Hola, taustanos y
visitantes, amigos y amigas.
Por fin, un año más
aquí. Después del parón que nos ha impuesto esta maldita pandemia, volvemos a
reunirnos en esta fiesta estupenda que supone la Feria del Libro de Tauste y
que este año cumple su vigésimo segunda edición.
Ya me conocéis, pues
soy de aquí, y me siento muy feliz de encontrarme hoy en este lugar, en este
balcón. Y además de feliz, orgulloso, a la vez que agradecido. No puedo sino
tener palabras de agradecimiento a la Organización de esta Feria, de este
evento que se ha convertido para nosotros en algo asentado e imprescindible. La
Feria del Libro de Tauste supone ya una parte importante de nuestro patrimonio
inmaterial, que no es poco, porque, si veinte años no son nada, veintidós ya
pueden empezar a ser mucho: el producto de una labor continuada e incansable
que debe llenarnos de orgullo. Por eso, ser designado pregonero para este
evento, y más todavía, después de estos años de paréntesis, es para mí un gran
honor que me llena de satisfacción y agradecimiento.
En este día espléndido,
dará gusto volver a contemplar a familias enteras, cargadas con libros y
cuentos, recorriendo los puestos que hoy llenan nuestra plaza. Eso significa
que, por una vez más, en la noche del 1º de mayo (es decir, esta noche), en
muchos hogares taustanos se vivirá la magia de ojear cuentos y de leer en
familia. Después de casi un cuarto de siglo desde aquella primera feria, hoy
vemos a padres jóvenes recorriendo los puestos con sus niños de la mano y que,
un día, fueron ellos aquellos niños que eran llevados por sus padres. Seamos
conscientes de este prodigio, de la la importancia de esta transmisión
generacional, la forma más eficaz de hacer de Tauste un pueblo culto, porque un
pueblo culto siempre será un pueblo libre y próspero.
Se supone que la misión
de un pregonero de una feria del libro es animar a la lectura. Pues bien, voy a
intentarlo, aun a riesgo de convertiros en lectores empedernidos:
Leer es la mejor
herramienta y voy a tratar de explicar por qué.
- En primer lugar, leer
te brinda tranquilidad.
- Es un entretenimiento
gratuito y reconfortante, pues, aunque los libros cuestan, tenemos bibliotecas
donde se pueden pedir libros prestados, todos los que quieras. Puedes seguir
pidiendo y pidiendo, para leer una vida entera.
- Leer te ayuda a
desarrollar el pensamiento y practicar la concentración de una manera lúdica.
- Te ayuda a reducir el
estrés y, por tanto, a mejorar tu salud.
- Te hace más sabio.
Nunca sabes en qué momento puedes aplicar algo que aprendiste en un libro,
incluso si el libro era de fantasía, poemas o temas inexistentes en el mundo
real. Siempre se aprende mucho de un solo libro; además, esta sabiduría nadie
te la podrá quitar.
- Leer expande tu
vocabulario y mejora tus habilidades. Ejercita tu memoria y estimula tu mente.
- Nos hace comprender
mejor el mundo en que vivimos. Nos abre las puertas del conocimiento y da alas
a nuestra inspiración e imaginación.
¿Conocéis alguna
actividad humana más beneficiosa y gratificante que esta? ¿Algo que llene tanto
y que, sin embargo, no engorde?
Leer nos ayuda a ser
más intelectuales, a tener una vida más plena. La vida y el conocimiento son
inseparables. Solo la vida es más importante que el conocimiento.
El que lee nunca está
solo. Le acompañan los personajes que componen la trama de esa historia, real o
ficticia, que está leyendo. Pero no es como ver una película en la que todo te
lo dan hecho, en la que no puedes imaginar las caras de esos protagonistas
porque ya te las dan puestas en la pantalla. Cuando lees una novela, de alguna
forma, la estás construyendo tú mismo en tu mente. Convives con esos
personajes, los haces tuyos, aprendes con ellos y de ellos, y todo lo que te
está contando el autor a través de esas páginas, lo procesas tú a tu manera.
Tanto es así que, el resultado final será la suma de los dos ingredientes: por
una parte, lo que ahí hay escrito y, por otra, lo que tú, con tu actitud, estás
aportando. Al final, será una cosa totalmente personal y subjetiva, diferente
para cada lector. En definitiva, una experiencia fascinante. Cuando terminas el
libro, sientes la nostalgia de la despedida, de dejar de convivir con esos
personajes de las que te has encariñado durante el tiempo que te ha durado esa
lectura, hasta que comienzas otro libro.
Por eso, leed, leed,
leed… Todos los días. El día que no dispongáis de tiempo, leed también, aunque
solo sea una página del libro que tengáis empezado. Aunque solo sea lo justo para
no perder el contacto con esa historia. No os importe que ese libro os dure
meses. Y si no lo soportáis, cambiad a otro, pero no os perdáis la experiencia
maravillosa que proporciona la lectura.
Los libros nos hacen
soñar y estimulan nuestra imaginación. No os perdáis lo que se os da en ellos.
Leer es la forma más barata de viajar a otros lugares y a otras épocas. Decía
Umberto Eco que “quien no lee, a los 70 años habrá vivido tan solo una vida (la
suya propia). Quien lee, habrá vivido 5.000 años, porque la lectura es la
inmortalidad hacia atrás”. ¿Os parece poco?
No quiero cansaros más.
Disfrutad del día y de la lectura, que merece la pena. En realidad, sois
vosotros los verdaderos protagonistas de esta fiesta.
Un abrazo para todos y muchas gracias.
Tauste, 1 de mayo de 2022.
Jaime Carbonel
Monguilán.