Los
que han seguido la trayectoria de este blog desde sus inicios, hace ya más de
siete años, saben que lo creé con el objetivo principal de hacer entender lo
que suponían las nuevas afirmaciones sobre el verdadero origen de la torre de
Santa María de Tauste.
De
igual forma que en otros trabajos, entrevistas y publicaciones aparecidas en
diferentes medios, en este blog he abordado el asunto a lo largo de casi cien
artículos aquí divulgados, abarcando diversos frentes:
1.-
Exponer las evidencias constructivas que invalidan buena parte de las
explicaciones que se habían dado hasta entonces sobre nuestra torre, admitidas
como si de dogmas se tratara. ¡Ojo!, que digo “evidencias”, tozudas como la
vida misma, que ahí están para ser comprobadas por cualquiera que quiera
interesarse por ello, y no “simples teorías” como algunos tratan de
calificarlas.
2.-
Dar a comprender la nueva situación privilegiada que merece la torre a partir
de ahí, como Patrimonio de la Humanidad y como ejemplar destacado de una
arquitectura llevada a cabo en el siglo XI que daría origen, dos siglos más
tarde, al nacimiento de la arquitectura mudéjar aragonesa.
3.-
Refrendar la coherencia de todo ello con el hallazgo del cementerio que, al
menos durante cuatro siglos, utilizaron los taustanos de aquella época para
enterrar a sus familiares: una necrópolis islámica de gran extensión y densidad
cuya datación arroja la fecha más antigua de todas las halladas en la Península
Ibérica (junto con la de la Plaza del Castillo de Pamplona), de todas las
estudiadas hasta la fecha por métodos radiocarbónicos.
4.-
Desarrollar una labor pedagógica en aras de facilitar un acercamiento natural a
esa realidad, asumiéndolo como nuestro, por ser los herederos directos del
legado que dejaron aquellas gentes que habitaron en el mismo medio que nosotros
ahora, que construyeron el edificio más bello y armonioso que jamás se erigió
en Tauste y que, a buen seguro, nunca será superado.
5.-
Dar a comprender esa realidad que tanto cuesta admitir y que consiste en que “los
pobladores que vivieron en este lugar hace mil años eran taustanos”, tratando
de romper esa barrera educacional que siempre nos ha hecho ver, erróneamente,
que todo lo que no haya sido cristiano no ha podido ser taustano, aragonés o
español.
6.-
Concienciar de las repercusiones favorables que podemos obtener de todo ello,
al encontrarnos con algo tan sugerente como es una arquitectura venida de
Persia en un paisaje similar al de aquel lejano Oriente: oasis (en este caso
lineales, a lo largo de los ríos Ebro y Arba) en medio de una gran estepa.
7.-
Señalar insistentemente las deficiencias que ofrece la conservación de nuestro
patrimonio para que fueran tenidas en cuenta y subsanadas oportunamente.
Algunas ya fueron atendidas, afortunadamente (como fue el caso de la
estabilización de la peña de la calle Rey de Artieda) y otras siguen durmiendo
el sueño de los justos.
8.-
Destacar la singularidad de nuestro patrimonio como motor de autoestima y
desarrollo. Una labor que, llevada a cabo de forma bien planificada, junto con
otras que exigirían una gestión adecuada del urbanismo, cumplimiento de las
ordenanzas en materia de limpieza, mantenimiento de vías públicas, cuidado de
nuestro entorno, aprovechamiento de nuestra ubicación privilegiada en el valle
medio del Ebro como incentivo para la expansión industrial y demográfica, etc.,
insisto, a través de unos programas debidamente estudiados y gestionados con el
grado de eficacia que todo ello requiere, llevara a nuestro pueblo
hacia una situación de crecimiento y progreso que nos devuelva la esperanza de
que nuestros hijos puedan tener aquí un futuro sin tener que marcharse, esa
realidad a la que la mayoría de los padres estamos resignados como si fuera
algo natural y perfectamente asumible.
No
estoy criticando con ello la labor de las personas que dirigen nuestro
municipio, pues demasiado encomiable es la tarea de administrarlo día a día,
superando las múltiples (y a veces ingratas) dificultades que ello supone,
poniendo en ello un esfuerzo personal que nadie agradecemos suficientemente.
Pero, como taustanos, sí que contemplamos la evolución de otros municipios
vecinos a lo largo de las últimas décadas mientras parece que Tauste se halla
aletargado en medio de esta indolencia que ya nos caracteriza.
Luchar
por todas estas cosas si la base principal no se mueve es como tirar del
extremo de una goma cuando el otro está anclado a un punto fijo: en cuanto se
suelta, vuelve a su posición inicial y todo el esfuerzo empleado se torna
inútil. Recientemente hemos podido ver la aparición de una nueva “Guía de la
Parroquia de Santa María” en la que se ha perdido una ocasión de oro para
reafirmar decididamente la excelencia exclusiva de ese rico patrimonio
arquitectónico. En su presentación se dicen cosas que hace unos años no se
decían y que, indefectiblemente, han sido extraídas de toda esta labor que aquí
menciono:
“… de un Tauste que tras la
conquista por Alfonso I el Batallador, construiría su iglesia sobre la mezquita
mayor y lo haría bajo la advocación de la Virgen Santa María (es por ello que
el ábside está orientado hacia el sureste, en lugar de mirar hacia el este)…”
Después
añade: “convirtiendo probablemente
su alminar en campanario”.
¡Aiiinnnsss,
el “probablemente”! ¿No es hora ya de ir ahorrando esas “precauciones”? Sí, que
me pueden aducir que no hay que dejar de lado la prudencia, por aquello de que
“oficialmente” no se han reconocido todavía mis “teorías”. ¿Quiénes son los
personajes que ostentan la autoridad de otorgar o no ese reconocimiento
oficial? ¿Los catedráticos de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza?
Esos sabemos que no lo harán nunca motu proprio porque su ego les impide
desdecirse de unas teorías que han venido repitiendo generación tras generación
sin cambiar un solo ápice y que ellos mismos han convertido en dogmas. Ni
siquiera han tenido la decencia de considerar las contradicciones que se les ha
expuesto para encontrar posibles soluciones. Quizá es que no ven otras
soluciones posibles que las que nosotros proponemos. ¿Dónde está escrito que
tengamos que esperar a que ellos nos digan “vale, pues, chavales, teníais razón”?
Siguiendo
con la Guía, en lo referente a patrimonio arquitectónico, de la torre ya no
explica prácticamente nada (por favor, ¡que es lo más valioso y singular de
todo el conjunto!), salvo alguna pequeña alusión al paño decorativo de signos
caligráficos (tampoco está bien tratado, pero no voy a extenderme aquí en ello)
y le da “carpetazo” con la frase “Pero
dejemos a un lado las hipótesis y entremos”.
No
hay ni una sola referencia al hecho de su mayor antigüedad y, en cuanto a las
explicaciones que da de la iglesia, lo hace de manera demasiado escueta para lo que realmente merece. Prácticamente le dedica la misma extensión que a cualquiera
de los retablos, pero con la particularidad de que en estos hace constar las
referencias bibliográficas de los contenidos que ahí constan (con la autoría de
las mismas) mientras que para el patrimonio arquitectónico ha omitido ese “detalle”,
como si el autor fuese alguien “innombrable”.
Nunca
he pretendido protagonismo alguno, ni lo deseo. Todo lo que he desarrollado en
esta materia lo habré hecho con mayor o menor acierto, pero, desde luego, jamás
guiado por interés personal alguno. Hago mías las palabras de D. Javier Blasco Zumeta cuando
expresa con tanta generosidad:
Es suficiente recompensa para mí lo
que disfruto aprendiendo, por lo tanto no me importa que cualquier parte de
estas páginas puedan ser reproducidas, almacenadas en un sistema informático o
transmitidas de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico, mecánico,
fotocopia, grabación u otro método inventado o por inventar. Es más, para que
tanto esfuerzo pueda ser aprovechado, no sólo se puede sino que se recomienda
siendo indiferente el citar o no al autor.
Tampoco
me molesta excesivamente que se haga uso de algunos contenidos de mis trabajos
y se omitan otros para componer una versión interesada, como tampoco que, quien
la escribe, la plantee como suya propia desde el momento en que no hace
referencias bibliográficas en ese apartado y sí en el resto de la Guía. Pero
no me negarán que el decoro y la honestidad que "adornan" estas maneras de proceder son, cuando menos, bastante cuestionables.
2 comentarios:
Bueno, madrugador -¿o trasnochador?- confieso que cada día estoy más contento, ilusionado y expectante ante tus investigaciones, ante tu trabajo. Me tienes en ascuas.
Quien haya pergeñado la guía -de la que sólo sé lo que citas- es bastante más pequeño, por mezquino, que tú. Aunque no se trate ahora de eso, sino de dar a conocer el valor que tiene lo que tú has estudiado... Ya saben de ello en muchos lugares: allá por donde voy, hablo de la Torre, como alminar que fue, de su estilo zagrí, del casi único en todo el mundo paño escrito en caligrafía sufí (en el que se ve la célebre frase, usada por los musulmanes cuando rezan: "no hay más dios que dios"), y no, como algún "prócer" ha dicho, algo así como que es "de geometría no bien resuelta" (¿gente que es capaz de hacer semejante obra, semejante monumento no va a serlo de resolver un paño?). De estas cosas y de más les hablo: me siento muy bien cuando lo hago, cuando digo que tengo un amigo que tiene estos empeños, conocimientos y sabiduría. Y que, además, los ha puesto al servicio de nuestro lugar -en aragonés, pueblo-, de Tauste.
Un abrazo, chaval
Desconocía todo tu trabajo y dedicación a este tema tan interesante. Buscando el significado de "zagri" me he encontrado con tu blog y me ha parecido muy, muy interesante. Gracias por escribir el libro y gracias por enseñarme todas estas cosas que no conocía casi.
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