por Javier López de nuestro trabajo y nos invita a realizar un viaje a Irán, en el que nosotros sólo tenemos que pagarnos el avión. Los demás gastos (alojamiento, manutención y desplazamientos por el país) corren por cuenta de la Organización. Nuestra respuesta es afirmativa desde el principio, pues nos resulta tremendamente interesante tener la oportunidad de conocer “in situ” la cultura de la que nosotros pensamos que ha dado pie a esta arquitectura tan fascinante que se desarrolló aquí a partir del siglo XI.
Nuestras indagaciones nos han llevado a desmontar la teoría de que el arte mudéjar aragonés está basado en el almohade y a considerar como cierta la de que realmente proviene de otro arte anterior, de la época taifal, y que denominamos “zagrí”. Pero claro, éste de algún sitio tuvo que venir. Al tratarse de una arquitectura de ladrillo y yeso, que sólo se desarrolló en Oriente Medio, y siendo que de allí vinieron otras disciplinas, empezó a crear cuerpo entre nosotros la posibilidad de ese origen para nuestra arquitectura zagrí y mudéjar. A medida que avanzábamos en esa línea, se consolidaban más nuestras sospechas y cada vez eran más sorprendentes los enormes parecidos que parecían emparentar la arquitectura aragonesa de ladrillo y yeso con la persa (técnicas constructivas, motivos decorativos, etc.). Ahora se nos ofrecía la posibilidad de “tocarla”.
Irán es un gran país: 1.600.000 Km2 de extensión y 75 millones de habitantes. La arquitectura que buscamos está principalmente en las regiones de Khorasán (al este) y de Shiraz (al sur), muy alejadas de las ciudades que nos ofrecen visitar, que son principalmente Teherán, Qom e Isfahán, pero aun así el viaje promete ser muy interesante para nuestras investigaciones, pues, sin duda alguna, algo “tocaremos” y, sobre todo, resultarán muy provechosos los contactos que allí podamos establecer con diferentes universidades. No deja de ser alentador que mientras aquí, en nuestra tierra, se nos cierran las puertas al debate en el ámbito universitario, allí se nos puedan abrir. A mí, concretamente, me interesa mucho examinar el yeso de las juntas de los ladrillos, algo que sólo puede hacerse aquí, en Aragón, y allí, con 4.000 Km de tierra de por medio.
Aquí siempre nos han enseñado que, para hacer un muro exterior, los ladrillos se colocaban con mortero de cal (hasta que apareció el cemento); nunca con yeso, porque éste se deshace con la lluvia. Pero no nos dijeron que la práctica del yeso viene desde las primeras civilizaciones mesopotámicas y que en Persia (Irán en Irak) nunca se perdió, seguramente porque nuestros profesores universitarios no lo sabían y también desconocían esa singularidad de la arquitectura tradicional aragonesa. Es chocante, cómo en el mundo actual, donde las comunicaciones están tan desarrolladas, todavía se mantienen importantes distancias (e ignorancias) en cuanto a lo cultural se refiere. De las diferentes épocas de la historia de Persia, a nosotros nos interesaba conocer la del imperio sasánida (años 224 al 651), porque es el periodo donde desarrolla buena parte de la cultura que después los árabes extenderían por todo el Mediterráneo y traerían a la Península Ibérica. Pensamos que vino cultura islámica porque fue el islam quien la propagó, pero fue fundamentalmente persa, porque era por aquel entonces la civilización más avanzada, y así se ha demostrado en otras disciplinas como la filosofía, la música, etc. Tanto o más nos interesan también los periodos omeya y abasí (dominio islámico) y, sobre todo, el selyuquí (1037-1157), por ser la época en la que hubo de tener lugar el intercambio cultural con Zagr al-Andalus con mayor intensidad. Aun así, no es de despreciar tampoco conocer la arquitectura safaví porque, aunque se desarrolló en una época en la que ya no cabe pensar en ese intercambio (1501-1736, éramos dos mundos ya muy separados), era allí la heredera de las anteriores, así como aquí la nuestra también lo era. Aquí les consideramos “árabes”, pero ellos no se sienten así. Hasta en eso nos parecemos: para ellos los árabes fueron unas gentes que les invadieron y que dominaron allí hasta que consiguieron echarles para seguir siendo independientes (como aquí). Ni siquiera se quedaron con el idioma, pues allí se hablaba persa antes de la llegada de los árabes, siempre se habló persa y se sigue hablando. Se trata de un pueblo con una fuerte personalidad.

El asunto adquiere cariz de aventura, pues no llegamos a comprender por qué alguien nos invita a semejante empresa, con el componente añadido de ese estereotipo que aquí tenemos de aquellas gentes. Se nos informa que vamos en el viaje un grupo de ocho personas: por nuestra parte, Javier Peña y José Miguel Pinilla (como arquitectos), y yo como arquitecto técnico; también un profesor de Historia llamado Virgilio Martínez Enamorado y dos musulmanes españoles, Agustín/Ammar López (de Las Palmas de Gran Canaria) y Francisco/Hassan Aparicio (de Madrid). Los otros dos componentes del grupo son el propio Raúl González y su hija Laila. El viaje se iba a producir entre los días 4 al 12 de febrero, con escala en Estambul, tanto a la ida como a la vuelta. Ante la duda de dónde nos metíamos, Javier Peña se puso en contacto con Jesús Lorenzo (doctor en Historia, arqueólogo y arabista, que dio una charla el año pasado en Tauste invitado por la Asociación Cultural “El Patiaz”) para ver si conocía a alguien del grupo y podía aportarnos alguna información. Jesús respondió enseguida que no sabía nada de esa Organización pero que sí conocía a Virgilio y que era un tipo muy majo y muy competente. Puestos ya en contacto con Virgilio, se confirmó la información de Jesús Lorenzo y nos manifestó su gran interés por realizar este viaje. Indagando en Internet sobre quién podía ser esa ONG llamada “Musulmanes por la Paz”, los hallazgos no resultaron alarmantes, pero tampoco excesivamente tranquilizadores, pues existe una web llamada www.musulmanesporlapaz.org en la que habla de un califa que reside en el Reino Unido y con unos tintes de secta un poco extravagantes. La otra era www.ongmusulmanesporlapaz.es, con unas pintas más “normales”, pero no sabíamos a quién debíamos el detalle de invitarnos. La mayor intriga vino cuando, después de haber hecho la transferencia por el importe del billete de avión de ida y vuelta al número de cuenta que se nos había indicado (por cierto, a nombre de un tal Pawel Piotr Szydlowski, para más incertidumbre todavía), se nos manda un cuestionario a rellenar para la solicitud del visado. En él había que responder a la pregunta –entre otras- del motivo del viaje, con la instrucción de que escribiéramos “asistir a las ceremonias del aniversario de la Revolución Iraní”. Otra pregunta era “quién pagaba los gastos”, en la que había que responder “La Organización de las Ceremonias”. Uno no podía salir de su asombro y experimentar cierto grado de inseguridad, pero nos sentíamos ya como embarcados en la aventura y no había marcha atrás... 
(Continuará...)