10 de febrero. Isfahán…
A las 8 de la mañana del lunes día 10 salimos del hotel, habiendo
desalojado ya las habitaciones, para dirigirnos en nuestra furgoneta habitual a
la Universidad de Arte de Isfahán, donde se encuentran las especialidades de Arquitectura,
Ingeniería Urbanismo, Diseño Industrial, Diseño Urbano y Arquitectura Islámica.
Aquí tiene lugar mi segundo episodio desgraciado, en el que se me cae la cámara
de fotos al suelo y se daña el cristal. En lo sucesivo tendré que conformarme
con las fotografías que haga con el móvil, pero dispondré de todas las que
hagan mis compañeros, cuando efectuemos el intercambio. Nos recibe el director
de la Facultad de Arquitectura y un profesor de Arquitectura y Urbanismo. Después
de las presentaciones oportunas, nos pasan a un despacho donde nos invitan a
sentarnos y el director nos dirige unas palabras de bienvenida y un resumen de
lo que representa esa Facultad, mientras nos sirven té y pastas.
A continuación toma la palabra el otro profesor y nos explica la
evolución del urbanismo en la ciudad a lo largo de la historia, principalmente
el desarrollo experimentado en la época safaví, bajo el reinado del Sha Abbas I
(1587-1629). La ciudad antigua se encontraba en la parte norte (en torno a la
mezquita del Viernes) y el Sha desarrolló la parte sur (junto al río) así como
la conexión entre ambas partes, con la plaza Naghs-e Jahan como joya central de
toda esta fastuosa creación, ahora también llamada plaza del Imán Jomeini. Todo
esto nos lo explica sobre una vista aérea de la ciudad que tienen en un cuadro puesto en la pared, que han descolgado para ponerlo sobre la mesa y así poder
dar la explicación de manera más cómoda. Javier Peña, gran curioso y aficionado
al urbanismo de las ciudades del mundo en general, plantea cuestiones sobre la
mesa que son atendidas por los profesores con un gran interés.
ENTREVISTA
EN LA UNIVERSIDAD DE ISFAHÁN
Las dependencias de la Universidad donde nos encontramos están en el
lado oeste de la Plaza, junto al palacio del Sha o de Ali Qapu (Puerta
Sublime). Fueron parte del conjunto de la residencia real. Por nuestra parte,
exponemos el motivo de nuestro viaje a Irán e intercambiamos criterios y puntos
de vista en los que se dan coincidencias de criterios con sorprendente naturalidad.
Salimos al exterior y nos enseñan un edificio poligonal de doce lados (época
safaví o anterior), exento, construido en ladrillo y coronado con una
importante cúpula, que en la actualidad se utiliza como aula magna o sala de
conferencias. Comentamos sobre el uso del yeso en el material de agarre y,
efectivamente, se trata de ese material. Nos comenta el profesor que, cuando se
restauran esas fábricas, debe hacerse siempre con yeso, porque todo lo que se
haga con cal o cemento sobre las mismas está abocado al fracaso, dada la
incompatibilidad química entre los materiales. A modo de broma, señala precisamente
una junta en la que el albañil puso cemento, como ejemplo de lo que no se debe
hacer, y nosotros relatamos nuestra pugna en nuestra tierra por imponer también
esta manera de proceder, en contra del criterio de la mayoría, que piensa que
el cemento es lo mejor debido a una formación académica incorrecta. Nos
despedimos de los profesores, muy agradecidos por el trato tan deferente que
nos han dado y planificamos qué vamos a hacer el resto del día, pues son muy
pocas horas para destinarlas a conocer una ciudad tan fascinante y que posee un
patrimonio tan extenso. Afshín pretende salir para Teherán después del mediodía
y nosotros tratamos de negociar, intentando arañar alguna hora más. Cerramos
el trato con él en que acudiremos a donde está aparcada la furgoneta a las 4 de
la tarde, con la condición de que, antes de salir de la ciudad, nos pase a ver
el puente Khaju, que está considerado como uno de los más bellos del mundo,
situado a 1.5 Km al este del puente Sio Seh.
Enseguida, salimos a la plaza Naghs-e Jahan y nos situamos sobre la
misma. El conjunto de la plaza con todos los elementos que la rodean está
catalogado por la UNESCO como Bien Cultural en el catálogo del Patrimonio
Mundial. Tiene forma rectangular, muy alargada y orientada de nor-noroeste a
sur-sureste. Mide 510 m de largo por 165 de ancho, lo que la convierte en una
de las mayores plazas del mundo. La armonía del conjunto viene marcada por las
cuatro fachadas corridas de dos pisos de altura, con la planta baja formada por
cientos de puertas idénticas, todas rematadas con el arco persa de ladrillo. El
piso superior, de las mismas dimensiones, sigue con la tónica de la planta
inferior; aquí en vez de puertas son balcones, formando arcos persas igual que
los de abajo. Su construcción y urbanización siguen un orden
perfecto que sólo queda roto por tres monumentos de excepción: el palacio Ali
Qapu (en el lado oeste), la mezquita Lotfollah (enfrente, en el lado este) y la
mezquita del Imán (en el extremo sur). En el lado opuesto al de esta mezquita,
también queda interrumpido el orden por la entrada al gran bazar.
PLAZA NAGHS-E-JAHAN EN GOOGLE EARTH
ALZADO OESTE DE LA PLAZA
Javier propone marchar primero hacia la mezquita del Viernes por todo el
bazar, para terminar la tarde en esta plaza y sus monumentos. Si conseguimos
cubrir este objetivo, aunque sea a costa de quedarnos sin comer, podremos
considerar bien aprovechadas las escasas horas de que disponemos.
GRAN BAZAR DE ISFAHÁN
Nos metemos en el gran bazar por el lado norte de la plaza y caminamos
un buen rato por el mismo, fascinados por las bóvedas a todo lo largo del
recorrido y los puestos de venta, los olores, los colores, la forma de exponer
los artículos, el ambiente… Por fin alcanzamos al extremo noreste del mismo y
llegamos a la mezquita de Alí, donde quedamos impresionantes ante su alminar.
Construido totalmente en ladrillo y yeso, de forma troncocónica y de unos 40 m
de altura, destaca por su gran esbeltez. Recuerda a las chimeneas de las
antiguas azucareras de nuestra tierra. Está decorada con lacerías en la parte
inferior y rombos en la superior. El conjunto data del final de la época
selyuquí (siglo XII), aunque hay dependencias más antiguas.
ALMINAR DE LA MEZQUITA DE ALÍ
La mezquita está cerrada y nos dirigimos a la mezquita del Viernes, que
es la que verdaderamente nos interesa. Estamos en la zona conocida como la
“ciudad antigua” y el acceso principal es a través de la plaza Qiyam. Su
construcción empezó en tiempos del Sha Malik (hacia 1073, periodo selyuquí). Es
la mezquita del Viernes más antigua que se conserva en Irán. El gran edificio
cubre 20.756 m2 y fue completándose a lo largo de varias etapas, finalizando hacia
1800.
A pesar de que los elementos que forman esta inmensa mezquita pertenecen
a diversas épocas, el edificio muestra un esquema de conjunto muy clásico en la
arquitectura religiosa iraní, con un patio central rodeado por cuatro iwans. El
patio es el más grande del país, con unas dimensiones de 76x65 m. La
construcción sigue el eje noreste-suroeste, dicen que para dar valor a la
orientación respecto a La Meca. Sin embargo, la dirección correcta respecto a
ésta sería respecto al norte 226º tomando como origen el norte (prácticamente
dirección suroeste perfecta, que sería 225º), y la que tiene la mezquita
realmente es 215º. Otra confirmación más de la tendencia a desviarlas hacia el
sur. Se accede por un pasadizo que desemboca junto al iwan sureste, la parte
más antigua del conjunto. El iwan más grandioso, como es habitual, es el del
lado suroeste, de la época selyuquí. Por encima del mismo destacan los dos
alminares y la cúpula Nezam ol-Molk, de 15 m de diámetro, edificada entre los
años 1086 y 1088, construida sin usar el sistema de doble cúpula, habitual en
la arquitectura persa.
MEZQUITA DEL VIERNES EN ISFAHÁN
Regresamos hacia la plaza Naghs-e Jahan deshaciendo el recorrido antes
andado. Esta vez, nos vamos entreteniendo en observar las múltiples callejuelas
que salen del mismo, pequeñas plazas y rincones curiosos. Perdemos a Javier,
Hassan y Ammar, que se van por delante, y nos quedamos solos Virgilio, José
Miguel y yo. Paramos en una casa de té para descansar y reponer energías
durante unos minutos.
Llegamos a la plaza y nos dirigimos a la mezquita Sheikh Lotfollah. Fue
mandada construir por el Sha Abbas I en 1602, justo enfrente del palacio Ali
Qapu. Sus proporciones son modestas si se la compara con la vecina mezquita del
Imán, pero es una construcción muy curiosa. Su diseño no concuerda con el
concepto de mezquita iraní, pues no tiene patio central, ni iwans ni alminares.
La fachada de acceso es el primer elemento “fuera de norma”. Vista desde la
plaza, nos muestra un portal con una compleja decoración de mocárabes revestida
por cerámica esmaltada y policromada de motivos florales, con dominio del color
azul. Hasta aquí todo se ciñe a la ortodoxia arquitectónica, pero si observamos
el conjunto desde una cierta distancia, percibimos que no existe simetría
frontal, pues la cúpula está claramente desplazada a la derecha.
MEZQUITA SHEIKH LOTFOLLAH
El tambor que sustenta la cúpula se halla completamente revestido de
azulejos y mosaicos, formando frases con el nombre de Alá. La parte más próxima
a la cúpula es un excelente ejercicio de caligrafía en blanco sobre azul oscuro
y la cúpula combina el color asalmonado del fondo con una decoración floral en
blanco y azul. Una vez en el interior, todo es asombroso: un pasillo nos
conduce hasta la entrada de la única sala de oración, de planta cuadrada,
bordeándola, para penetrar en la misma por el lado nordeste, frente a la quibla
(donde se encuentra el mihrab). Entonces se da uno cuenta de que el conjunto
está girado unos 45º respecto a la plaza, para buscar la orientación hacia La
Meca, y que éste es el motivo de la asimetría que se observaba vista desde la
plaza. La orientación es también 215º (como la mezquita del Viernes), en lugar
de los 226º que sería la exacta hacia La Meca. Curiosamente, la diferencia de
11º coincide con la desviación del lado largo de la plaza respecto a la
dirección norte-sur, lo cual significa que si ésta se hubiera construido en
esta dirección, la mezquita, tal y como está concebida respecto a la plaza,
tendría la orientación perfecta.
Cuando se pasa del oscuro y anguloso corredor a la sala, la estancia
ciega suavemente con su luz, que penetra a través de los 16 ventanales abiertos
en el tambor, provistos de rejas en forma de arabescos (¿yeserías?). La base es
cuadrada y en el centro de cada lado existe un arco persa, ciego (resaltado
sobre el propio muro), enmarcado en cuerda de azulejo azul claro. Formando
chaflán en cada esquina se abren otros cuatro arcos que forman con los
anteriores un octógono perfecto, pero éstos no son ciegos, pues tras ellos se
prolongan los muros hasta formar las esquinas del cuadrado. A nivel de las
claves de estos arcos, un sistema de facetas convierte el octógono en un
polígono de 16 lados, en el que encaja perfectamente el círculo base del tambor
sobre el que se apoya la cúpula. La decoración de ésta consiste en un gran sol
al que se añaden estilizados medallones con motivos florales dispuestos en
forma de panal que aumentan de tamaño hacia abajo con el ensanchamiento de la
cúpula.
INTERIOR DE LA MEZQUITA SHEIKH LOTFOLLAH
(Continuará)
2 comentarios:
Añado un comentario de Javier Peña, porque es muy interesante. Copio y pego: "Maidan-e Naqsh-e Jahan, plaza de la imagen del mundo, corazón del ensanche Safavi de la ciudad, da idea del nivel de la civilización persa en la época de Felipe I de Aragón (más conocido como Felipe II). Un siglo mas tarde se comenzaron a hacer estas cosas en Europa, como Versalles".
¿Qué nombre pondrás a esto cuando lo edites, "El zagríi taustíi en Irán, con amigos, entusiasmo y frío"?
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