Teherán tiene unos 12 millones de habitantes y se encuentra en el norte
del país, separada del mar Caspio por los montes Elburz, que tienen una altitud
que supera los 5.000 m sobre el nivel del mar. La ciudad, inmensa, se extiende
por la parte baja de las faldas de estos montes, teniendo una altitud de unos
1.100 m. en la parte baja, 1.200 m. en el centro y 1.700 m. en la parte norte.
El hecho de encontrarse a semejante altitud hace que los inviernos sean
extremadamente fríos, aunque la latitud es bastante menor que la de
aquí (menor que la de Cádiz, incluso), por lo que los veranos son también muy
rigurosos de calor.
Nuestra habitación da al norte, con vistas a los montes Elburz, que
apenas se divisan debido a la adversa climatología. Se advierten edificios muy
modernos de gran altura, en medio de un paisaje totalmente blanco por la nieve,
que no cesa de caer. En el techo de la habitación, en un rincón, existe una
flecha que indica la dirección a La Meca para que la gente que se aloja sepa en
cada momento hacia qué dirección debe mirar para rezar sus oraciones. Más
adelante comprobaríamos que este detalle es habitual en los hoteles iraníes.
FLECHA
INDICANDO LA DIRECCIÓN A LA MECA
Después de tomar posesión de la habitación y haber descansado un rato,
bajamos a la 1 de la tarde para reunirnos con el resto del grupo y entrar a
comer. La comida es buena y apetecible: gran variedad de frutas y ensaladas,
salsas de todo tipo (había una de yogur con pepino que estaba buenísima),
sopas, cremas, carnes de cordero, pollo y ternera, y de pescado truchas y
mariscos. La conversación en torno a la mesa resulta muy agradable. Raúl (descubrimos
que su nombre musulmán es Yafar) es un personaje de 63 años, atento con todos
nosotros y demuestra tener gran inteligencia y una vasta cultura en todos los
aspectos. En seguida se ha hecho cargo de la problemática que envuelve al
asunto “zagrí”, por el que nosotros luchamos, y comprende perfectamente todos
los argumentos, incluso los de tipo técnico. Laila es una chica encantadora de
27 años, atractiva y discreta, con un saber estar envidiable y que, cuando
interviene en la conversación, demuestra tener una gran madurez y una completa
formación. Ammar es canario, tiene 54 años, está casado con una marroquí y
tiene tres hijas. Es musulmán suní y ha sido invitado porque dirige una emisora
de radio en las Islas Canarias (pero con audiencia en otros países de
Sudamérica, etc.), cuyo objetivo es dar a conocer el Islam. Hassan tiene 28
años, es miembro de la ONG Musulmanes por la Paz, su mujer no es musulmana y
tiene un hijo pequeño. Ellos han venido hasta aquí por motivos religiosos, para
visitar algunos mausoleos y lugares de devoción musulmana. Yafar, Laila y
Hassan, al igual que la mayoría de la población iraní, son musulmanes chiíes.
El chiismo es una de las ramas del Islam, minoritario en el mundo islámico,
pero mayoritario en Irán.
Terminada la comida, nos recoge Afshín con la furgoneta y nos lleva a
visitar la casa donde vivió el imán Jomeini en Teherán mientras fue jefe de
estado. Tiene apariencia de ser una humilde vivienda, con un cuarto de estar
que da directamente a la calle, donde tuvo lugar la famosa entrevista con Eduard
Shevardnadze. Nos contó Raúl que la calle se llenó de cámaras y periodistas y
que el ministro ruso salió impresionado de la personalidad del imán. Junto a la
casa había una sala donde rezaba el imán y que ahora se destina a exposición de
fotografías sobre la vida del personaje. Desde allí nos trasladaron a visitar
el mausoleo donde está enterrado. Se encuentra al sur de la ciudad y llegamos
ya al anochecer. Después de los muchos años transcurridos, sigue todavía en
obras y nos pareció arquitectónicamente pobre y descuidado, al menos en lo
referente a sus espacios interiores. Los musulmanes de nuestro grupo
aprovecharon para rezar. Allí, Raúl nos dio una pequeña explicación sobre la
organización social, administrativa y religiosa del país. Existe una
administración “oficial”, con un parlamento elegido por el pueblo y un
presidente de gobierno, que en la actualidad es Hassan Rouhaní. Paralelamente
existe otra administración, la espiritual (por llamarla de alguna manera), compuesta
por doce sabios y presidida por el Líder Supremo, que en la actualidad es Alí Jameneí.
Cada ciudadano sigue al imán que más le gusta y le aporta 1/5 de sus
beneficios. Con ese capital, los imanes llevan a cabo obras sociales,
religiosas y otros objetivos. Además, son los encargados de impartir justicia,
de forma que cualquiera puede dirigirse a ellos para que resuelva cualquier
litigio de forma gratuita. Se trata de personas con altos estudios en materia
jurídica y religiosa. Explica que es un sistema mucho más garantista que el que
tenemos por ejemplo en España, donde cabe todo tipo de corrupción, que de ésta
había mucha en los tiempos del Sha y prácticamente desapareció al llegar al
poder una persona tan desprendida de los lujos terrenales como el imán Jomeini
y quedar instaurada la Revolución, que ha conseguido equiparar notablemente a
las capas sociales.
De regreso al hotel, cenamos y tratamos de conseguir comunicación con
nuestras familias mediante el wifi del hotel, lo cual conseguimos a duras penas
y de manera intermitente.
6 de febrero. Segundo día en
Teherán…
Amanece con un sol radiante y la vista que se nos ofrece desde la terraza de la habitación es espectacular. La luz del amanecer refleja sobre la nieve de las laderas de los montes Elburz y en todos los edificios de esta parte de la ciudad. Ha dejado de nevar, pero quedan grandes cantidades de nieve tanto en las calles como sobre los coches y los edificios.
VISTA DE
LA CIUDAD EL SEGUNDO DÍA
A las 7:00 desayunamos opíparamente y a las 8:00 de la mañana nos recoge
Afshín para llevarnos a una recepción en la sede de la Organización que nos ha
invitado, pero nada sabemos de quiénes son realmente. La furgoneta sube a duras
penas por cuestas interminables en dirección norte. A medida que ascendemos,
los cúmulos de nieve son cada vez mayores. Como la temperatura es muy baja,
también hay hielo en la calzada y a veces se patina, aunque el conductor
demuestra una gran destreza. Nos encontramos en el extremo norte de Teherán,
donde la altitud es mayor. Es una urbanización de edificios de poca altura y
para dejar libres los accesos de los garajes, han retirado la nieve a cada lado
de las puertas, por lo que los montones en las orillas de las calles son de
volumen considerable. Chupetes de hielo cuelgan de las cornisas. Entramos en
una de esas casas y nos reciben en el portal tres hombres que nos dan la mano
amablemente y nos invitan a pasar a una amplia sala de estar, cuyo suelo está
totalmente alfombrado y hay que descalzarse antes de entrar. El ambiente de la
sala está a una temperatura confortable. Está amueblada con sofás en todo el
perímetro y mesas bajas delante de los mismos, sobre las cuales hay dispuesta
vajilla (pequeños platos, tazas, cucharillas y cuchillos), así como bandejas
con galletas. Tomamos asiento y esperamos poco más de cinco minutos hasta que
aparece un personaje que parece ser el que dirige lo que quiera que sea
aquello. Nos ponemos en pie y con una sonrisa, nos va dando la mano, a la vez
que hace una pequeña reverencia con la cabeza y Raúl nos va presentando uno a
uno. Se sienta en un sillón situado en el rincón diagonalmente opuesto a donde
yo me encuentro. Comienza a hablar en persa y Raúl va traduciendo. “Bienvenidos todos a éste su país. Es nuestro
deseo que se encuentren como en su casa y que se lleven de aquí el mejor
recuerdo posible. Si durante los días que va a durar su estancia en Irán hay
algo que no es de su agrado, les pedimos disculpas anticipadamente, pero es
nuestro deseo que se encuentren lo más cómodos posible y que se cumplan
sobradamente las expectativas y los objetivos que ustedes se hayan forjado para
este viaje. Cuando entraba por la puerta, le decía a mi compañero ‘¿Has visto
estos rostros que nunca antes habíamos tenido ocasión de contemplar y ya parece
que son amigos de toda la vida?’…”. La alocución dura unos 45 minutos y
toma un ritmo especial por cuanto él pronuncia dos o tres frases, calla, espera
a que las pronuncie Raúl en español y continúa, repitiendo el proceso como si
de un ritual se tratara, mientras juguetea con un rosario que lleva en la mano
(también en el Islam se emplea una especie de rosario para rezar, tiene 33
cuentas y se utiliza para practicar el dikr
o invocación repetida dirigida a Dios). No se presenta, ni a sí mismo ni a la Organización
a la que pertenece, pero explica cuál es el motivo de la invitación por la que
estamos allí. Hace un repaso de la historia reciente de Irán, desde la caída
del Sha y el triunfo de la Revolución, a raíz del cual se fue implantando en
todo el mundo una campaña de desprestigio contra el pueblo iraní, perfectamente
orquestada por el lobby sionista de los Estados Unidos, que es quien controla
el poder. A través de esta campaña, han hecho creer a la civilización
occidental que Irán estaba en contra del mundo. Los esfuerzos diplomáticos por
contrarrestar estos efectos negativos no han dado resultado, así es que el que
el Líder Supremo Alí Jameneí se ha propuesto llevarla a cabo a través de la
población civil, mediante programas de intercambio y acogida a gentes del mundo
de la cultura, como nosotros. Habla de la vida y obra del imán Jomeini (su
personalidad, exilio en Francia, regreso a Irán, etc.), como fundador del
estado moderno chií de Irán y la limpieza de corrupción que supuso la llegada
al poder de un personaje tan austero como él. Consideran amigos a todo el
mundo, salvo al Sionismo, dejando claro que no son los judíos los enemigos,
sino el Sionismo en sí, teniendo como hermano a todo ser humano de la Creación.
Mientras habla, tres de ellos van tomando nota, sirven té en las tazas y
otro va pasando delante de nosotros con un frutero lleno de naranjas y pepinos
pequeños (allí son comidos como fruta habitual). Cada uno coge su fruta y yo,
que soy el último, rehúso la invitación con un gesto de agradecimiento, él
insiste, vuelvo a rehusar con otro gesto similar y noto que frunce el ceño.
Ammar, que está sentado a mi izquierda, me dice por lo bajo que en estos países
hay que coger todo lo que te dan, porque si no lo interpretan como un desprecio
(vaya, he metido la pata, digo para mí, pero la verdad es que no me apetecía
después del abundante desayuno que habíamos tomado en el hotel). Cuando el
personaje principal termina su discurso, nos dirige a todos un signo con las
manos abiertas, indicando que, por favor, podemos comer de todo lo que nos ha
sido servido. Coge la naranja de Laila y con el cuchillo corta la coroneta
superior de la piel; luego le hace unos cortes y, con mucha destreza, abre la
piel en gajos y se la deja en el plato abierta como si de una flor se tratara. Hace
una broma y dice en su idioma “no os
preocupéis; mis manos están limpias”. Los demás comienzan a pelar su
naranja (menos yo, que no tengo), pero a él aún le da tiempo de pelar tres o
cuatro más y servírselas a los invitados como señal de atención. Sentado en su
sillón, coge una naranja del frutero que se encuentra delante de él, hace el
mismo ritual, se levanta, viene hacia mí y la deja en mi plato diciéndome
amablemente que, por favor, me la coma. Así es que yo me como la naranja
como está mandado, faltaría más.
Terminada su intervención, pasa el turno para que hable quien lo desee,
siempre con la mediación de Raúl, que hace de traductor. Comienza Ammar con
unas palabras de agradecimiento y, al hilo de lo que ha contado nuestro
anfitrión, expresa su percepción de que el islam, en el medio donde él vive, es
más aceptado generalmente por la población civil que por parte de los
dirigentes. Terminadas de traducir estas palabras por parte de Raúl, el
anfitrión dedica unas palabras de especial simpatía hacia España. Javier Peña
también interviene en el sentido de expresar los objetivos que nos han llevado
hasta allí y Virgilio comienza con unas palabras en español para pasar al
árabe, planteando una propuesta de intercambios culturales con este país,
concretamente en el sentido de poder venir equipos de arqueólogos españoles a
trabajar a Irán. La respuesta es positiva. El orden inicial y ceremonioso del
principio, mantenido durante toda la alocución del personaje, se va tornando
más informal. Virgilio se ha levantado y ha ocupado el asiento de Raúl para
poder conversar con el anfitrión más cercanamente. Raúl se levanta y nos dice
que podemos decir y proponer todo lo que nos dé la gana, animándonos a ello
diciendo que ahora es el momento. Entonces viene a mi cabeza una propuesta
sobre el cementerio islámico de Tauste. Se lo comento a Raúl a la vez que le
expreso mis dudas acerca de si es procedente semejante propuesta, ya que en el
mundo musulmán está mal visto que se exhumen restos humanos. Le cuento en pocas
palabras lo que representa nuestra necrópolis y la necesidad de exhumar el
mayor número posible de restos, ya que, de lo contrario, el final de los mismos
todavía es más indigno (van a la escombrera). Raúl se hace cargo de la
importancia de mi propuesta y me dice que tranquilo, que aquí se puede exponer
todo, siempre y cuando se haga con el debido respeto. Se me ofrece a
comentárselo él mismo en mi nombre y yo accedo. Mientras se lo explica él me
mira seriamente y su respuesta es que ellos no pueden contribuir con
aportaciones económicas, pero que si necesitamos mano de obra estarán
encantados de enviárnosla, corriendo por nuestra cuenta los gastos en España,
de igual forma que nosotros estamos ahora aquí. Aprovecha para invitarnos a
conocer Shiraz en otro viaje, así como otros lugares, estimando él que
necesitaríamos aproximadamente un mes para conocer mínimamente todo lo que nos
pueda interesar. Nosotros nos pagaríamos el vuelo (como en este viaje) y
correrían por cuenta de la Organización todos los gastos de aquí, así como el
compromiso de facilitar todo los contactos y gestiones necesarias.
Javier le enseña en su tablet fotografías de la arquitectura aragonesa
de ascendencia islámica (zagrí y mudéjar) y se le ilumina el rostro al ver las
escrituras cúficas de la torre de Tauste. También al ver la torre de la
Magdalena, de la que dice que le recuerda a la arquitectura de Jorasán (región
situada en el nordeste del país). Finalmente, nos obsequian a todos con unos
relojes de pared con decoración típica persa y nos hacemos unas fotografías.
FOTOGRAFÍA
EN LA SALA DE RECEPCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN
(Continuará)
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