Por fin se va reconociendo la gran importancia que tuvo Tauste entre los
siglos VIII y XII. Resulta impresionante la repercusión mediática a nivel
internacional que, en estos días, está cobrando nuestro pueblo con las
excavaciones arqueológicas de la avenida Obispo Conget, gracias a la labor de la
Asociación Cultural “El Patiaz”.
Si importante es el cementerio en sí por todo lo que representa, lo
verdaderamente trascendental es el legado que aquellas gentes nos dejaron: la
torre de Santa María, signo de la evidente grandeza que tuvo Tauste en aquella
época. De ella ya casi nadie se atreve a cuestionar que es una construcción
zagrí y no mudéjar. No es un asunto baladí, por el reconocimiento histórico que
ello supone. Por poner un ejemplo jocoso: nuestra torre es tan “mudéjar” como
la Giralda (que no lo es, por supuesto, y, en todo caso, fue construida
aproximadamente un siglo y medio después que la nuestra). Pues bien, a ver
quién se atrevería a decirles a los sevillanos que su torre es mudéjar. No lo
admitirían, por supuesto, y bien que harían. Pero, al fin y al cabo, aquello es
Andalucía, donde parece normal encontrar patrimonio hispano-musulmán. Por eso
es mucho más exótico el hecho de tenerlo aquí y debemos sacar pecho los
aragoneses para promocionar este patrimonio tan singular.
No podemos desaprovechar este momento. Es de esas cosas que, si no se
gestionan en su momento y de manera audaz, se desvanecen en pocos meses y
quedan en nada.
LA CLAVE ESTÁ EN QUÉ HACER CON LA AVENIDA
El proyecto aprobado en su día
consiste en un bulevar central con un carril de circulación a cada lado del
mismo y sendos cordones de aparcamiento en las orillas, por lo que las aceras
laterales ya quedan demasiado estrechas, sobre todo en algunos puntos donde, si
no lo remedian, ni siquiera podrán cruzarse dos carros de bebés o dos sillas de
ruedas.
La pandemia nos está demostrando lo importante que es disponer de amplias
zonas peatonales, cuanto más mejor, sin desatender, por supuesto, las
necesidades de tráfico, de aparcamiento y de acceso rodado a todas y cada una
de las fincas.
Por su situación, orientación y dimensiones, esta avenida reúne unas
condiciones estupendas para convertirse en la gran sala de estar de nuestro
pueblo. Una zona peatonal en el lado norte (el opuesto al colegio Alfonso I)
tendría todas las ventajas: en verano los edificios de ese lado hacen sombra
por la tarde, pero en invierno no. Si hace cierzo (el gran inconveniente de
nuestra tierra), estaría al abrigo del mismo y en invierno disfrutaría de un
espléndido sol casi todo el día. Tenemos que pensar que, cuando nuestro
pueblo despegue, en esa avenida puedan establecerse negocios de
hostelería al lamín de las amplias terrazas que ahí podrían sacar. Con el
diseño ahora previsto -el bulevar central y las aceras estrechas en ambas
orillas- esto no será posible. Además, dada nuestra climatología, será inhóspito pasear por ese bulevar sin el abrigo
del viento en invierno y sin las sombras de los edificios en las tardes de verano.
Siempre nos hemos quejado de la falta de espacios de este tipo en nuestro
pueblo y, ahora que se nos presenta la ocasión, ¿vamos a desaprovecharlo? Claro
que hay avenidas con bulevares centrales en otras ciudades y que tienen
bastante éxito, pero son, generalmente, vías públicas de mayor anchura que esta
y, además, con porches bajo los edificios que las hacen “habitables”. Pero este
no es el caso.
La solución que planteamos (me expreso en plural porque me han ayudado Javier Peña y José Miguel Pinilla) es una acera de 2,50 metros en el lado sur (el
del colegio, que es el ancho que tienen las calles transversales) y un solo
carril de circulación flanqueado por sendos cordones de aparcamiento (que no
falten plazas, que son muy agradecidas). De esa forma, quedan 10 metros de
anchura hasta el lado norte para toda esa franja peatonal. Los accesos desde
las calles laterales que vienen de la zona centro se realizarían pasando los vehículos tranquilamente sobre
la zona peatonal. Esos pasos se señalizarían y protegerían con el
correspondiente mobiliario urbano (bancos, jardineras, zonas de recreo, etc.),
conviviendo ordenadamente peatones y vehículos. Podemos ver esta solución en
muchos lugares con bastante acierto, concretamente en el paseo Independencia de
Zaragoza y sus adyacentes. La misma solución se aplicaría para las entradas a
garajes, que, siempre que se pueda ni se perjudique a nadie, no hay por qué
establecer limitaciones ni prohibiciones innecesarias.
La zona de delante del colegio Alfonso I ganaría mucho en calidad como
antesala de la entrada y salida de los niños, así como espera de los mayores.
Hablamos de casi 6.000 m2 de zona para esparcimiento (la plaza de España de
Tauste, para que se hagan una idea, apenas tiene 2.300 m2, porches incluidos).
Ahora nos lamentamos del gran error que supuso derribar el palacio de los
Ayerbe y construir ahí el ayuntamiento en los años 70, en lugar de haberlo
traído a esta zona. El pueblo quedó comprimido en su centro histórico (que
tampoco se conservó), con las limitaciones que ofrecen sus calles, y el
ensanche (que ya estaba proyectado por entonces) quedó condenado a varias décadas
más de usos de corrales. Total, 50 años de retraso urbanístico y cuando vemos
otros pueblos pensamos “¿qué ha pasado en el mío?”. Acertar o no con esta
avenida puede suponer un paso definitivo adelante u otro estancamiento de
varias décadas más. Esta vía tiene que ser la unión entre el centro urbano y el
ensanche para facilitar el desarrollo de este. El diseño propio de una vía de
circunvalación (como es la avenida Perimetral de Ejea) supondría una barrera
para ello.
Además, existe un problema que, posiblemente, no se ha planteado y que
algún día habrá que resolver. El que tenga una solución más o menos
satisfactoria depende de lo que se haga ahora. Se trata del ordenamiento del
tráfico en el nudo donde confluyen las dos avenidas con la carretera hacia
Pradilla y las calles Bretón y Hernán Cortés. La solución deberá pasar por una
rotonda, inevitablemente, pero tiene el problema de que no hay demasiado
espacio libre para ello. Si por parte de las avenidas Obispo Conget y Sancho
Abarca solo confluyera un carril de cada una (el de Obispo Conget que fuera de
bajada y el de Sancho Abarca de subida) el nudo se simplificaría bastante, y no
por ello se iba a producir colapso alguno en el tráfico, porque la densidad del
mismo en estas avenidas es relativamente baja. Lo importante es facilitar
el acceso rodado a todos los sitios, para la comodidad de todos los usuarios y
residentes en la zona. En el urbanismo moderno se tiende a destinar al tráfico
el espacio necesario y todo el sobrante al peatonal, y no al revés, que es lo
que se ha hecho hasta ahora en Tauste y que tan ingrato resulta.
En cuanto a la necrópolis, se está hablando de dejar la recreación de una
tumba para perpetuar el recuerdo de lo que aquí hubo. Todos sabemos que, más
temprano que tarde, acabará siendo tapada y todo quedará en el olvido. ¿Por qué
no aprovechar para tener una avenida singular, una especie de “paseo de las
estrellas” pero en Tauste? En la zona peatonal, se trataría de colocar unas
losas que recuerden las tumbas que han salido, con las formas y tamaños
aproximados que tienen. El resto podría ser un pavimento continuo (no de
losetas) para evitar los recortes entre baldosas, que es lo que peor queda
siempre. Estamos acostumbrados a ver este tipo de pavimentos en zonas comerciales,
tanto interiores como exteriores. Hay amplias gamas de acabados y de colores y
aportarían un alto grado de modernidad, además de que, económicamente, es más
barato que el embaldosado.
De esa forma, la cripta que plantean para guardar los restos óseos podría estar bajo la zona peatonal y procedería poner encima una placa
antivandálica con una pequeña explicación trilingüe de lo que representa todo esto (español, inglés y árabe), con esa recreación de tumba al lado que se está
proponiendo.
El cambio que aquí se plantea respecto a lo proyectado no es nada
sustancial ni en lo técnico ni en lo económico (sé de lo que hablo). Solo se trata de plasmarlo en un
plano que modifique lo anterior (puede ser más o menos este que aquí adjunto) y unas
pequeñas modificaciones de las partidas presupuestarias a las que afecta, donde
se verá que, económicamente, no implica incremento de costes. Todas las
infraestructuras que se llevan enterradas hasta ahora sirven perfectamente. Un
proyecto no es algo invariable y todavía no se ha colocado el primer bordillo.
Todavía se está a tiempo y, por tanto, solo es cuestión de voluntad.
Piénsenlo, por favor, que nos jugamos mucho.
3 comentarios:
Cuando alguien hace un comentario tan bien razonado y teniendo experiencia en lo que dice, lo más importante es tener en cuenta las ideas que se aportan y ponerlas en práctica.
Creo Jaime que está muy bien estudiado y si compete al ayuntamiento ponerlo en práctica, que lo pongan de forma unánime y así todo el pueblo saldría beneficiado.
Me gustaría que este estudio saliese adelante y si estudiándolo entre todos se pudiera mejorar si es que mejorarlo, es posible, se hiciera.
Un saludo, Jaime y todos los que trabajáis para que Tauste tenga la relevancia que se merece.
Muy bien explicado, conforme lo leia , lo imaginaba, y me parece muy bonito. Un saludo
I like it very much, my friend
أنا أحب ذلك كثيرا يا صديقي
O sea: me gusta eso mucho, amigo mío
Me fastidia decir lo mismo que los demás, pero no quiero, por otro lado, dejar de decírtelo (aunque sea repetitivo, ya digo). Igual hace efecto y se toma en consideración por parte de quienes han de decidir... Igual, por fin, Tauste mejora: con innovaciones se mostraría el pasado, la historia. Y quizá el futuro se presentaría con buenas perspectivas.
¡Bravo, Jaime!
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